jueves, 27 de julio de 2017

Perdidos en Dunwich

La temporada de verano estaba yendo bastante bien para ser el primer año de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta. Desde Arkham, Summanus y Set habían logrado hacer una buena campaña publicitaria, y así, la ocupación estaba siendo bastante alta. Pese al infausto pasado de Dunwich y el horror desatado en 1928, tras el cual la comarca se sumergió en el olvido, esa región perdida de Nueva Inglaterra poseía una gran belleza que la hacía muy característica e, incluso, atractiva al público, pese a lo peculiar de la misma.  Lo que más se temían los Pickman es que se convirtiera en un foco de "weird tourism" y aparecieran en masa los buscadores de OVNIS, ocultistas de opereta, teóricos de la conspiración alienígena y, sobre todo, los pesados de la Fundación Albert N. Wilmarth y su obsesión de acabar con las criaturas de lo que ellos llamaban el Ciclo de Cthulhu a base de bombas. Afortunadamente, aunque no se habían librado de ese tipo de turistas, si que aparecía también otro tipo de clientela, interesada en el turismo rural y que quería "descubrir" esos parajes de Nueva Inglaterra tan peculiares y únicos.

Afortunadamente, desde la guerra en Dunwich, la zona había experimentado un renacimiento. Seguía siendo hogar de hippies trasnochados, rednecks endogámicos variados y cultistas de Yog-Sothoth y Tsathoggua. Estos, más preocupados por fornicar con sus dioses y entre ellos, habían dejado que la comarca se hundiera en la decadencia. Sin embargo, con el alzamiento del culto de la Cabra Blanca de Tres Cabezas, avatar de Shub-Niggurath, la Cabra Negra de los Bosques de Un Millar de Retoños, las cosas habían cambiado. Y es que la principal consecuencia de la batalla que se desarrolló en la zona fue la de liberar a las welclones y que estás, junto con su primigenia, Evangeline "Welcome" Parker, se convirtieran en el núcleo de la nueva secta. Como adoradoras de una deidad de la fertilidad y la naturaleza, aunque un tanto peculiar, se dedicaron a iniciar un nuevo ciclo en la zona. Así, comenzaron a establecer la paz, y, con la ayuda de los Pickman de Arkham, se inició la construcción de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta. Así iniciaron un ambicioso plan para desarrollar económicamente la región y sacarla del pozo en que estaba hundida, al tiempo que protegían su entorno. Así, se inició el ambicioso programa de la Cabra Blanca de Tres Cabezas para aprovechar las posibilidades que ofrecía Dunwich, lo que incluía modernizar de una vez a esos atrasados rednecks y mejorar su calidad de vida. Una de las mejoras que se habían realizado era la de instalar un servicio de autobuses para conectar ese olvidado rincón con Arkham. Dos veces al día dos pequeños autobús unía ambas poblaciones, uno en cada sentido, conducidos por las clones. En caso de emergencia, se podía contar con las capacidades de teletransporte de Buhonera.

Además del servicio regular, los grupos que se alojaban en Dunwich podían contratar el servicio de shuttle por un coste adicional. Fue, precisamente cumpliendo este servicio como empezó todo. Ese día le tocaba a Ruiseñor conducir el autobús, y estaba de los nervios. La welclon, que poseía una excelente voz de soprano, capacidad de lanzar poderosos ataques sónicos y afición por la ópera, estaba enfilando ya el desvío de Dean's Corner  mientras cometía múltiples asesinatos en su mente. Los pasajeros habituales eran habitantes de Dunwich y algún que otro excursionista. En ocasiones se encontraba con grupos de jovenes que querían acampar en Dunwich, o incluso algunos hippies, pero, generalmente no eran muy problemáticos. Los que habitaban la comarca ya conocían a las welclones y las respetaban y los que venían de Arkham, sobretodo si eran universitarios, habitualmente sabían que no era buena idea tocarles las narices a las chicas de los Alojamientos Rurales. No siempre era así, y ellas sabían poner orden cuando era necesario, pero no era muy habitual. Sin embargo, los clientes de la temporada de verano tenían la tendencia a ser particularmente molestos. Parecía que se dejaban el sentido común y la educación en casa. Y, en este caso, se estaban convirtiendo en una auténtica molestia: niños que saltaban en los asientos y gritaban como locos, padres que ignoraban los desmanes de su progenie mientras hablaban de cualquier cosa, pesados que se acercaban a preguntarle todo tipo de cosas mientras ella seguía conduciendo, etc. Por ello, Ruiseñor trataba de mantener la calma y centrarse en la carretera mientras tatareaba La Internacional. Recientemente habían tenido a los morlocks comunistas de maniobras por la zona y a menudo se acercaban al pueblo, por lo que al final se le había quedado la canción de tanto escucharla.

Cuando, finalmente, llegaron al pueblo, Ruiseñor detuvo el vehículo frente al edificio principal de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta. Había sido construido utilizando como base una de las viejas casas del núcleo de población. Aunque el interior era muy moderno, la arquitectura exterior era de estilo holandés del siglo XVIII, para no desentonar con la zona. Se trataba del edificio donde se encontraba la recepción, el restaurante y 20 habitaciones para los clientes que preferían mantenerse cerca del pueblo. También era donde se alojaban las welclones. Al lado estaba otra casa restaurada que servía como centro administrativo y de mantenimiento, tanto de los Alojamientos como del plan de mejora de la comarca. Ruiseñor, aliviada, informó a los pasajeros que ya habían llegado, y procedió a abrir los maleteros del autobús para que sacaran el equipaje. Mientras la manada de clientes descendía, se dirigió a la recepción para poner sobre aviso a Buhonera, que tenía turno en la recepción. Con una mirada y rápido gesto le indicó que venía un grupo de esos que podían ser muy pesados. Buhonera le guiñó el ojo en respuesta y Ruiseñor volvió a salir para revisar el autobús. Mientras tanto, la welclon morena y con voz de contralto se dispuso a hacer el check-in al recién llegado grupo. En previsión del trabajo que iban a tener al recibir a un grupo, no tardaron en aparecer Eléctrica y Ácida para ayudarla. Y tuvieron mucho trabajo mientras tomaban los datos, repartían llaves y explicaban una y otra vez todo lo que había en cuanto a instalaciones, ubicación de las mismas y lugares emblemáticos para visitar.

Al día siguiente, a primeras horas de la mañana, mientras Tóxica y Ruiseñor desayunaban juntas en el restaurante, se vieron asaltadas inoportunamente. Había que decir que la mayor parte de los huéspedes no se acercaban a menudo al pueblo, se quedaban en sus cabañas y se dedicaban a sus asuntos. Además, el restaurante de La Llave y la Puerta era el mejor sitio para comer a lo largo del día en el decadente y envejecido pueblo. Por ello, junto con la vieja tienda, donde se podía comprar de todo y que, tradicionalmente, se hallaba en el viejo edificio de una iglesia abandonada, era uno de los lugares de reunión de los habitantes de la zona. Debido a que estos eran bastante peculiares (cosas de la endogamia, el aislamiento y el cruce con criaturas que no eran de este mundo, al menos no del todo), los turistas no mostraban demasiado interés en ello, a menos que buscaran lo raro de la región. A causa de esto, las clones gustaban de tomar sus comidas allí. Sin embargo, una pareja del nutrido grupo del día anterior había decidido que quería conocer el "sabor local". Así, viendo a las clones en una mesa devorando sus desayunos, decidieron acercarse a ellas. Ruiseñor, además de estar sumamente dotada para el canto lírico y los ataque sónicos, no se desviaba del modelo estandar, es decir, su primigenia, Evangeline Parker, de quien se tomó el ADN que se usó como base para crearlas. Por ello, su aspecto era el de una joven rubia, atractiva y bien dotada, una WASP que podría ser, pero no era, una Barbie universitaria. Frente a ella, Tóxica poseía la misma figura y apariencia general, al fin y al cabo eran clones, pero su piel estaba moteada con un diseño atigrado amarillo y negro, lo que le daba un aspecto exótico, rematado por los afilados colmillos que mostraba su boca. Con el saludo de los clientes, las dos mujeres se quedaron esperando lo peor. A fin de cuentas, durante su tiempo libre preferían minimizar el contacto con los huéspedes. En este caso se trataba de urbanitas de clase media alta que conocían el campo por las fotos de las etiquetas de los productos y por ser algo que se encuentra más allá de las ciudades.

-Hay algo que nos estábamos preguntando -comenzó a decir la mujer-, ¿cómo es que todas las chicas que trabajan aquí se parecen tanto? Y, por cierto, esos tatuajes atigrados y los colmillos son geniales. ¿Dónde se ha hecho esas modificaciones corporales?

Ruiseñor y Tóxica compartieron una mirada de hastío antes de que esta última respondiera:

-Verá, somos todas clones mutantes creadas en un laboratorio producto de una mente desquiciada que combinó las más modernas técnicas de ingeniería genética con procedimientos arcanos de ciencia alienígena. Este es mi color natural de piel, igual que los colmillos. Además, tengo unas bolsas de veneno que puedo escupir o inyectar con la mordedura.

Tóxica sonrió de oreja a oreja luciendo sus afilados y largos colmillos en un gesto que resultaba particularmente inquietante. Era como ver sonreír a una serpiente venenosa antes de que te muerda. Por ello, los turistas, algo intimidades parecieron dispuestos a emprender la retirada. Sin embargo, no podían marcharse sin más sin antes hacer una última pregunta:

-¿Y qué nos recomiendan visitar por aquí para hacer hoy una excursión?

-Verá señora, estamos desayunando, así que no estamos muy en disposición de atenderla en estos momentos. Si se acerca a la recepción, allí podrán informarla con detalle -respondió una vez más Tóxica.

Ante esta respuesta, la pareja de turistas tuvo que emprender la retirada mientras las dos welclones se dedicaban tranquilamente a acabar su desayuno.


A primeras horas de la tarde, tras hacer el cambio de turno, Ácida, que había estado por la mañana en la recepción, fue, junto con Buhonera, a buscar a Tóxica. Era curioso ver a las dos mujeres juntas, ya que no físicamente no se desviaban apenas del modelo original. Podrían pasar por trillizas si se ponían junto a Evangeline, aunque Buhonera fuera morena en lugar de rubia y Ácida tenía la piel con una extraña textura de aspecto plástico, que era muy resistente a los ácidos. Cuando se juntaron las tres, Ácida explicó el problema: la pareja de turistas particularmente pesados que había importunado a Tóxica y Ruiseñor durante el desayuno no habían aparecido. Si que se habían llevado una cesta de picnic y Ácida les había recomendado alguna excursión interesante por las colinas de Dunwich. Pero le habían dicho que pretendían pasar la mañana fuera y regresar a mediodía. Además, aunque habían tratado de contactar con ellos por teléfono, no lograban hacerlo, pues los tenían apagados. La comarca era mucho más segura y tranquila desde que las welclones se habían puesto al mando de la misma. Siempre había zonas tranquilas, con granjeros que no eran híbridos, simplemente gente de campo, y estaban los hippies, aunque se les olía de lejos por la cantidad de marihuana que fumaban. Pero había otros lugares poco recomendables, aun incluso tras la forzosa paz que impusieron las adoradoras de la Cabra Blanca de Tres Cabezas entre los seguidores de Yog-Sothoth y los cultistas de Tsathoggua. Eso, por supuesto, hablando de las amenazas sobrenaturales. Por otro lado, la orografía de Dunwich tenía también sus aspectos peliagudos. Era el valle superior del Miskatonic, por lo que las colinas abundaban y también algunas quebradas. Y la vegetación, extrañamente lujuriosa y de aspecto poco habitual, podía resultar engañosa, ya fuera por que había algunas plantas venenosas o por ocultar algunos accidentes del terreno. Por ello, decidieron montar un equipo de búsqueda y rescate. Para ello designaron a Tóxica, ya que estaba libre y descansada; a Blindada, por ser la especialista en misiones de rescate y a Cabra Negra, ya que era la que mejor relaciones tenía con los Retoños Oscuros de Shub-Niggurath, en caso de que fuera necesario contar con su ayuda. Además, conocía muy bien el terreno y, al aire libre, era mejor rastreadora que Canina, que las superaba a todas en túneles y cuevas.

Así, el equipo de rescate se puso en marcha. Tóxica, Blindada y Cabra Negra formaban un curioso trío. Aunque eran welclones, las diferentes hibridaciones y mutaciones a las que fueron sometidas les aportaban importantes diferencias en su aspecto físico y características. Tóxica recordaba en su tonalidad de piel y sus colmillos a una serpiente; Blindada era una de las más fuertes, con una musculatura desarrollada que sería la envidia de cualquier modelo de fitness, y que le aportaba una fuerza superior a la que parecía, además, su piel tenía una capa que cubría todo su cuerpo y que estaba formada por una sustancia de tono plateado que le proporcionaba una armadura subdérmica muy resistente. Era casi como si tuviera la piel metálica. La tercera componente del grupo, Cabra Negra, por su parte, tenía la piel negra como el carbón, cuernos y pezuñas de cabra y unas curvas voluptuosas que dejaban sin aliento. Además, tenía una facilidad natural para tratar con la progenie de Shub-Niggurath. Las tres, que parecían un trío de superheroínas mutantes inhumanas, vestían unas camisetas amplias con el logo de La Llave y la Puerta, shorts y calzado para senderismo. Como era habitual en Welcome, su primigenia, y tal y como les había inculcado, todo era ropa cómoda y funcional. Así, las tres partieron siguiendo la ruta que les habían indicado a los turistas desaparecidos.

Cuando estuvieron a suficiente distancia del pueblo, Cabra Negra convocó a un Retoño Oscuro de Shub Niggurath que no tardó en aparecer entre la floresta. Era una criatura enorme, grande como un árbol, que, además, se parecía a uno. Su piel o corteza era negra y se sostenía sobre unas gruesas patas de cabra. Por todo su tronco o cuerpo se abrían bocas babeantes que gemían y aullaban y de la parte superior de su cuerpo surgían largos tentáculos como ramas que se agitaban. A plena luz del día y en campo abierto no había forma de confundirlo con otra cosa, pero en la oscuridad, de noche, quieto y en silencio, podía pasar por un grotesco y nudoso árbol. El horror de los bosques recogió a las tres con sus tentáculos y las subió sobre su cuerpo. Así podrían avanzar más rápido y tendrían un punto de visión elevado.

La ruta que estaban siguiendo era una de las que las welclones habían establecido como rutas seguras para hacer excursiones: pasaban por paisajes pintorescos y característicos de la región, evitaban accidentes del terreno que podrían ser peligrosos y se alejaban de las granjas que podrían servir como escenarios para nuevas entregas de La matanza de Texas o Las colinas tienen ojos sólo por su aspecto. Por suerte, los habitantes de la comarca habían acogido favorablemente los cambios introducidos por las chicas, y sólo algunas zonas más alejadas seguían siendo problemáticas.

De vez en cuando, Cabra Negra descendía para estudiar el terreno y hacer un poco de labor de rastreo en la senda. Al principio todo iba bien, los turistas parecían haber seguido el camino, haciendo paradas ocasionales, pero nada fuera de lo normal. Cuando pasaron cerca de una granja, las mujeres se acercaron a preguntar. El granjero y su esposa, habitantes de la zona no hibridados y escasamente afectado por la endogamia, las recibió contento, pues siempre era un placer para él tratar con las mozas de la Cabra Blanca, como las llamaban popularmente. Tras hablar un poco con él e interesarse por las novedades de la granja, pasaron al tema en cuestión. Afortunadamente, su mujer sí que había visto a la pareja de turistas, que se habían mostrado curiosos, sorprendidos por la vida en el campo y algo molestos. Preguntaron algunas indicaciones y siguieron su camino, aunque la esposa tenía la impresión de que se iban desviando poco a poco de la senda para tomar una dirección poco recomendable.

Siguiendo la nueva ruta, se percataron de que los susodichos turistas iban camino de Cold Spring Glen, una cañada espectacularmente infestada de vegetación lujuriante y anómala que fue, en su tiempo, lugar de refugio para el Horror de Dunwich. Y, los muy memos, en lugar de seguir la ruta marcada, se habían desviado hacia allá. Gracias a la velocidad extra que les aportaba el retoño oscuro, no tardaron mucho en llegar allí. El lugar era siniestro incluso a la luz del día, y había que ser muy estúpido para meterse ahí dentro alegremente existiendo sendas alternativas. Pero los rastros que había encontrado Cabra Negra eran inconfundibles: los turistas se habían metido de cabeza en Cold Spring Glen. Así pues, las tres clones y el retoño oscuro se introdujeron en la siniestra cañada.

A medida que se adentraban en el accidente del terreno, se sumergían cada vez más en una lúgubre penumbra que ninguna luz del sol podría iluminar, pues las plantas formaban un espeso entramado que cubría aquel lugar. En algún lugar, en el interior de ese tenebroso y recóndito barranco, aguardaban los turistas perdidos. Por ello, las welclones no iban a desfallecer.

Poco después de desaparecer por completo entre las tinieblas y la lujuriante y espesa floresta, comenzaron a escucharse extraños ruidos. Algunos parecían sugerir una despiadada y feroz lucha cuerpo a cuerpo, otros sonaban como extraños ladridos y gruñidos, o, incluso, alaridos que era difícil saber si eran de dolor o placer. La voz de Cabra Negra se alzó gritando "¡Los ángulos! ¡Los ángulos!". A continuación hubo silencio durante medio minuto antes de reanudarse los sonidos de pelea y escucharse una invocación a Shub-Niggurath. Una carcajada diabólica precedió a Tóxica proclamando "¡Tienen hambre y sed! ¡Los Perros de Tíndalos!" seguido de unos extraños gruñidos y más ruidos de lucha. Tras esto se escuchó fue una voz que parecía extraña, inhumana, sibilante, como producida por un enjambre de abejas. De repente, dos hongos de Yuggoth surgieron de la espesura tratando de llevarse volando a Blindada. La fornida welclon se resistía y, en un alarde de flexibilidad y fuerza, logró retorcerse hasta girar sobre sí misma y asestar una patada a ambos seres alienígenas, provocando que la soltaran y cayeran los tres nuevamente bajo la espesa cobertura vegetal. Un nuevo alarido de dolor y un grito de "¡Me han mordido el culo!" procedente de la mujer de la pareja de turista perdidos se escuchó cerca ya del otro extremo de Cold Spring Glen.

Finalmente, tras algo de movimiento de vegetación, los dos huespedes desaparecidos surgieron con la ropa algo sucia y con diversas muestras de flora autóctona por encima, con ella agarrándose una nalga. Tras ellas, Blindada, con expresión molesta mientras arrastraba tras de ella un hongo de Yuggoth agarrado por las alas. A continuación emergió Tóxica, farfullando sobre los estúpidos turistas que se pierden y sobre mordeduras para hacer avanzar a las idiotas que se entretienen con tonterías y sobre lo afortunadas que eran de que ella no hubiera usado su veneno, sólo sus colmillos. Y es que pararse a contemplar una flor mientras un perro de Tíndalos anda tras ellas no era una buena idea precisamente. Otra cosa era averiguar como demonios había acabado uno de esos horrores en el fondo de Cold Spring. Finalmente apareció Cabra Negra con aire meditabundo. Las tres llevaban las ropas bastante destrozadas, rasgadas y sucias, pero era la tercera welclon la que parecía haberse llevado la peor parte en la pelea, o al menos su vestuario. Cuando se alejaron, surgió del barranco el retoño oscuro al que habían llamado, que optó por tomar otra senda. Mientras tanto, Tóxica se encargaba de avisar vía móvil a la recepción para que enviaran a alguien a buscarlas. Era el segundo día del grupo y ya se les habían perdido una pareja de turistas por no saber seguir unas sencillas indicaciones. Y todo porque si no les ponían un GPS no sabían donde estaba la izquierda y donde la derecha. Lamentablemente, aun les quedaba el mes de agosto y mucho verano por delante. Pero, de momento, ya habían logrado solucionar el incidente.

sábado, 22 de julio de 2017

La cruzada de Robert M. Pickman comienza

Desde el día que subió el vídeo (con el montaje previo, por supuesto), supo que este sería un éxito. Parecía grabado por alguien en pleno ataque epiléptico, muchas de las tomas eran borrosas, en general se veía más bien poco -pues había mucha oscuridad-, y muchos de los que lo visionaron pensaban que estaban ante una película Found Footage. Todo esto sería un desastre... si no fuera porque la mayor parte de los seguidores del blog, el canal de Youtube, y los comentaristas en el foro, de Robert M. Pickman, veían en esa grabación la prueba de todo lo que llevaban años diciendo.

El susodicho vídeo constaba de las grabaciones que Robert había realizado en su incursión en los túneles bajo Arkham. Un vídeo que contenía hombres topo, una especie de gusano gigante, OVNI's (aunque ninguno salía volando, más bien eran platillos volantes... o rodantes, y no tenían nada de "no identificado", pero eso les daba igual, los seguían llamando así), muestras de tecnología alienígena, tomas de grises y reptilianos... y lo mejor ¡¡¡la prueba de una red de túneles bajo la ciudad utilizada por todo tipo de conspiraciones!!! En foromagufo.net habían visto en esos túneles entradas a La Tierra Hueca, el lugar por donde transportan los materiales que llevarán al Nuevo Orden Mundial, los túneles secretos que usan los illuminati para reunirse sin que nadie los vea... o los masones... o los rosacruces...  o el club Bilderberg... o todos ellos a la vez, que al fin y al cabo, son los mismos... o están enfrentados entre ellos... hay tantas teorías en foromagufo.net que se contradicen entre ellas, y aún así se aceptan, que ya nadie lo ve extraño. Bueno... nadie lo vio extraño desde el mismo momento en que se fundó el foro, pero eso da igual.

El éxito del vídeo de Robert, excepto por los cuatro que decían que se veía el píxel, hizo que su orgullo creciera hasta cotas en las que nadie podría escalar sin la necesidad de oxígeno. Esto llevó a Robert a pensar que podría aprovechar el éxito del vídeo. Aquello era una prueba, una de verdad. Su intención era que todos los "despiertos" del país" fueran a Arkham y vieran las maravillas que él había descubierto, y que las expusieran por todo internet. Que todo el mundo lo viera. Que nadie pudiera ocultar la verdad. El mundo debía saber que había una serie de túneles bajo América donde los reptilianos y los grises pululan como si fuera su casa (¡Von Daniken no lo quiera, puede que lo sea!), y que allí habitan otros seres críptidos que pueden ser "himbestigados". Y debía saberse que él era el descubridor. Que su nombre estuviera entre los de otros ilustres, y si eso, que le dieran un programa en History Channel.

Pero antes de todo esto, debía hacer algo. Los científicos ciegos, que se niegan a ver la realidad, debían conocer este secreto. Y no sólo ellos. Los habitantes de Arkham debían despertar de la matrix, dejar de ser borregos y alzarse con la verdadera verdad, no la otra verdad, esa que les dicen que es verdad, pero no es verdad.

Sabía que su plan completo sería a largo plazo. Tendría que pasar por muchos obstáculos. Quizás la parte más fácil de su plan sería conseguir un programa en History Channel. Pero el trabajo en su propia ciudad podía comenzar ahora mismo. Además, ahora contaba con aliados dentro de la universidad. Había descubierto que hay científicos que se niegan a cerrar los ojos ante la verdad. Esto era algo que no podía desaprovechar, aunque tuvieran ideas extrañas más propias de relatos pulp... veían hombres serpiente donde claramente había reptilianos, y no hacían más que insistir que unas piedras con una estrella tallada eran un arma poderosa. Pero daba igual, seguían siendo aliados. Aliados científicos.

Robert había contactado con estos científicos que sabían la verdad e iba a reunirse con ellos en la universidad. Sólo lamentaba que en pleno verano había pocos estudiantes, pues los únicos que estarían por allí serían los de los cursos de verano. En invierno todo habría estado lleno de estudiantes y estos habrían escuchado la verdad.

En esas fechas, el campus era más tranquilo, así que Robert fue paseando por allí soportando el calor, pero agradeciendo la sombra de los árboles que llenaban la zona. Aún había algún que otro alumno aprovechando esta sombra para estudiar o leer tranquilamente, entre los pájaros y los insectos. Su contacto con el grupo de científicos no era el que le había acompañado a los túneles, sino otro de los miembros de esa organización, y le había dicho que le esperaría por los jardines, y lo reconocería porque llevaría una camiseta con el logotipo de la Fundación Wilmarth. El campus era grande, y Robert suponía que no estaría a plena vista, pues tendrían que evitar a los que quisieran sabotear sus planes, así que fue buscando con atención cualquier lugar donde podría esperarle su contacto... pero en su búsqueda se cruzó con algo que le hizo dar un respingo. Su plan estaba en peligro, en serio peligro.

Una figura esbelta, con una minifalda y una blusa veraniega, pero que dejaba claro que se trataba de alguien de ambiente académico, también estaba por allí. una figura de pelo rubio que Robert conocía perfectamente. Era aquella cazadora de despiertos. La que evitaba que realizara cada charla que intentaba dar en la universidad... o peor, cuando conseguía dar alguna, aparecía entre el público a contar las mentiras que el orden establecido esparcía para que nadie pudiera atisbar lo que se esconde en los resquicios donde no quieren que miren. Era ella, Daisy Springwood. Sabía que más de una vez le había estado siguiendo y espiando. No había que ser muy listo para saber que era un agente de los poderes que controlan el mundo, y que su presencia en Arkham sólo se debía a que Robert estaba demasiado cerca de mostrar al mundo todo lo que ellos ocultaban.

La joven doctora parecía pasear despreocupadamente, pero Robert sabía que su presencia allí no era casualidad. En pleno verano, sin clases, precisamente el día que él había quedado con su contacto. Estaba allí para sabotear la reunión.

Robert se escondió detrás de un banco y fue avanzando agachado para que ella no pudiera detectarle. Debía llegar hasta su contacto sin que ella lo percibiera. Lo mejor era ir de puntillas, para que tampoco se le escuchara. Con el mayor sigilo que pudiera. Sigilo que no duró nada, pues Robert se chocó con uno de los experimentos del laboratorio de biología que él no esperaba que estuviera allí.

Una especie de pájaro del tamaño de una gallina estaba tumbado entre la hierba, echando la siesta, pero Robert chocó con él por estar más atento a Daisy que a dónde pisaba. El pájaro dio un brinco y comenzó a bailar flamenco mientras tocaba una guitarra con las alas. Robert trastabilló e intentó esconderse, pero el escándalo era excesivo, y ahora el pájaro también estaba cantando flamenco con la voz de una gallinácea. Semejante elemento ya sería digno de ser grabado por él, pero en este momento lo importante era esconderse. Se fue alejando del pájaro, que seguía con su recital flamenco, de espaldas, mirando al ave todavía preguntándose qué hacía esa cosa allí... y volvió a chocar con algo. Robert alzó la mirada, esperando otra escandalosa molestia. Pero no lo era... o sí, depende del punto de vista.

-Vaya, vaya... pero si es Robert Pickman -dijo Daisy -. Y volvías a merodear por mis alrededores. Si estás tan interesado en mi, deberías pedirme una cita.

-¡¿Por qué iba a querer una cita contigo, debunker?! -exclamó Robert. -Además, eres tú quien me persigue, saboteando mis charlas y contando mentiras a los que asisten a ellas.

-¿Mentiras? Yo no soy quien cuenta que las pirámides de Egipto fueron construidas por unos reptilianos de otra galaxia con una tecnología desconocida, cuando la arqueología, las fuentes históricas, y hasta el más lerdo ha demostrado que los egipcios construyeron las pirámides ellos solitos.

-¿Sí? Pues aquí tengo pruebas de algo mucho más grande que las pirámides de Egipto... y no dije que las construyeran reptilianos, sino anfibios de Proxima Centauri, se ve claramente en los murales de los antiguos egipcios. Anfibios pilotando naves y ayudándoles a construir las pirámides. Sólo que vosotros os negáis a aceptar esas pruebas.

-¿Y qué prueba es esa? -preguntó Daisy con una media sonrisa. -No me lo digas... un grabado que puede ser interpretado de mil formas. O un objeto que, según tú, es un oopart, pero no es más que un adorno de alguna tribu antigua.

-No, querida archienemiga, no se trata de un mural ni de un oopart. Esos los tengo fotografiados en casa. Es algo que no podrás refutar, porque son pruebas captadas por mis propios ojos, y grabadas por mi propia mano.

Robert sacó de su bolsillo la tablet donde tenía el vídeo que había subido a todas sus redes de internet y lo plantó delante de la cara de Daisy.

-¡¡¡Aquí tienes la verdad!!!

Dio el play al video... y comenzó un episodio de  Beverly Hills 90210.

-Vaaaaya... una serie de adolescentes de los años '90 es la prueba definitiva, grabada por tu propia mano, de la presencia de aliens. Vale que los treintañeros y cuarentones haciendo de chaval de instituto es digno de Expediente-X, pero no me parece una prueba irrefutable más que del absurdo de la televisión americana.

Robert se acercó la tablet a la cara extrañado y, en efecto, se encontró con el opening de la serie de adolescentes que había dicho Daisy. No podía ser. El único archivo de vídeo que tenía en aquella tablet era el de su investigación en los túneles bajo Arkham... pero ¿y el resto de archivos? Varios artículos de antropología, cartas de académicos, varios capítulos de El Joven Lovecraft...

-Mierda... esta no es mi tablet. Con las prisas he cogido la de Seabury sin darme cuenta.

Daisy puso los brazos en jarras.

-Así que esa prueba irrefutable te la has dejado en casa. Con las evidencias de oopart y de aliens en los murales de los egipcios.

Robert no sabía qué hacer. Había vuelto a fallar ante los ataques de aquella debunker. Si tan sólo pudiera llevarla a los túneles... pero Konstantin selló la entrada -claramente para evitar ataques de reptilianos, no porque no quisiera que Robert volviera a entrar-.

-Ya lo sé... ya sé lo que haré... encontraré una entrada a esos túneles. Te llevaré allí ¡y lo verás con tus propios ojos! -exclamó Robert exultante.

-Oooooh ¿me estás invitando a un cita?

-¡Que no es una cita! ¡Es una "himbestigación"! Es la verdad expuesta ante los ojos de alguien que no cree. Te sacaré de la matrix. Igual que haré con el resto de los dormidos del mundo. Será el fin de los borregos...

-Sí, el fin de los borregos... anda, será mejor que te lleves al rebaño a casa a ver Beverly Hills 90210. Este es un lugar de ciencia, no de chorradas -le interrumpió Daisy.

-¿Chorradas? -le respondió Robert con una sonrisa siniestra. -Pronto veréis. Pronto... hoy no, porque me he equivocado de tablet... pero pronto.

Y tras decir esto, fue caminando hacia la salida del campus de la universidad. Con la tablet equivocada y la reunión con los científicos despiertos comprometida, ya no tenía nada más que hacer allí.

-¡Saluda a Seabury de mi parte! -exclamó Daisy a lo lejos, con una nota de humor en su voz.

Encima se cachondeaba. Pero esto era una pequeña derrota. ¡¡¡Y no había tomado fotos del gallo mutante que había visto!!! Eso también era una prueba de que en la universidad se hacían experimentos genéticos. Volvería allí, en otro momento en que no estuviera ella espiando y grabaría a ese ave extraña. Y también volvería, con la tablet correcta, a reunirse con su contacto. Ahora que lo pensaba, la interferencia de Daisy Springwood había evitado que Robert hiciera el ridículo delante de aquellos científicos cuya ayuda necesitaba para que la comunidad universitaria se lo tomara en serio. A veces, hasta ellos cometen errores. Eso podía verlo como que también podía vencerla. Algún día lo haría. El fin de los borregos estaba cerca.

sábado, 15 de julio de 2017

Alfa Strike: El moderno Polifemo

Sala de reuniones de Alfa Strike, hogar de Loki en las Tierras del Sueño


El equipo de operaciones especiales de dioses super héroes dirigido por Loki, el Herrero Mentiroso, llevaba un tiempo en el que no tenía demasiada actividad. Se trataba de una fuerza capaz de reunir un gran poder y con una capacidad polivalente que le permitía adaptarse a todo tipo de actuaciones. Sin embargo, tras el desastre del ataque a Cthulhu por parte de NWE, la corporación internacional que se había erigido en némesis de los dioses, la situación se había vuelto más tranquila. El estrepitoso fracaso en que Alfa Strike tuvo que ayudar a las fuerzas corporativas de Omicron Scorpions para ayudarlas a evacuar R'lyeh tras el fallido ataque se convirtió en un punto de inflexión en las actuaciones de NWE. La posterior apertura de una sede Omicron Scorpions en Arkham fue parte de su nueva política menos agresiva. Pero los dioses no habían estado carentes de acción. En febrero tuvieron que combatir a los invasores glúteos de la Dimensión Caótica Desconocida, pero, desde entonces, y descontando la reciente acción en Arkham durante la celebración del Día del Orgullo LGBT+, habían tenido poco trabajo como equipo. Pero la situación había cambiado.

Para esta ocasión, Loki había hecho una selección entre los miembros de Alfa Strike, pues, reunir al equipo al completo podía ser como matar moscas a cañonazos. Por ello, había convocado a Brontes, Ares, Bastet y El que Legisla tras el Umbral. Se había planteado meter a Zeus también, para así contar con todos los componentes de origen griego, pero la naturaleza de la misión no acababa de congeniar con este. Así pues, con los elegidos reunidos, desplegó un mapa físico del océano Atlántico, en el que aparecían marcados tres puntos: Y'ha-nthlei, junto a Innsmouth, G'll-Hoo, en Surtsey, ambas ciudades de los profundos y, por último, una zona de la dorsal mesoatlántica. Esta era el límite entre las placas tectónicas que se extiende por todo el fondo del océano, recorriéndolo de norte a sur. Tal y como les explicó el nórdico, los profundos del Atlántico estaban alterados, algo estaba perturbando las aguas y esto podía afectar no sólo a las comunidades de estos anfibios, sino también al tráfico marítimo y la pesca. Por suerte, los profundos de ese océano mantenían buenas relaciones con Alfa Strike, al contrario que los del Pacífico. Estos últimos, por la proximidad de R'lyeh y los refugios prisión de Gathanothoa, Ythogtha y Zoth-Ommog, eran más fanáticos y menos propensos a colaborar con los ajenos a su fe y especie. Así, los habitantes de Y'ha-nthlei habían informado a Lady Cthulhu, la welclon hibridada con material genético de semilla estelar de Cthulhu, que había transmitido las noticias a Delta Wave Welcome (su madre genética y miembro de Alfa Strike) y esta había informado a Loki.

Algunas zonas de los océanos actuaban como portales a las Tierras del Sueño, en particular, se trataba de regiones como los límites de placas tectónicas. Así sucedía que, en ocasiones criaturas y monstruos de la dimensión onírica cruzaban al mundo de la vigilia y viceversa. Normalmente no era nada problemático, aunque a veces ocasionara leyendas sobre el kraken y otros criptozoos marinos. Por otro lado, los profundos de la Tierra usaban estos accesos para ir a visitar a los gnorri, sus primos oníricos. Todo funcionaba bien hasta hacía muy poco. De improviso, el tránsito desde las Tierras del Sueño se había incrementado de forma espectacular, multiplicándose hasta niveles alarmantes. El problema era que, a causa de esto, todo tipo de bestias marinas de carácter monstruoso estaban comenzando a concentrarse en el océano Atlántico, en concreto en una región de la dorsal mesoatlántica. Los profundos temían que algo perturbador y extraño estaba sucediendo para que se produjera esta desproporcionada migración.

Por ello, aprovechando que la Universidad Miskatonic estaba organizando una expedición oceánica para investigar la actividad tectónica y la sismología en la dorsal mesoatlántica, y, de paso poner a prueba unos nuevos sumergibles y equipo de inmersión, el equipo de Alfa Strike ya tenía reservado un pasaje como miembros de la misma. Y es que el Departamento de Ingeniería de la universidad había contado con la ayuda de Brontes para diseñar los nuevos componentes y vehículos que iban a probar. Así que era normal que el griego participara y que contara con algunos asesores de su elección especializados en criptozoos y demás fenómenos poco convencionales, es decir, los demás miembros de Alfa Strike.

Unos días más tarde, el barco de investigación oceanográfica "Sirena de Arkham" partía hacia la dorsal mesoatlántica. El tiempo acompañaba, aunque el calor era importante. Por ello, no era raro ver a Bastet en bikini remolonear en pleno modo felino en el lugar más insospechado de la cubierta, pero que diera bien el sol. Ares y Brontes se dedicaban a revisar el equipo experimental, tanto los trajes de inmersión como las armas que iban a utilizar en la inmersión. Por su parte, El que Legisla tras el Umbral se pasaba el tiempo revisando la ruta a seguir, estudiando cartas náuticas y repasando la jurisprudencia mágico legal e interdimensional por si podía poner una buena demanda al causante de semejante desbarajuste. Afortunadamente el viaje se estaba produciendo sin incidentes, y pudieron aprovechar el tiempo para dedicarse a probarse los trajes, hacer inmersiones de prueba y familiarizarse con todo el nuevo equipo. Cuando, finalmente, llegaron hasta la zona objetivo en cuestión lo supieron por dos claros indicadores: en primer lugar, la posición de la nave, calculada con el GPS, la posición de los astros, y el sol. Y es que, a fin de cuentas, los dioses tenían una vena clásica y Ares se había dedicado a calcular la localización del barco mediante métodos más tradicionales y menos tecnificados. En segundo lugar, el hecho de que, de improviso, una bandada de alcatraces les atacara sin previo aviso, parecía un indicio bastante esclarecedor. Aunque la irrupción de las aves marinas fue algo completamente inesperado, Ares ya se había dedicado a dejarlo todo preparado ya que se acercaban al punto de destino. Por ello, mientras los científicos y marineros se ponían a cubierto, ya que los alcatraces estaban particularmente agresivos, como si hubieran salido de la película de Hitchcock, los dioses y el abogado primigenio se dedicaron a recoger el equipo ofensivo. Se trataba de una serie de lanza arpones diseñados por Brontes que los convertían en dos letales modelos de armas: con acción de palanca y con cañón rotativo. Así dotaban a los portadores de las mismas con una importante potencia de fuego. Además, habían sido preparadas para ser modelos anfibios, por lo que podían utilizarse tanto fuera como dentro del agua.

Equipados con estos nuevos lanza arpones, Brontes, Ares, Bastet y El que Legisla tras el Umbral se convirtieron en feroces artilleros que comenzaron a abrir fuego antiaéreo sobre el brutal, despiadado e inesperado ataque aéreo. Así, mientras los alcatraces se lanzaban en picado como pilotos kamikaze, En respuesta, los dioses y el abogado trataban de repelerlos haciendo uso continuo de sus armas, disparando ráfagas cortas y certeras. La experiencia militar de Ares y su condición de dios de la guerra lo convertían en un tirador de gran habilidad, feroz en el combate y que no dejaba pasar ni una a esos alcatraces. Brontes, por su parte, menos sutil pero no por ello menos eficiente, combinaba las ráfagas de disparos con hábiles lanzamientos de sus martillos que golpeaban con la fuerza de los truenos en las aves marinas. Bastet, con sus instintos felinos, disparaba a los alcatraces y, cuando se acercaban demasiado, daba espectaculares saltos para derribarlos con espectaculares golpes de sus zarpas o los agarraba con la boca. Por otro lado, El que Legisla, armado con cuatro lanza arpones, aprovechaba el ejercicio para liberar las tensiones generadas por al abogacía sobrenatural e interdimensional: disparaba como si no hubiera mañana y lanzaba feroces gritos de guerra. Así, tras una feroz, intensa y corta batalla, el equipo de Alfa Strike logró derrotar a los alcatraces.

Esa incursión aérea era señal de que habían llegado al punto de destino indudablemente, tan sólo faltaba que les asaltara un kraken, una horda de sirenas ninfómanas punk-rock o un grupo de turistas alienígenas octopoides de la Octava Dimensión.  Por ello, mientras Bastet se quedaría en el barco protegiendo a la tripulación de posibles nuevos ataques, Brontes, Ares y El que Legisla tras el Umbral se pusieron los trajes de inmersión para descender a las profundidades. No tardaron mucho, ya que habían tenido tiempo de sobra para practicar y poder equiparse rápidamente. Una vez que estuvieron preparados, se montaron en el sumergible y se adentraron en las profundidades, donde la aventura les esperaba, o no, que no habían pedido cita previa.

 A medida que descendían se encontraron con una progresiva disminución de la luz. El agua era el elemento dominante y pronto tuvieron que encender los faros del mini submarino. La oscuridad, rota por las luces del vehículo, les rodeaba por todas partes. A medida que descendían se acercaron algunos profundos a saludarles y darles ánimos. A fin de cuentas, ellos eran los más afectados por lo que estaba pasando bajo las aguas.

Por fin, llegaron a su destino: ante ellos se desplegaba la dorsal mesoatlántica y, próxima a la misma encontraron una extraña versión de la mítica Atlantis (que todos saben que está en otro lugar y que la descubrió un submarino alemán de la I Guerra Mundial). Se trataba de una urbe que combinaba el estilo arquitectónico de la antigua Grecia con los elementos de construcción natural propios de los profundos. Por ello, era como una mezcla entre la Acrópolis y un arrecife de coral en una ladera submarina. Esta extraña idiosincrasia sincrética resultaba extrañamente familiar a Brontes y Ares, aunque no acababan de situarla. Los diversos krakens y otros monstruos marinos surgidos de las Tierras del Sueño nadaban en las proximidades, como si estuvieran confusos y no supieran que hacer. De la misma ciudad surgió un coloso, un enorme, blasfemo y bestial Polifemo que, en lugar de abrazar un monolito, se acercó al mini submarino. Los dioses y el abogado, creyendo identificar a su adversario, se pusieron el equipo de inmersión y salieron del vehículo. Una vez fuera, se toparon con aquel inmenso ser, un profundo de dimensiones ciclópeas, con más razón aún, ya que se trataba de un profundo cíclope. Como buen villano clásico, se puso a explicarles su malvado plan, pero, debido a que estaban bajo el agua y que ninguno de ellos hablaba la lengua gutural y croante de los profundos, fue un esfuerzo bastante inútil. Por ello, cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, frustrado, les indicó con un gesto que le siguieran. Los tres hicieron eso mismo.

Juntos se adentraron en la ciudad y penetraron en uno de los edificios que, equipado para estas situaciones, tenía una cámara llena de aire. Alli, despojándose de los cascos del equipo de buceo, pudieron escuchar las diatribas del cíclope profundo. A saber: se trataba de un hijo que tuvo Poseidon con la Madre Hidra y que, por tanto, estaba dispuesto a dominar los siete mares e imponer su reinado sobre los profundos y los demás habitantes del mundo acuático. Y así, lograría vengar el nombre de Polifemo, el cíclope que fue vilmente engañado por un héroe griego y que era, como él, cíclope; como él, hijo de Poseidón y como él, también se llamaba Polifemo.

-Oye -dijo El que Legisla-, si Poseidón se acostó con Madre Hidra... ¿que hizo Dagón cuando se enteró de los cuernos?

-Bueno, no hay problema -respondió Polifemo-, él ya se entretiene con Tiamat.

Los tres se encogieron de hombros y tanto Brontes como Ares reconocieron por fin el estilo que tanto les estaba picando en la mente. Era la clase de resorts submarinos que le gustaban tanto a Poseidón. A fin de cuentas, estaban en uno de esos culebrones familiares clásicos del Olimpo, donde nadie sabía mantener la polla dentro de la túnica y las mujeres se abrían de piernas como el que se cambia de chaqueta. Y eso sin olvidar los rollos pansexuales con animales, monstruos y todo lo que se pusiera delante que pudiera ser susceptible de fornicación.

Pero la cosa no acababa ahí, pues Polifemo tenía intención de derrocar a Dagón, Hidra y Cthulhu como señores de los profundos y establecerse como único y absoluto mandatario bajo las aguas. Claro, esto no podía hacerlo en el Pacífico, porque los profundos de aquel océano eran bastante fanáticos. Por ello, decidió probar suerte en el Atlántico.

Como ya se había acabado la paliza por parte del pesado del moderno Polifemo, los dioses entraron en acción. Para empezar, El que Legisla, armado con los cuatro lanza arpones modificados de Brontes, comenzó a disparar como si no hubiera mañana. A fin de cuentas, el blanco era demasiado grande como para fallar. Por otro lado, Ares le imitó, situándose hacia un lado, disparando contra el enorme monstruo. Mientras tanto, Brontes, que había optado por empuñar sus martillos, examinaba la infraestructura para encontrar un punto débil. Cuando, finalmente, dio con él, avisó a sus compañeros, que estaban manteniendo a raya a Polifemo. Entonces, haciendo uso de su fuerza y su poder, golpeó con el estampido del trueno y la energía del rayo, provocando una onda expansiva que hizo tambalearse al edificio, derribar al villano y provocar un temblor sísmico que afecto a la dorsal mesoatlántica provocando un terremoto y una erupción volcánica. Con el cíclope caído, que había quedado inconsciente al golpearse la cabeza, además de las múltiples heridas recibidas, los tres miembros de Alfa Strike se pusieron los cascos y salieron heroicamente a la carrera y nadando mientras, a su espalda, cual efecto especial de película de Michael Bay, el edificio primero y luego la ciudad, se derrumbaba por los efectos sísmicos para, a continuación, explotar entre columnas de ardiente lava que provocaron un incremento súbito de la temperatura del agua, mientras ellos nadaban hacia el mini submarino. Una vez dentro, lo pusieron en marcha y se alejaron heroicamente de vuelta a la superficie, de manera que, si fuera una película, el plano estaría grabado a cámara lenta y de frente, para ver la destrucción masiva a sus espaldas.

Cuando llegaron a la superficie, Bastet, que aprovechaba el sol para lucir bikini y broncearse, estaba dedicándose a recoger con una red la gran cantidad de peces muertos por culpa de la erupción volcánica y la destrucción de la ciudad. A fin de cuentas, muchos ya estaban cocidos y ella era de naturaleza felina. Con la heroica irrupción en la superficie de los heroicos dioses, dieron por completada la heroica misión de Alfa Strike. A partir de ese momento, los científicos de la Miskatonic podían empezar sus trabajos con tranquilidad.

Mientras tanto, en las profundidades, tras calmarse las erupciones volcánicas y los terremotos, la terrible y enorme zarpa palmeada de Polifemo asomo entre los escombros prometiendo venganza.

sábado, 8 de julio de 2017

Make Arkham great AGAIN!!!

-¡¡¡Feliz cuatro de julio!!! -exclamó Summanus mientras disparaba un cañón de confeti.

El confeti voló y llenó la recepción de la residencia La Llave y La Puerta. El recepcionista lo ignoró totalmente. Todo trabajador de aquel lugar estaba acostumbrado a cosas que en otro sitio no serían habituales. Como dinosauroides disparando cañones de confeti (esta vez, Summanus iba sin su disfraz de humano. En su lugar llevaba un traje de barras y estrellas).

-Como me tenga que pasar todo el día quitándome confeti del pelo lo vas a lamentar, Summanus -le dijo Anna Pickman, que estaba con Harvey trabajando en la publicidad de los alojamientos de Dunwich.

-Y como Robert te vea así vas a lamentarlo también -añadió Harvey.

-Robert está muy ocupado desde que volvió de los túneles bajo Arkham. Desde entonces no me ha seguido ni un sólo día. Es una tranquilidad que no sentía desde el primer día que llegué aquí. -respondió Summanus.

-Ya, y el que el resto de la gente vea una criatura reptiliana vestida con los colores de Estados Unidos no te preocupa -insistió Harvey.

-Veeeeenga, pero si esto es Arkham. El otro día vi a unos gules en las afueras haciendo una recreación de la guerra civil y a nadie le pareció raro. Y los habitantes de la dimensión púrpura hicieron una visita guiada al centro histórico de la ciudad acompañados de Pkaurodlos ¿y ha pasado algo? No.

De repente alguien llamó al timbre de la puerta. Esto sí que era sumamente extraño, porque nadie llamaba al timbre, sino que directamente entraba como si aquella fuera su casa, como en cualquier otro alojamiento hostelero.

-¡¡¡Está abierto!!! -exclamó Anna. Los demás se le quedaron mirando. -¿Qué? Si os parece, voy  y les abro yo...

La puerta principal se abrió y entraron dos individuos vestidos con traje. Dos tipos en traje en pleno verano no eran buenas noticias, eso era seguro, por mucho que la época estival en Massachusetts fuera más agradable que en otros lugares del país. Los dos individuos avanzaron hacia recepción con sendas expresiones serias y preguntaron por los Pickman. El recepcionista, sin abrir la boca, señaló hacia la mesa donde Anna y Harvey estaban trabajando.

Los dos individuos trajeados se acercaron a la mesa y se plantaron delante de los Pickman. En su expresión sería podía leerse algo de preocupación.

-Señores Pickman, somo representantes de la alcaldía de Arkham -dijo uno de los individuos.

-No me lo diga -le interrumpió Anna. -Algún idiota ha abierto un portal dimensional para celebrar el día de la independencia.

-O ha invocado a una criatura de otro plano de existencia -añadió Harvey.

-No, no es ninguna de esas cosas -dijo el individuo. -Estamos preparando el discurso que hará el alcalde esta tarde por el cuatro de Julio y... hemos detectado algo extraño.

-Algo extraño en el alcalde -sumó el otro individuo.

-Sabemos, por crisis anteriores, que son ustedes lo que se suelen encargar de estas cosas -continuó el primer individuo.

-Enhorabuena, somos famosos desfaciendo entuertos -musitó Harvey.

-¿Qué es lo que han notado extraño en el alcalde? -preguntó Anna de un modo más profesional.

-Es... algo difícil de explicar... será mejor que vengan al ayuntamiento y lo vean.

Ayuntamiento de Arkham. Un rato después.

El ayuntamiento se encontraba en el centro histórico de la ciudad. La zona donde las casas tenían tejados a la holandesa y algunos edificios se remontaban al siglo XIX era lo que rodeaba el centro neurálgico de Arkham. Y allí estaban Anna, Harvey, y Summanus (todavía vestido con el trajecito de las barras y estrellas). La gente pasaba a su alrededor, preparándose para la fiesta del día de la independencia.

-¿Véis? La gente pasa y le da igual que haya un dinosauroide vestido con un disfraz de barras y estrellas -dijo Summanus.

-Y por eso has venido, en vez de quedarte en la residencia haciendo tu trabajo -le espetó Harvey.

-La verdad es que también tenía curiosidad por lo del alcalde.

El grupo entró en el ayuntamiento, un inmenso edificio estilo victoriano, y los individuos trajeados les llevaron hasta un despacho. Una vez allí, abrieron la puerta y dejaron que entraran. En el despacho, sentado detrás de un a mesa, se encontraba el alcalde de la ciudad. Miró a los Pickman con una expresión de curiosidad. Mientras, Summanus estaba en el pasillo mirando los cuadros que adornaban las paredes.

-Señor alcalde -dijo uno de los individuos trajeados -¿Puede usted repetir el discurso que tiene preparado para esta tarde?

El alcalde carraspeó y se aclaró la garganta, abrió la boca y esto es lo que de ella surgió.

-Tenemos que hacer a Arkham grandiosa de nuevo... hacer a Arkham grandiosa de nuevo. No podemos dejar que las políticas liberales sigan destrozando lo que construimos en esta antigua ciudad, erigida en los tiempos de los primeros americanos. Un lugar como este ha sido inundado de inmundicia y de todo tipo de extranjeros e inmigrantes de todas partes. Los descendientes de las nobles familias de esta gran ciudad tienen que compartir las calles con gente medio pez que muestra sus inmundos cuerpos, seres necrófagos que se pasean como si esto fueran unas catacumbas... y lo que es peor ¡¡¡Seres que se hacen llamar dioses!!! Estos inmigrantes indeseados se han adueñado de nuestra ciudad, quitando la oportunidad a los verdaderos hijos de Arkham. No podemos seguir permitiendo esto. Tenemos que cambiar algo. Devolver el poder al pueblo de Arkham. Hacer a Arkham... grandiosa... ¡¡¡De nuevo!!!

Anna y Harvey se quedaron clavados en el umbral de la puerta. Semejante discurso parecía más propio de un conservador republicano de la América profunda, y no del alcalde de Arkham que conocían, que había dado la bienvenida a todo tipo de gente a la ciudad.

-Está siendo controlado por algún tipo de entidad republicana -dijo Harvey.

-Pero MUY republicana -añadió Anna.

En ese momento entró Summanus, con una sonrisa en la cara.

-Eh, chicos ¿habéis visto los cuadros del pasillo? Son...

De repente, el alcalde de Arkham se levantó de un salto y señaló con un dedo acusador al dinosauroide.

-¡¡¡Miradlo!!! ¡Uno de esos inmigrantes, vestido con los colores de nuestra gran nación! ¡Mancillando los colores de América!

-¡¿Pero qué le pasa a este tío?! -exclamó el dinosauroide.

-¡¡¡Fuera!!! ¡¡¡Fuera de mi despacho, monstruo!!! -exclamó el alcalde, que se subió al a mesa y se lanzó contra Summanus. Este, al ver que el político se le echaba encima con actitud muy poco amistosa no pudo evitar una reacción instintiva, sacando su lengua y dándole y latigazo al atacante, que chocó con la mesa y se quedó con la cabeza colgando... demasiado colgando.

-Summanus... que te has cargado al alcalde... -dijo titubeante Harvey.

La cabeza del alcalde comenzó a chisporrotear y, finalmente, cayó al suelo, dejando ver una serie de cables y circuitos. La cabeza cortada dio varias vueltas mientras decía con voz mecánica "Hacer... Arkham... grandiosa... de nuevo..."

-¡¡¡Es un robot!!! -exclamaron al unísono Harvey y Anna.

-Claro, yo ya lo sabía- dijo Summanus. -Euh... ¿no os habíais dado cuenta? Eh... ejem...

-¿Pero si este no era el alcalde... Dónde está el verdadero? -preguntó uno de los individuos trajeados. -Lo necesitamos para el discurso del cuatro de julio.

-No os preocupéis -dijo Anna. -Con mis habilidades astrales y la capacidad mágica de Harvey podremos encontrar al alcalde antes de que el pueblo note algo raro.

-Hacer... Arkham... grandiosa... de nuevo... -insistió la cabeza del robot.

-¡Que te calles! -exclamó Harvey dándole una patada.

Anna y Harvey se prepararon para el ritual. Necesitarían cualquier objeto que usara mucho el alcalde y Harvey realizaría un encantamiento para atarlo con la esencia del político. una vez hecho esto, Anna debía entrar al plano astral y encontrar al desaparecido. El ritual requería completo silencio, así que Summanus salió al pasillo para seguir mirando los cuadros, y los individuos trajeados se quedaron mirando con interés el trabajo de los Pickman.

-A las afueras de la ciudad -dijo Anna un rato después, al volver del plano astral. -Lo tienen secuestrado unos paletos de la América profunda que buscan una América como la de antes... la de antes de qué no estoy segura, pero la de antes. Están fuertemente armados, como buenos miembros de la Asociación Nacional del Rifle. Por lo visto, buscan sustituir a todos los alcaldes de todas las ciudades por robots.

-¿Y cómo unos paletos de la América profunda han conseguido construir un robot como este y programarlo para hacer lo que hacía? -preguntó uno de los individuos trajeados.

-Hacen ustedes demasiadas preguntas. Quédense aquí, nosotros iremos en busca del alcalde -le dijo Harvey.

Los Pickman salieron decididos del ayuntamiento, seguidos de Summanus. Al cruzar las puertas se cruzaron con alguien que vestía el mismo ridículo disfraz que Summanus. Sólo que este era un armario empotrado de músculos. Cuando alzaron la cabeza y vieron el rostro, comprendieron todo.

-Brontes... ¿tú también con el dichoso traje de las barras y las estrellas? -preguntó Harvey.

-Es el cuatro de julio, hay que ir vestido apropiadamente -respondió el cíclope.

-¡Pero si tú ni siquiera eres estadounidense, eres un dios de la antigua grecia! -exclamó Harvey.

-Minucias... ¿Qué hacéis aquí? -dijo Brontes.

-Nos dirigimos a una granja en las afueras de la ciudad en la que un grupo de paletos fuertemente armados tienen retenido al alcalde -explicó Anna.

-Parece divertido ¡Me apunto!

Afueras de la ciudad de Arkham.

-¿Esa es la granja donde están los paletos armados? -preguntó Brontes señalando a una finca con cerca, alambra de espino, y una bandera americana grande como un niño de diez años.

-Sí, aquí me ha atraído la esencia del alcalde -respondió Anna.

-Ahora tenemos que hacer un plan para entrar, sacar al alcalde sin que sufra daño y...

Antes de que Harvey terminara la frase, sonó un inmenso trueno y un fogonazo le cegó momentaneamente. Un fuerte rayo había caído del cielo y había hecho estallar la granja, haciendo que llovieran fragmentos de madera por todas partes.

-¡¡¡¿Pero te has vuelto totalmente loco?!!! ¡Tenemos que rescatar al alcalde, no asarlo a la parrilla! -exclamó Harvey.

-Venga, quejica, que estamos hablando del alcalde de Arkham. Ese hombre ha sobrevivido a invasiones extraterrestres, ataques de otras dimensiones, invocaciones de primigenios y criaturas infernales. Ese hombre está hecho de otra pasta.

Y, como respondiendo a las palabras de Brontes, de entre los restos humeantes surgió un hombre vestido con traje, al que el viento zarandeaba el pelo y miraba con dureza al grupo que había venido a rescatarle. El alcalde estaba sano y salvo.

-¿Ves? ¡Qué poca confianza...!

De pronto, de todos los rincones comenzaron a salir tipos vestidos con ropa paramilitar y armados con fusiles.

-¡Nadie evitará que devolvamos a América su grandeza! -exclamó uno de ellos.

-Bueno -musitó Anna. -Si hay que liarse a palos, nos liamos a palos. -Sacó de la espalda dos katanas y se puso en posición de ataque.

-¿De dónde has sacado eso? -preguntó Summanus?

-No preguntes -fue la respuesta de Harvey, del cual comenzaban a chisporrotear corrientes de energía mágica.

Brontes lanzó un grito de combate y el grupo se lanzó como una estampida contra los paletos armados. Estos intentaron defenderse, pero no contaban con que sus fusiles y su paupérrimo entrenamiento militar no sería suficiente contra un dios de las tormentas, un sacerdote de Yog-Sothoth, una guerrera armada con dos afiladas espadas y un dinosauroide que se había visto en demasiados líos como para no saber defenderse. La batalla fue tan ridículamente corta que no merecía la pena que se le llamara batalla. El alcalde se acercó al grupo vencedor y les saludó con una gran sonrisa.

-¡Es una alegría veros, chicos! -exclamó! -Pensaba que no llegaríais a tiempo del discurso de esta tarde.

-¿Pero por qué todo el mundo le da tanta importancia al dichoso discurso de esta tarde? -murmuró Summanus.

-Vete a saber -respondió Brontes. -Cosas de americanos.

-Bueno -continuó diciendo el alcalde. -Volvamos al ayuntamiento. Gente como vosotros, tanto hijos de la antigua Arkham como lo que sea que es el tipo lagarto y el gigantón de un sólo ojo de al lado, sois los que de verdad hacéis Arkham grandiosa.

-¡Pues venga! -exclamó Summanus -Vamos, que hay que celebrar el día.

Fueron caminando en dirección a la ciudad, dejando atrás los restos de la granja y los paletos derrotados.

-¿Sabes, Summanus? -dijo Brontes. -Tienes buen gusto a la hora de vestir.

Summanus miró burlonamente a los Pickman, pero estos no hicieron caso al comentario. Una nueva victoria, eso es lo que importaba.