viernes, 28 de abril de 2017

Pánico en los túneles (Parte 4): La guarida de los hombres topo

-Esto es de guasa -dijo Konstantin, miembro de los morlocks comunistas, después de caer entre paredes de roca suelta hasta una nueva zona de los túneles de Arkham.

El agujero que se había abierto bajo el suelo donde él y los dos idiotas que lo acompañaban se habían escondido de la avalancha de gusanos cabreados, lo había llevado a una caverna llena de estalactitas y estalagmitas, con terreno desigual y tan sólo iluminado levemente por los hongos. Aquellos hongos que nadie sabía de dónde habían salido, pero que habían infestado todos los túneles, y ayudaban con su fosforescencia a que los habitantes del mundo subterráneo pudieran ver por dónde iban sin ayuda tecnológica. Habitantes que, por cierto, empezaban a ser demasiados. Y pensar que aquello comenzó siendo una red de túneles de gules y de contrabandistas. Ahora sólo faltaba una promotora inmobiliaria para alquilar parcelas en aquél mundo subterráneo.

Lo que tenía a su alrededor, y había hecho que de su boca surgieran esas palabras, era un grupo de criaturas del tamaño de niños grandes. Todos ellos estaban arrugados como pasas. De hecho, podrían ser descritos como pasas que han aprendido a caminar y han tomado forma antropomorfa. Eran pálidos, como buena criatura habituada a vivir en la completa oscuridad, y en sus fofos rostros había diminutos ojillos que observaban con odio al morlock y a sus acompañantes. Para alivio de Konstantin,  vestían con taparrabos, así que le aliviaban de tener que ver más de lo necesario de la anatomía de aquellas cosas. La mayoría de ellos les apuntaban con lanzas, hachas, y otras armas rudimentarias, mientras lanzaban gruñidos y enseñaban sus amarillentos dientes.

El becario y Robert Pickman se levantaron, indemnes tras la caída, y observaron lo que tenían delante.

-¿Qué es eso? ¿Tcho-Tchos subterráneos? -preguntó el becario.

-¿Qué es un choe-choe? -preguntó Robert Pickman.

-Una palabra malsonante en español -fue la respuesta de Konstantin, o su equivalente para mandarlos callar. Las criaturas eran claramente hostiles, pues no hacían más que hostigarles con sus armas y gruñirles constantemente. Konstantin no había visto a esta raza en particular hasta ahora, pero por el fétido olor que había en la caverna, y otras consideraciones relacionadas con expedicionarios morlock, tenía una idea de quienes eran aquellos tipo-pasa. Si no había suficiente con la persecución de los gusanos, ahora tenían que hacer frente a una tribu de hombres topo.

Los hombres topo que les estaban molestando con las puntas de las lanzas y los gruñidos se apartaron ante la llegada de alguien que parecía importante -entre otras cosas, porque era más alto que los demás-. Era igual de arrugado y feo que sus compañeros, pero iba vestido con más ropa, que le cubría como una túnica. Llevaba una vara o bastón de madera y fue caminando con determinación hacia el grupo que había caído de repente en su caverna.

-¿Quién osa invadir las tierras de los hombres topo? -preguntó el individuo.

-Increíble... habla en perfecto inglés -dijo el becario estupefacto.

-Pues claro que hablo en perfecto inglés, mono parlante, fui alumno de intercambio en la Universidad de Miskatonic hace décadas. respeto a los monos parlantes del exterior, siempre y cuando no se metan en el territorio de los hombres topo. Pero por lo que veo, vosotros no habéis hecho eso. Habéis destrozado el techo de nuestro palacio y habéis aparecido aquí con vuestras armas y vuestros artefactos perniciosos. La tecnología de los monos parlantes es el mal. Nosotros abogamos por lo natural y cualquier cosa que se aleje de ello es, para nosotros, una ofensa. Por lo tanto, venir aquí, sin invitación, destrozando el palacio, y cargados de tecnología malvada, es un grave insulto para nuestra sociedad. Seguro que venís con alimentos transgénicos que pretenderéis usar para menoscabar nuestra supremacía en los túneles haciendo que los comamos y enfermemos.

-Di que sí, los transgénicos son el mal -dijo Robert -¿me dejas hacerte una foto para demostrar que existes?

Antes de que pudiera sacar la cámara, varios guerreros hombres topo se acercaron gruñendo y apuntándole con las lanzas.

-¡Ni se te ocurra usar esos artilugios aquí! ¡Acabo de decir que los odiamos y vas, y quieres sacar uno delante de nosotros! ¡¿Es que eres idiota?!

-Sí, es un poco idiota -respondió Konstantin, hablando antes de que esos dos la liaran otra vez, como habían hecho con su reunión con el gusano Trolololo. -Nuestra presencia en su... eh... palacio... ha sido provocada por un accidente. Como accidente, que estemos aquí ha sido de forma involuntaria, por lo que agradeceríamos a los hombres topo que nos dejen salir de su territorio y volver a nuestros túneles.

El líder de la tribu observó al trío con sus pequeños ojos, sopesando qué hacer con ellos. Después de volver a ver a Robert intentando grabarlos ocultando su cámara de la manera más cutre, la furia invadió el líder de los hombres topo y, con un grito de rabia, ordenó a sus tropas que llevaran a los intrusos a los calabozos. Konstantin dejó que los llevaran. Podía acabar con ellos con varias ráfagas de su arma, pero no quería comenzar un incidente diplomático entre los tribus de hombres topo y los morlocks comunistas. Los calabozos resultaron ser unos agujeros en la roca con barrotes de madera. Al menos estaban iluminados con antorchas para que los prisioneros del exterior pudieran ver, pero esta era toda la comodidad que había en el lugar. Los hombres topo lanzaron a los intrusos dentro de una de las celdas y el líder de la tribu se dirigió a ellos.

-Os quedaréis aquí mientras decidimos qué hacer con vosotros... y agradeced que no comamos cosas como vosotros, alimentados con productos envasados, comida industrial y otras basuras, en el siglo XIX habríamos hecho una parrillada con vosotros.

Konstantin se preguntó cuantas veces podía decir la palabra vosotros dentro de un mismo discurso, mientras el líder se marchaba de allí dejando a varios guardias. Fue marcharse el líder, y sus dos acompañantes comenzaron a comentar con febril pasión lo que acababan de ver y compararlo con sus conocimientos de seres parecidos, fueran criptozoológicos o entidades relacionadas con las DCC. El morlock no sabía cuanto tiempo podía aguantar de tanta tontería, hasta que se dio cuenta de que en la celda de al lado había alguien. Se acercó a mirar y echó un vistazo. Lo que vio le hizo pensar que estaba viviendo dentro de un relato pulp. Un aventurero canoso, con bigote poblado, sombrero, y típicas ropas de explorador acompañado de una voluptuosa rubia, vestida como él, pero con menos ropa... vamos, que llevaba unos shorts, un chaleco y una camiseta que había sufrido varios desgarros en lugares sospechosos.

-Hola a los de ahí -dijo Konstantin -¿Quiénes sois? ¿Cómo habéis acabado aquí?

-Soy el profesor Arbogast, y esta es mi acompañante,  la encantadora Lady Olsen -dijo el aventurero del bigote canoso. -Nos introdujimos en unos túneles en el lejano oriente intentando encontrar una fabulosa ciudad escondida, y no sé cómo acabamos perdiéndonos por una red de túneles y nos encontramos con estas horrendas criaturas. Nos capturaron y nos dejaron aquí.

-Vale... ya está... vivo en un relato pulp -dijo Konstantin. -¿Qué va a ser lo próximo? ¿Extraterrestres en un platillo volante?

-¡¿Has dicho un platillo volante?! -exclamó Robert de repente. -¿Dónde? ¿Dónde está? ¡Tengo que grabarlo!

-¡¡¡Deja ya esa odiosa cámara!!! Cada vez que la sacas nos metes en líos -le espetó Konstantin. Su paciencia comenzaba a acabarse. -Además, aquí no hay ningún puñetero platillo volante...

Ni siquiera acabaron esas palabras de salir de la boca del morlock, y un estruendo recorrió los túneles de la mazmorra de los hombres topo. Se oían gritos y gruñidos, y los hombres topo corrían de aquí para allá. Konstantin se preguntaba qué estaba pasando hasta que vio pasar, delante de su celda, lo que parecía una nave espacial de las películas de los años '50... con ruedas... y para colmo, iba tripulada por un ser de pequeño tamaño y gran cabeza, ojos achinados y color gris. Este ser sacó un arma laser y comenzó a disparar indiscriminadamente mientras lanzaba gritos en algo que parecía alemán.

Robert estaba con los ojos como platos. Señalaba hacia el platillo volante y miraba al becario.

-¡Un OVNI! ¡UN OVNI! ¡Y ESTÁ TRIPULADO POR UN GRIS! -Su excitación era tanta que era capaz de arrancar los barrotes de madera con sus manos desnudas, pero, por supuesto, no hizo esto, sino que sacó su cámara y comenzó a grabar como un loco.

-¿Quienes son estos tipos? -se preguntó Konstantin después de la sorpresa inicial. Sus armas eran claramente superiores a las de los hombres topo, y él no podía permitir aquella masacre gratuita, por lo que sacó su fusil y disparó contra el alien gris que tenía enfrente. Con esto salvó la vida de un hombre topo, que se le quedó mirando. -Tú, abre la celda y os ayudaré con estos invasores.

El hombre topo no dudó y abrió la celda, dejando libre al grupo. Konstantin fue inmediatamente hacia el platillo volante con ruedas y lo observó detenidamente, pero los sonidos de los disparos láser le llamaron la atención más allá de las mazmorras. Salió corriendo, dejando atrás a Robert y al becario, que estaban estudiando y grabando el cadáver del gris y su nave, y se encontró con la dantesca escena de los aliens disparando a los miembros de la tribu de hombres topo, que no tenían forma de defenderse. Con su fusil en una mano y el arma lanzarrayos del gris en la otra comenzó a disparar a los invasores mientras lanzaba tacos en ruso.  Los grises respondieron a los disparos del morlock, pero era tal la rabia de éste, que superaba con creces a las defensas alien, cosa que hizo subir la moral de los hombres topo, que contraatacaron con piedras y armas arrojadizas, haciendo que los invasores huyeran por el túnel por el que habían aparecido.

Konstantin miró a su alrededor. Había muchas bajas entre los hombres topo, y había fuego ardiendo por todas partes, pero la tribu celebraba su victoria contra los invasores con regocijo. El líder de los hombre topo se acercó al morlock y lo miró con claro respeto.

-Nos has sido de gran ayuda en este horrible ataque, mono parlante, por lo que te perdonaremos a ti y a tus acompañantes -dijo el líder de los hombres topo.

-He hecho lo que debía hacer -fue la respuesta de Konstantin.

El líder de la tribu y un pequeño grupo de soldados acompañó al morlock a las mazmorras, donde Robert se estaba haciendo fotos con el gris y saludaba alegremente al becario. Cuando se dieron cuenta de que volvía el morlock, dejaron el cadáver del alien en el suelo y se plantaron como si no estuvieran haciendo nada.

-Los hombres topo, con benevolencia, han decidido perdonarnos y dejarnos marchar... así que guardad las puñeteras cámaras, no grabéis más y salgamos de aquí. -dijo Konstantin.

-Pero... pero son grises ¡Grises! ¡Sabía que vivían entre nosotros! ¡Reptilianos y grises! Voy a tener más visitas en mi blog que aquél que subía fotos de famosas desnudas. Todo el mundo va a conocer la verdad. Nadie ocultará esto ¡nadie!

-Vale, no lo ocultará nadie y blablabla, pero eso o harás cuando salgamos de los túneles. Ahora dejemos el territorio de los hombres topo.

-Oiga... oiga -dijo una voz desde la celda de al lado. El profesor Arbogast sacaba la mano entre los barrotes. -Por favor, sáquennos de aquí. Les ayudaremos contra esos extraterrestres.

Konstantin miró al líder de la tribu.

-Lleváoslos. Total, no sabíamos qué hacer con ellos.

La celda se abrió y el profesor Arbogast salió seguido de Lady Olsen, que se enganchó con una estalactita y desgarró un poco más su camiseta, que ya estaba a punto de dejar todo al descubierto.

-Uy... qué descuido -dijo poniendo una O en sus labios mientras los tapaba con la mano.

Konstantin dio un arma de los aliens al profesor Arbogast y a LadY Olsen -a Robert y al becario no... esos mejor que fueran con su cámara y sus piedrecitas de estrellas-. El morlock se despidió del líder de la tribu de hombres topo y le prometió que vengaría aquel ataque por parte de invasores tecnológicos. Según iba dejando atrás el territorio de los hombres topo, seguido de su nuevo grupo, se iba preguntando quienes serían aquellos aliens. Hablaban en algo parecido al alemán y aquello era un ataque claramente genocida. Nunca había visto ni oído hablar de estos. Eran nuevos en los túneles, y por el manifiesto comunista que iba a descubrir quienes eran y a qué habían venido.

jueves, 20 de abril de 2017

Pánico en los túneles (Parte 3): Blitzkrieg subterránea

El Volkswagen Kübelwagen modelo 82 era el vehículo habitual de desplazamiento de los Einsatzgruppen del ejército de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Era resistente, fácil de conducir y podían montar una escuadra básica de tropas o un oficial con sus ayudantes y escoltas. Además, era un vehículo todoterreno al que se le podía adaptar un arma, en concreto una ametralladora MG 42-R, el modelo reptiliano del arma alemana de la II Guerra Mundial. Esto no era nuevo, los RNLO tenían una obsesión casi patológica con lo nazi. Aunque también compartían ciertos aspectos de la ideología supremacista fascista del reich de Hitler, resultaban más pragmáticos y manejables. O tal vez se debiera a que se habían tenido que adaptar a su situación en Arkham. No había que olvidar, que, pese a todo, cual villanos reincidentes de una historia pulp, seguían tratando de conquistar la ciudad y el país y el mundo con extraños y desconcertantes planes. Pero, en esta ocasión, no habían tenido más remedio que pedir ayuda. Así, mientras el todoterreno avanzaba por los túneles bajo la ciudad de Arkham, conducido por el Unterfeldwebel Bazzu. A su lado, la Hauptmann Ammetu le indicaba la dirección a seguir en los diferentes cruces. Detrás, El que Legisla tras el Umbral y Canina andaban algo amodorrados. Tras ellos, manteniendo la velocidad del vehículo, corría el Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov. Los tres conocían bien los túneles y no estaban viendo nada interesante por las zonas que atravesaban: una discoteca morlock; el cubil de unos seres cerdo que adoraban a William Hope Hodgson como su dios, curiosamente con un altar lleno de referencias marinas; un culto neopagano haciendo un rito fusión de sincretismo extraño budista vikingo con un ídolo de Nyarlathotep en su forma de El que Comenta en la Oscuridad y, finalmente, un templo secreto en donde los masones-illuminati luchaban contra los illuminati-templarios para ver cual de los dos grupos era el que iba a dominar la ciudad en secreto, aunque en realidad eran grupos de amigos con delirios de grandeza y no dominaban ni en su casa.

El problema de los túneles bajo Arkham era que se habían convertido, con el paso del tiempo, en un refugio para todos los grupos, colectivos, conspiraciones de opereta y bandas que eran demasiado ridículos, raros o, simplemente, cutres, como para que se los tomara alguien en serio en la superficie. O tan sólo buscaban un lugar en donde no llamar demasiado la atención. En cualquier caso, había sectores subterráneos en donde no podías avanzar unos metros o girar una esquina sin encontrarte con alguno de esos grupos. Así, pues, no había nada nuevo en todo aquello. Sin embargo, tras pasar aquellas zonas y aproximarse al sector en donde se hallaba la base principal RNLO y las áreas a investigar, sucedió algo raro. De improviso, al girar por una intersección, se encontraron con un grupo de individuos vestidos con túnicas rojas y que huían como locos. Cargaban, además, con un curioso trono que llevaban en una plataforma a hombros. Al verlos llegar, Bazzu detuvo el vehículo y los dejó pasar, por ese lado no hubo problema. El problema venía persiguiendo a los sectarios adoradores de El Gran y Poderoso E, pues tales eran los sujetos vestidos de esa manera, y el trono era en el que se suponía estaba su deidad. Pero el saber que hacían allí abajo era otra cuestión. Por el túnel, siguiéndolos, se acercaba una horda de gusanos muy enfadados de cerca de dos metros de largo. Ciertamente ese si que era un problema a resolver. Sin mucho tiempo para prepararse y desarrollar una estrategia, fueron a lo más rápido y básico: sacaron todas las armas que tenían disponibles y se dedicaron a ametrallar a todo lo que se les ponía por delante. Para ello, montaron una MG 42-R en el afuste delantero del vehículo, que comenzó a disparar la capitana reptiliana; Ammetu cogió un fusil de asalto; El que Legisla tras el Umbral se hizo con sus cuatro fusiles Ak-74; Canina, poco acostumbrada a las armas de fuego, se quedó preparada para luchar si los gusanos llegaban al coche; por su parte, el robot comunista nazi tomó una pesada ametralladora gatling y se unió a la línea de combate.

Los gusanos parecían sumamente enfadados y avanzaron hacia ellos cargando ciegamente. El grupo de defensores abrieron fuego de inmediato. La batalla, aunque resultó breve, fue brutal por su intensidad y violencia. Las balas salían en ráfagas sin cesar, interrumpidas sólo por los tiempos necesarios para cambiar los cargadores. Pero nada parecía detener a los gusanos pese a las enormes bajas que estaban sufriendo. Cuando, finalmente, llegaron hasta el coche, Canina entró en acción. Mientras los demás dejaban sus armas y empuñaban cuchillos de combate, la welclon gul desplegó toda su furia, lanzándose con saña contra los enemigos. Resultaba sorprendente ver a la joven, con el físico de Evangeline "Welcome" Parker, pero con el rostro de rasgos caninos, las garras en sus manos y la piel pálida, moverse con una agilidad sorprendente. Se abalanzaba sobre los gusanos, destrozándolos con sus garras y partiéndolos por la mitad a mordiscos. Ciertamente no era una visión muy gratificante. Pero si que era mortalmente efectiva. Pero ella no era la única que luchaba sin tregua. El Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov también demostraba que había sido creado como tropa de asalto robotica. Su modelo era una soldado mecanizado multipropósito, por lo que sus brazos acababan en garras metálicas capaces de asir diferentes armas o luchar con las manos desnudas. Y esto último era lo que estaba haciendo en ese momento. Tras dejar de lado la ametralladora, se había dedicado a combatir contra los gusanos con todas sus energías. Estos trataban de herirle, pero su coraza era demasiado dura para que las mandíbulas de los vermiformes le hicieran algún daño. Por ello, se estaba entregando al máximo para poder derrotarlos. Por su parte, El que Legisla tras el Umbral se había unido a los dos reptilianos en una matanza despiadada y sin tregua usando cuchillos. El abogado, con sus cuatro brazos, se movía como una picadora de carne arrasando las filas de sus adversarios. Ammetu y Bazzu también demostraron sus méritos en el cuerpo a cuerpo contra aquellos seres tan furiosos.

Finalmente lograron matarlos a todos. Cansados por el intenso esfuerzo, con las ropas desgarradas por los mordiscos de los gusanos y las babas que segregaban, pudieron por fin descansar. De repente, a sus espaldas, escucharon unos sonoros aplausos. Sorprendidos, al darse la vuelta, se encontraron a los sectarios de El Gran y Poderoso E aplaudiendo y elogiando su actuación. El grupo estaba bastante sorprendido y desconcertado. Mientras ellos luchaban, los sujetos esos de túnicas rojas estaban mirando tranquilamente. Para explicar lo que sucedió en ese momento hay que hacer algunas aclaraciones previas. En una buena historia de aventuras de carácter pulp, las mujeres atractivas que participan en peleas y escenas de acción no es raro que acaben con las ropas desgarradas de forma absurdamente sexy, particularmente en las ilustraciones. Así, tenemos que Canina, que había estado muy metida en la lucha, había visto su vestimenta destrozada de manera que se volvía bastante reveladora. Sin embargo, sus rasgos perrunos y el momumental enfado que llevaba la hacían más amenazadora que sensualmente atractiva. Así que no estaba muy de humor para adoptar el rol de heroína sexy ni para recibir halagos ni aclamaciones por su actuación. Ammetu estaba en una situación similar, aunque la reptiliana resultaba atractiva a su subalterno. Así que, tratando de calmarse y de ser diplomático, se aproximó a los sectarios para hablar con ellos:

-¡¿Podéis explicarme que ha pasado aquí?!

No era su mejor tono para estas situaciones, pero estaba bastante cabreado.

-La verdad es que resulta curioso -empezó a decir el portavoz de los sectarios-. Estábamos llevando a cabo una visita turística de los túneles para El Gran y Poderoso E y, por casualidad, nos hemos encontrado con esos gusanos tan enfadados que nos querían devorar. Por eso, emprendimos la huida, pero nuestros dios, en su magnanimidad y poder, nos condujo hasta vosotros sabiendo que nos ayudaríais.

-¿Y no se os ha ocurrido echarnos una mano?

-Bueno, sí, pero teníamos que custodiar el trono de nuestro dios y vigilar que no vinieran nuevas amenazas por la retaguardia. Y El Gran y Poderoso E nos ha indicado que lo dejáramos así, que vosotros podíais encargaros de esto.

El abogado sintió la fuerte tentación de hacer algo desagradable, pero no estaba seguro de como actuar ante esa gente. En general, los adoradores de El Gran y Poderoso E eran bastante inofensivos, raros, peculiares, pero inofensivos. Según su particular credo, en el trono que arrastraban de un lado a otro, estaba sentado su particular dios, que era invisible, inaudible, intangible, inodoro e indetectable prácticamente por cualquier medio. Aunque el trono en sí emitía una ligera perturbación en la plano astral. Por ello, decidió ser sutil y, por el momento, dejarlo pasar. Por ello, aprovechó para interrogarles sobre lo que podían haber encontrado en los túneles. Al parecer, habían visto por ahí patrullar a esos extraños sujetos de la Conspiración, por lo que su base no debería estar demasiado lejos. Aunque cualquiera se podía fiar ahí abajo. En cualquier caso, El que Legisla tras el Umbral les preguntó a fondo sobre las zonas que habían recorrido y les mostró un mapa del sector en el que se encontraban, aunque no fuera exhaustivo. Los sectarios no eran especialmente fiables, ya que no habían prestado mucha atención a los caminos que habían seguido, y, en cualquier caso, los túneles podían esconder muchas sorpresas. Pese a todo, si que pudieron aportar algo de información, lo que les ayudaría a moverse mejor por esa zona. A fin de cuentas, lo que tenían que hacer era explorar en busca de cualquier indicio de la base de la Conspiración.

Tras el intercambio de información, los cultistas se fueron por un ramal mientras entonaban los conocidos mantras de su fe, consistentes en repetir una y otra vez la letra E. Cuando los perdieron de vista y el cántico se convirtió en un mero eco, rápidamente subieron todos al coche, y se alejaron a toda velocidad en la dirección opuesta a la que habían tomado los extraños adoradores de ese dios invisible. Cuando se habían alejado lo suficiente, Bazzu giró en una intersección para dirigirse hacia un puesto avanzado reptiliano. Los RNLO, además de sus dos sedes, la principal y una secundaria cerca de la costa para operaciones anfibias, habían dispuesto pequeños refugios en diversos lugares de la red de túneles para situaciones de aprovisionamiento. Por ello, ya que tenían las ropas bastante maltratadas y tenían aún bastante trabajo por delante, sería mejor que descansaran un poco y se cambiaran. Al llegar al lugar, encontraron un pequeño almacén con amplios suministros y unos pequeños vestuarios. Por turnos pudieron darse una buena ducha y cambiarse. Canina y El que Legisla tras el Umbral, ya que no encontraban muy atractiva la idea de ponerse uniformes reptilianos nazis, optaron por sendos monos usados por los trabajadores de mantenimiento y mecánicos. Tras asearse y vestirse de nuevo, recogieron algunos suministros, principalmente munición y combustible, se pusieron de nuevo en camino. Esta vez iban preparados y con las armas listas para usarlas si fuera necesario.

Así, se lanzaron a los túneles una vez más. dispuestos a dar con su objetivo. Pero las regiones subterráneas de Arkham aun les deparaban otras sorpresas. Por ello, dispuestos a no verse interrumpidos de nuevo, adoptaron la táctica de la blitzkrieg, la guerra relámpago. Sin detenerse, avanzaron por aquellos caminos poco explorados o, directamente, desconocidos. A medida que avanzaban, comenzaron a escuchar graznidos y ruidos producidos por animales. Sin dudarlo, se encaminaron hacia la fuente de esos ruidos, ya que, de todas formas, parecían producirse en una zona no explorada. Finalmente encontraron una amplia cámara llena de pingüinos albinos ciegos gigantes, grotescos ejemplares de una especie desconocida y más grandes que un pingüino emperador. Asombrados ante aquel descubrimiento, quedaron mucho más sorprendidos al descubrir a un sujeto vestido para exploración polar estaba tratando de organizar un coro con esas aves procedentes de la Antártida. Pero, como parecía inofensivo, decidieron seguir su camino. Tras dejar atrás aquel recuerdo de las Montañas de la Locura, tomaron un desvío que les hizo acabar en medio de una... ¿base secreta nazi? Sí, las esvásticas, los uniformes acartonados, las banderas, los saludos con el brazo alzado, todo era claramente nazi. Pero no era de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, pues los sujetos no eran, ciertamente de tipo lacértido. Y es que se trataba de Zetas Reticulanos, los típicos grises de las conspiraciones ufológicas. Resultaba curioso ver a aquellos enanos de entre 120 y 150 cm de altura, de piel grisácea y cabezones, con abultados y grandes ojos almendrados vestidos con uniformes de soldados nazis. Pero es que la cosa no acababa ahí. ¡Tenían también sus propios clones híbridos de Hitler! Lo que parecía la casta dirigente, o la oficialidad, eran Zetas Reticulanos con el bigotillo y el pelo del dictador nazi. Ni que decir tiene que la irrupción del vehículo de los RNLO causó un gran revuelo, ya que los Zetas Reticulanos Nazis (ZRN), creían que su base era secreta.Así que, no quedó más remedio a El que Legisla tras el Umbral y los demás, que aplicar la blitzkrieg a esa situación: acelerar a tope y disparar como locos para abrirse paso entre la soldadesca alienígena.

Los ZRN, aunque pillados por sorpresa, no tardaron en actuar. Su primera reacción había sido agresiva, dando la alarma y atacando a los intrusos, que fue lo que provocó la respuesta ofensiva de los recién llegados. Pero, al ver que el Volkswagen Kübelwagen aceleraba y sus ocupantes abrían fuego indiscrimindamente, logrando abrirse paso a través de sus filas, los ZRN se dirigieron a sus vehículos dispuestos a iniciar persecución. Pero, mientras que los RNLO usaban vehículos utilitarios además del Volkswagen Kübelwagen y mini tanques para sus Panzerdivision, estos alienígenas usaban platillos volantes de color gris metalizado con cúpulas blindadas, equipados con seis ruedas para desplazarse. Al principio, la persecución se mantuvo con las expectativas de lo que se podría ver en una película de acción: derrapes, tiroteos, obstáculos esquivados en el último momento, etc. Bazzu demostró ser un excelente conductor, lo que les permitía mantener la distancia y, tras varios sorprendentes giros, lograr despistar a sus perseguidores. Una vez a salvo, pudieron seguir su misión. Pero los ZRN no se iban a dar por vencidos tan fácilmente. Para los Reptilianos Nazis, la presencia de la base alienígena era una sorpresa. Por lo poco que habían podido ver, parecían estar recién instalados, pues todo parecía muy nuevo y aun quedaban algunos restos de embalajes. ¿Estarían relacionados los grises con la Conspiración? En cualquier caso, el objetivo de los RNLO era localizar a sus esquivos adversarios. Una vez que se los quitaran de encima ya se ocuparían de los ZRN. Mientras tanto, los alienígenas seguían su búsqueda de los intrusos por los túneles, añadiendo un nuevo peligro a quien se adentrara en ellos.

martes, 11 de abril de 2017

La Conspiración ataca La Llave y la Puerta



Atención

Los autores de La Llave y la Puerta emiten este comunicado a sus lectores y visitantes asiduos y eventuales para informar de que durante esta semana no se va a publicar el capítulo correspondiente del evento "Pánico en los Túneles" debido a causas ajenas a nuestra voluntad.

El blog ha sufrido un ataque a traición por parte de la Conspiración que los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro están tratando de desmantelar y que, anteriormente, los había convertido en objetivo de sus ataques. Los daños y el caos causados nos obligan a suspender esta semana nuestras actividades mientras ponemos orden de nuevo. Por ello, lamentamos la situación provocada y las molestias asociadas a la misma para los lectores y visitantes asiduos y eventuales.

Una vez resueltos estos problemas, la semana que viene volveremos a nuestra programación habitual, con la publicación del tercer capítulo de "Pánico en los Túneles", que se titulara "Blitzkrieg subterránea".

Gracias
Los autores.

sábado, 8 de abril de 2017

Pánico en los túneles (Parte 2): ¡¡¡Los gusanos de la Tierra!!!

Konstantin era un morlock muy entregado a su causa, pero en estos momentos estaba deseando sacar una ametralladora y llenar de plomo a ese par de idiotas que le habían mandado vigilar. Cuando le dieron la misión tenía una ligera idea del nivel de estos dos individuos, pero estar con ellos y escuchar sus tonterías era algo muy por encima de lo que se había esperado. Y todo para poder descubrir quién estaba utilizando los túneles bajo Arkham con algún pérfido plan. Fueran quienes fuesen, gustaban de la imaginería y simbología de la Guerra Fría, por lo que Konstantin no creía que los reptilianos fueran su objetivo. Estaban haciendo uso de ellos para algo más importante, y él intentaría descubrir algo, aunque fuera en compañía de esos dos. Los susodichos estaban enfrascados en una conversación para ellos muy interesante. Para Konstantin, una estupidez seguida por otra más grande.

El becario, para dejar claro su punto de vista y su misión en el mundo, se había puesto a comentar cosas relacionadas con los dioses antiguos que su organización habían bautizado como las DCC. Esto llamó la atención de Robert M. Pickman, que comparó las palabras del becario con las teorías de Erich Von Daniken. El becario no había oído hablar de aquellas teorías y se había interesado por ello. Uno alimentaba al otro con teorías e ideas cada vez más descabelladas, pero que en sus cabezas tenían total sentido. Aquella tregua entre el conspiranoico de los Pickman y la Fundación Wilmarth podía llevar a un nuevo escalón a las ideas excéntricas de los unos y los otros. Por momentos, Konstantin se alegraba de tener poco que ver con todo aquel rollo. Cuando acabara su misión, seguiría con sus asuntos, y no tendría más que oír sobre DCC, dioses ancestrales, astronautas antiguos, civilizaciones perdidas y demás sandeces. Ahora, Pickman estaba sacando a relucir a un supuesto investigador español llamado J. J. Benítez y el becario escuchaba con atención las teorías que escuchaba, viendo cómo encajarlas en su esquema de dioses extraterrestres malvados que quieren destruir el mundo. 

Y así pasaba el rato Konstantin mientras cruzaban los conocidos túneles bajo Arkham. Ya estaban dejando atrás la parte cartografiada y se acercaban a territorio indómito. Por allí podrían encontrarse con cualquier cosa, por lo que tenía entendido. Había túneles de gules, puertas a otros mundos, incluso una vez, mientras se adentraba con un grupo de exploración, se encontraron con un individuo embozado en una túnica oscura que les pretendía vender armas y que les recibió con un "welcome, strangers" que le pareció muy curioso, pues era como la frase típica de la chica aquella que acompañaba al grupo de dioses Alfa Strike. Preferiría que aquellos dos tipos bajaran un poco la voz, pues no hablaban precisamente bajo, pero por mucho que se lo pedía, estos no podían evitar volver a alzar la voz, emocionados ante todo el mundo de maravillas que se estaban descubriendo el uno al otro. Al menos aún no habían encontrado nada en los túneles que pudiera alimentar sus paranoias particulares, pero de lo que él estaba seguro, es de que no tenía ninguna intención de hablarles de morlocks... a saber la absurda conclusión a la que llegarían. Aunque de los reptilianos sí que se habían apercibido, sí. Pero cada uno tenía una versión de lo que eran. Afortunadamente para ellos, ninguna de las dos era cierta. 

El becario, ante el tema de los reptilianos, no hacía más que decir que había que reventarlos, cosa que a Konstantin no le parecía mal, pero después había dicho que tenían prohibido el uso de explosivos dentro de las fronteras de Arkham, lo cual incluía los túneles bajo la ciudad. Lo único que les dejaban usar eran unas piedras que Konstantin se preguntaba si pensaban usarlas con tirachinas o qué. Robert M. Pickman estaba en contra de la destrucción inmediata de los reptilianos, pues él quería grabar todo lo posible para mostrarlo al mundo, y así hacerles ver la verdad que les ocultaban los gobiernos, las multinacionales y el canal de Teletienda. Por suerte, en esta expedición verían pocos reptilianos, pues estaban todos pululando por fuera de los túneles u organizándose con el otro grupo que se había adentrado a investigar a los nuevos jugadores que habían invadido los túneles.

En estas estaba Konstantin, mientras los otros dos hablaban de luces en el cielo y servidores de los DCC, cuando comenzó a escuchar un extraño sonido. Parecía como si algo inmenso estuviera arrastrándose pesadamente, rozando con las paredes rocosas de los túneles. El morlock se puso en atención y palpó la ametralladora que llevaba oculta bajo sus ropajes. El sonido parecía ir acercándose poco a poco, e iba acompañado por otro, que no sabía distinguir, pero parecían voces.

El morlock hizo callar a los dos cenutrios con un fuerte movimiento de su brazo y puso todo el sentido del oído concentrado en el sonido que se acercaba. Comenzaba a reconocer los sonidos que acompañaban al arrastrar, era algo parecido a una voz potente canturreando. La melodía era algo así como:

-Yoyoyoyoyoyo yoyoyo yoyó Hohohohohoooooo.

No le costó mucho más para reconocer al dueño de aquél cantar. Se trataba de una entidad que habían encontrado los exploradores morlock al poco tiempo de su llegada a esta época y habían trabado con ella una pequeña amistad. La conocían como El Gusano Trolololo, una entidad vermiforme que paseaba por los túneles que surcan el interior de La Tierra cantando alegremente su melodía. Era un ser benévolo y nunca había provocado ningún daño, ni supuesto ningún problema, así que Konstantin dejó su arma donde estaba. Sería mejor hablar con El Gusano Trolololo. Quizás él supiera algo de lo que estaba pasando en los túneles. Pero tenía que hacerlo de forma que sus dos acompañantes no hicieran ninguna estupidez.

El becario y Robert Pickman se apercibieron del sonido del gusano y se pusieron tensos inmediatamente.

-¿Qué es eso? -preguntó el becario mirando a todas partes.

-¿Los reptilianos cantan? No puede ser. Sus acciones son más sutiles y engañosas. Ir cantando por ahí no es su modus operandi. -le dijo Robert muy seguro.

-En efecto, no es un reptiliano... ni un hombre serpiente... ni un servidor de Yig, ni ninguna de esas chorradas -les dijo cortante, Konstantin. -Es un aliado, pero como no os conoce, puede que se ponga algo nervioso. Esperad aquí. Yo me reuniré con él y hablaré sobre nuestro objetivo.

Los otros dos se miraron desconfiando.

-A ver... ¿creéis que me voy a reunir con un CCC o como sea que los llamáis? Si estuviera aliado con esas fuerzas ya os habría matado de veinte maneras distintas antes de llegar aquí.

Esto pareció satisfacer al becario, aunque Robert seguía mirando a su guía de manera recelosa. Esto no le importaba a Konstantin. Podía mirarle como quisiera mientras sólo hiciera eso.

El morlock fue avanzando despacio en la dirección de los cantos alegres, dejando el túnel que estaban transitando atrás, y llegó a una zona terrosa, con piedras incrustadas en las paredes. Allí estaba el que había ido a buscar.

El ser era una criatura parecida a un inmenso gusano regordete, que ocupaba perfectamente todo el volumen de uno de aquellos túneles. Era de un color claro, como un gris descolorido o un blanco muy sucio. Se movía mediante contracciones de su cuerpo vermiforme, aunque su cuerpo estaba rematado en una cabeza bajo la que había una serie de varias patitas con las que podía manipular objetos. Su cabeza era muy similar a la de una oruga, aunque tenía una ristra de ojos repartidos de manera desordenada.

El Gusano Trolololo surgió del túnel que estaba cruzando y quedó en la zona terrosa en la que se encontraba Konstantin. El ser se plantó en el centro y enroscó su cola de manera que pudiera asentar su peso y descansar un rato. Por el túnel del que había salido el ser, un numeroso grupo de gusanos, de un tamaño mucho inferior, pero aún así, gigantes para los estándares humanos (a menos que alguien viera normal que un gusano midiera cerca de dos metros), fueron corriendo para rodear a su señor. Eran los sirvientes del Gusano Trolololo, versiones más pequeñas de la entidad y mucho más rápidas.

El Gusano Trolololo alzó su inmensa cabeza en dirección a Konstantin y el morlock le saludó con los brazos. Después le hizo un saludo en el idioma del gusano. Éste respondió amablemente al saludo del morlock y le permitió acercarse.

(diálogo traducido del idioma del Gusano Trolololo)

-Estimado amigo, señor de los gusanos que cantan en las profundidades -dijo Konstantin. -Me alegro de encontrarme ante su presencia, pues está habiendo alteraciones en este, nuestro habitat, y me gustaría saber si hay alguna información que nos pudiera proporcionar.

-¿Alteraciones? Los Hombres Topo que viven en los túneles inferiores sufrieron de gases hace un par de días y todo olía a pedo de topo. ¿A ese tipo de alteraciones te refieres, amigo morlock?

Konstantin contrajo el rostro, asqueado. No quería ni imaginar cómo olía un pedo de hombre topo.

-No, no me refiero a ese tipo de alteraciones. Hay alguien nuevo por estos túneles. Está lanzando ataques sistemáticos y nos gustaría saber quienes son y por qué hacen lo que hacen.

El Gusano Trolololo pareció meditar unos instantes sobre la pregunta que le había hecho el morlock. Su mente era totalmente ajena, así que su proceder era distinto al de un ser humanoide como ellos.

-Pues, ahora que lo dices, en mis devaneos por esta región del inframundo, en los últimos meses me he encontrado con unos individuos humanoides... bueno, yo diría que eran humanos, homo sapiens, aunque no termino de distinguir a unos de otros. Vestían como en las películas de Rambo. Esas que producen los homo sapiens, lo que me hace pensar que serían de esta especie. Pues bien, iban acompañados de otros miembros de su especie, pero estos iban trajeados y parecían ordenar cosas a los que vestían como Rambo. Se dirigían hacia la zona por la que soléis rondar vosotros y los tipos ofidios, y parecían muy decididos.

-¿Así que un grupo de militares humanos acompañados de tipos trajeados estuvieron por aquí? -preguntó Konstantin. No tenía ni idea de quienes podían ser. Que vistieran como Rambo podía darle pistas. No creía que fuera el ejército de los Estados Unidos. La indumentaria a lo Rambo quedó desfasada pasados los '80 y las guerras en países tropicales. Pero si no era el ejército americano ¿quienes eran esos tipos? ¿Y qué hacían en los túneles?

Mientras Konstantin hablaba con El Gusano Trolololo, los dos que se habían quedado atrás empezaban a impacientarse.

-No me fío de ese tipo ¿por qué no ha querido que le sigamos? Eso es que nos oculta algo -dijo Robert. -Créeme, soy un experto en estas cosas.

-Yo tampoco me fío del todo de él, pero no sé si estaría bien que fuéramos a donde está. Igual su informador es algo que nos sobrepasa.

-Entonces ¿qué mejor razón para hacerlo? Lo grabamos, damos a conocer al mundo la existencia de ese "informador". Si no quiere que lo veamos tiene que ser por algo. Vamos, descubramos qué nos quiere ocultar nuestro buen "amigo".

Ambos fueron caminando en la dirección a la que había ido Konstantin.

-Pero ¿cómo vas a grabar nada? Estos hongos fluorescentes tampoco es que iluminen tanto.

-No te preocupes -dio Robert sacando de su mochila una cámara. -Esta cámara provista con filtro OVNI tiene un foco...

La conversación con El Gusano Trolololo estaba dando información bastante valiosa. Aquellos individuos vestidos de militares de los '80 habían estado desplegándose por los túneles y haciéndose con tecnología. Esto no es algo que no supieran ya, pero al menos ahora conocían rutas que tomaban habitualmente para sus asaltos. Si podían interceptarlos, podrían saber más de ellos. Lamentablemente, la conversación fue interrumpida por un potente foco que iluminó toda la cueva. Antes de que Konstantin pudiera reaccionar, escuchó un grito.

-¡Un Chthonian! -exclamó el becario -¡No escaparás, malvada criatura!.

El miembro de la Fundación Wilmarth sacó de su bolsillo la piedra estrellada que portaba en todo momento y la lanzó con todas sus fuerzas contra el gigantesco gusano que yacía en el centro de la cueva.

(traducido del idioma del Gusano Trolololo) -¡Uy! ¿Qué es esto? ¿Un regalo? Qué simpáticos estos...

Pero antes de que el gusano acabara su frase, su séquito comenzó a lanzar gritos enfervorecidos.

(traducido del idioma del Gusano Trolololo) -¡¡¡Esos humanoides han osado atacar a nuestro señor!!! ¡¡¡Atacadles!!!

-No, no, no, no, no -iba diciendo Konstantin mientras los gusanos se ponían en formación y comenzaban a bufar como gatos encolerizados -A la mierda... ¡CORRED!

El morlock llegó hasta donde estaban los otros dos y, juntos, salieron corriendo, perseguidos por hordas de gusanos cabreados, que iban echando pestes y amenazando.

(traducido del idioma del Gusano Trolololo) -¿Pero a dónde van mis siervos? Si es un regalo muy bonito... bueno, cuando se cansen ya volverán.

Konstantin, Robert y el becario, iban corriendo como locos por los túneles iluminados por hongos fluorescentes mientras los gritos de los gusanos iban tras ellos.

-¡Nos has traicionado! ¡Estabas negociando con un Chthonian! -gritó el becario mientras corría.

-Eso no era un Chthonian, idiota. los Chthonian parecen un cruce entre gusano y calamar gigante ¿y acaso has visto algún tentáculo en esa cueva? -exclamó Konstantin aguantando las ganas de repartir estopa entre esos dos idiotas.

-Pero seguía siendo un gusano gigante ¿qué clase de informador era ese? El mundo sabrá esto. Lo tengo grabado -decía Robert.

Konstantin los llevó por un túnel menos iluminado y los fue guiando gracias a su visión mejorada para lugares de poca luz. Tras un rato, encontró un lugar entre las rocas donde podrían ocultarse y se metió allí.

-Entrad aquí, berzotas. Esos gusanos no ven tan bien como cabría esperar. Con suerte no nos detectarán aquí metidos.

-Pero ese agujero no parece muy seguro -comentó el becario.

-Pues si prefieres a los gusanos, tú mismo -fue la respuesta de Konstantin.

Robert y el becario entraron en el pequeño hueco y el morlock tapó la entrada con unas cuantas piedras. Unos instantes después, pasaron los gusanos cabreados mientras iban canturreando algo en su idioma.

-¡A por elloooos, oeeeee! ¡A por ellooooos, oeeeee!

Poco a poco el sonido se fue distanciando. Los gusanos habían pasado de largo.

-Qué curioso. Dicen lo mismo que los españoles en los partidos de futbol -dijo extrañado el becario.

-Sólo es una coincidencia fonética. Lo que están diciendo es algo peor... y mucho más sangriento. -Konstantin buscó entre su equipo el Walkie-Talkie de campaña que todo morlock llevaba encima. Era un equipo de comunicación modificado para que pudiera funcionar a través de los túneles bajo Arkham. -Aquí Konstantin al alto mando. Aquí, Konstantin al alto mando. Tengo información sobre los conspiradores. Parece que la imaginería de la guerra fría se confirma. El Gusano Trolololo me ha informado de soldados vestidos como en las películas bélicas de los años '80 y acompañados de líderes trajeados. Por lo que me ha dicho, suelen usar los túneles que frecuenta El Gusano Trolololo, por lo que es posible que allí se les pueda interceptar. Ah, y a todo esto. Sería mejor que comunicarais con el otro equipo que se ha internado en los túneles. En estos momentos, unos gusanos...

Pero la frase de Konstantin fue interrumpida. Como había sospechado el becario, el agujero que habían utilizado no era tan seguro como parecía, y el suelo bajo sus pies se rompió en mil pedazos haciéndoles caer en zonas más profundas de los túneles, a merced de los habitantes de aquellas zonas desconocidas.