miércoles, 29 de marzo de 2017

Pánico en los túneles (Parte 1): A donde ningún idiota ha ido jamás...

Tras los incidentes de la semana anterior, estaba claro que había que tomar acciones inmediatas si se quería evitar que la ciudad fuera tomada por las ofidias hordas de hombres serpiente que pretendían resucitar el antiguo imperio de Valusia y consagrar primero la ciudad y luego el país a Yig, Padre de las Serpientes. Por ello, la Fundación Albert N. Wilmarth debía actuar sin dilación alguna y detener a los infaustos adoradores de sangre fría del Primigenio. Sus agentes eran los únicos capacitados para combatir las CCC (Criaturas del Ciclo de Cthulhu) y frustrar sus planes de dominación bajo el estandarte de una DCC (Deidad del Ciclo de Cthulhu), aunque esta fuera de las más benignas, como era el caso de Yig. ¡Pero todos en la Fundación estaban plenamente concienciados que eso sólo era una mera ilusión! ¡No había DCC benignas! ¡Sólo los Dioses Arquetípicos estaban del lado de la humanidad y de la Fundación Wilmarth en su eterna lucha contra las malvadas DCC!

Lamentablemente, por muy dedicados que estuvieran a su causa los agentes de la Fundación Wilmarth, habían dos serios problemas que les suponían un duro handicap en su labor. Por un lado estaba la prohibición de usar explosivos en toda el área urbana, inclusive los túneles, donde parecían tener su refugio los hombres serpiente. Y, por otro lado, quedaban muy pocos agentes sanos y en perfecto estado para participar en la expedición de castigo a los niveles subterráneos de la ciudad. La semana anterior, cuando trataron de expulsar al avatar de Yig, tuvieron serios problemas. La máscara del Padre de las Serpientes huyó vilmente a través de las calles de la ciudad y los valerosos agentes que emprendieron la persecución acabaron lesionados con diferentes niveles de gravedad en acto de servicio. Entregados a su labor, no se habían percatado de los peligros que acechan a quien corre desesperadamente por la ciudad en defensa de la misma para tratar de expulsar al temido avatar y así frustrar los planes de la invasión de los hombres serpiente que, curiosamente, iban vestidos como soldados alemanes de la II Guerra Mundial. De esta manera, algunos se dieron de morros contra farolas, quedando noqueados. Otros se estamparon contra vehículos que surgían de los cruces de las calles o fueron atropellados por estos. Y uno, el que más lejos logró llegar, acabó estrellándose contra una enorme lámina de cristal que transportaban dos operarios y que, casualmente, se cruzaron en su camino. Tras esto, aturdido y desequilibrado, se tropezó contra una farola y acabó siendo atropellado por una scooter que iba a poca velocidad, pero, con tan mala suerte, que acabó en el suelo con una mala caída que le produjo una grave torcedura de tobillo. Ciertamente no fue un éxito arrollador. Pero, al menos, con sus piedras estrella de la antigua Mnar lograron poner en fuga al avatar de Yig y salvar la ciudad un día más.

Como consecuencia de esta heróica acción, los agentes preparados para la acción estaban todos fuera de combate y aún tardarían en recuperarse completamente. Los miembros de la Fundación que quedaban en activo eran principalmente académicos, y no estaban preparados para lanzar una expedición de castigo a los túneles. Pero no podían dejar que los hombres serpiente tuvieran tiempo a prepararse para lanzar un nuevo ataque que resultara definitivo por la inacción de la Fundación. ¡El tiempo era clave para hacer fracasar sus planes por completo! Si al menos les dejaran tirarles una bomba... Pero no había manera, el alcalde insistía en que eso era imposible. Sin embargo, aún existía esperanza. Sus mejores agentes estaban inutilizados, sus agentes normales estaban fuera de combate, sus peores agentes guardaban cama en el hospital. Por ello, sólo quedaba alguien preparado para lanzar ese ataque... ¡El Becario! El Becario estaba deseoso de entrar en acción y había demostrado su compromiso con la causa de la Fundación y su interés proactivo en las actividades de la misma. Pero no podían mandarlo sólo, armado únicamente con un símbolo arcano. Necesitaría ayuda. Y un académico sería una carga más que un apoyo. Entonces surgió un nombre, alguien que había demostrado ser también una persona comprometida con la investigación y el descubrimiento de las DCC y las CCC, y con los OVNIS y las conspiraciones y... bueno, todas las tonterías conspiranóicas que se le puedan ocurrir a uno... Y, aunque se había declarado adversario de la Fundación ya que estaba obsesionado en sacarlo todo a la luz, había demostrado constancia y recursos. Además, durante el incidente con el avatar de Yig habían hecho una alianza temporal. Podían retomarla y reclutarlo para la causa, aunque fuera sólo durante ese ataque a los túneles. Sí, Robert Pickman podía resultar de gran ayuda en esta operación. Si tan sólo pudieran reclutar a alguien más...

Mientras solucionaban el problema, instruyeron al Becario sobre lo que tenía que hacer. Así, el eterno ayudante de la Fundación, se fue a reunirse con Robert. No fue difícil localizarlo, pues andaba disfrazado con una gabardina y un sombrero de fieltro, y disimulaba horriblemente leyendo un periódico con un par de agujeros recortados para ver a través del mismo. Estaba espiando a Summanus, el cual, ignoraba deliberadamente al pesado magufo. Sin embargo, ante la llegada del Becario, decidió dejar su vigilancia. En cualquier momento podía volver a seguir la pista a Summanus que, pese a la incursión de reptilianos de la semana pasada, parecía bastante indiferente. Sin embargo, todo podía ser una fachada para que no se descubriera su complicidad con los hechos sucedidos la semana anterior. Eran astutos estos invasores lagartos, pero no despistarían a Robert en su implacable misión por descubrir la verdad. Por eso, cuando el Becario se acercó a él y le contó lo que pretendía hacer la Fundación y que le ofrecía participar en dicha misión, Robert aceptó de inmediato. De momento sólo estaban ellos dos, pero necesitarían a alguien más. ¿Con quién podían contar?

Mientras decidían a quien más reclutar, fueron al EldritchBurguer a tomar algo. La hamburguesería especializada en pescado estaba tranquila en esos momentos, Había pocos clientes, por lo que pudieron elegir donde sentarse. Lo hicieron en una mesa donde se pusieron a debatir sus planes de incursión. De alguna forma tenían que adentrarse en los túneles. Además, necesitaban a alguien que los conociera bien, ya que los planos que había de los mismos no eran todo lo completos que era deseable. La verdad es que no se molestaban mucho en hablar en voz baja y cualquier que se sentara en las mesas vecinas podía escucharles perfectamente. Así fue que un sujeto bajito, albino y de aspecto algo simiesco, ataviado con un mono de trabajo con algunas insignias extrañas, inclusive algún emblema comunista de la hoz y el martillo, se acercó a hablar con ellos. Dijo llamarse Konstantin y afirmaba conocer bien los túneles o, al menos parte de los mismos. También afirmaba ser enemigo de esos reptilianos / hombres serpiente que aparecieron en las calles de Arkham la semana anterior. Por ello, si necesitaban un guía para adentrarse en los niveles subterráneos para realizar algún tipo de acción ofensiva contra esos lagartos, podían contar con él. Al principio les pareció sospechoso, ya que su aspecto era algo extraño y resultaba una curiosa coincidencia encontrar a alguien que coincidiera, al menos parcialmente, con sus objetivos y que, al mismo tiempo, pudiera guiarles allí abajo. El Becario pensó que seria algún descendiente de la familia Jermyn, mientras que Robert lo clasificó como algún híbrido de humano y yeti o algo similar. En cualquier caso, Robert podría grabarlo y utilizar los vídeos para revelar la verdad de la existencia del abominable hombre de las nieves y su progenie mestiza con mujeres humanas. Así pues, Konstantin, mecánico del Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlock, se unió al Becario y a Robert Pickman. Los tres juntos recogieron el equipo que consideraron necesario y descendieron a las profundidades de Arkham en busca de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro / los invasores hombres serpiente del Imperio de Valusia / los reptilianos y sus aliados anunnaki.


Mientras El Becario y Robert tramaban sus acciones para adentrarse en los túneles, en el despacho de El que Legisla tras el Umbral se producía una reunión diferente pero con un objetivo en parte similar: descubrir una amenaza que se escondía en los túneles bajo la ciudad. En este caso se trataba de la Conspiración que, escondida en alguna ignota región subterránea bajo la ciudad, había estado asediando a los reptilianos con tácticas de guerrilla para robarles tecnología militar y, finalmente, expulsarles temporalmente con un ataque de gases fétidos. Por ello, tras haber rastreado los túneles, haber encontrado un ramal desconocido que se dirigía hacia Dunwich y recuperar aparatos robados y modificados, había llegado el momento de lanzar el último golpe: se adentrarían en los túneles para descubrir la localización de la base secreta de la Conspiración y acabarían con ella. Para ello, se habían reunido la Haputmann Ammetu,  el Unterfeldwebel Bazzu, El que Legisla tras el Umbral, Canina y el Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov. Esa Conspiración, fueran quienes fueran, estaba causando demasiadas molestias entre los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro y esto se traducía en problemas en Arkham que llegaban hasta Dunwich. Así, tras un mes de escaramuzas, búsquedas interminables y vivencias variadas no siempre agradables, habían logrado avanzar y localizar un sector de los túneles donde parecía estar escondida la Conspiración. Era difícil ser más preciso, ya que los subterráneos de la ciudad eran muy esquivos y algunas zonas se resistían a ser cartografiadas. Ya tuvieron una extraña experiencia hacia dos semanas y no había muchas ganas de repetirla. Así que, tras un arduo trabajo, habían logrado delimitar un sector concreto. Obviamente, estaba cerca de la zona donde se situaba la base principal de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, pero se trataba de uno de esas zonas tan complejas de los túneles donde cualquier cosa podía pasar.

Para resolver esta situación de forma definitiva, El que Legisla tras el Umbral había convocado aquella reunión. Se trataba de ultimar los preparativos para esa expedición que les serviría para localizar con exactitud la Conspiración y, si era necesario, dar sus coordenadas a la base reptiliana para que enviaran sus fuerzas para resolver el problema de forma definitiva. Para formar el equipo, se había basado en la experiencia previa y en los resultados obtenidos durante las semanas anteriores. También, está claro, tenía que tener en cuenta la disponibilidad. Había sido una suerte el poder contar con Canina, pues como welclon gul podía seguir rastros por los túneles además de disponer unos excelentes sentidos para moverse en la oscuridad. Por otro lado, disponer del Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov también les vendría muy bien. El robot comunista nazi había accedido a unirse al grupo, en parte por intervención de Kate y en parte porque a los morlocks comunistas no les vendría mal tener a un informante en el grupo. Aunque la Conspiración estaba actuando sólo contra los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, en el Equipo Exile no lo veían demasiado claro. Los informes de sus acciones durante las pasadas semanas eran bastante peculiares, y esa obsesión con el estilo retro, con referencias muy made in USA, podía tener influencias de la Guerra Fría, con lo que, una vez quitados de la ecuación los RNLO, los morlocks comunistas podrían ser los siguientes. Por ello, valía la pena asegurarse. Además, como plan B, tenían a Konstantin.

El mecánico morlock comunista había sido enviado para tratar de unirse al equipo de la Fundación Wilmarth. Ambos grupos rivales, el Equipo Exile y los RNLO, se mantenían en una tensa vigilancia mutua. Así, cuando los reptilianos tuvieron que evacuar su base por la invasión de gases apestosos, los morlocks comunistas no tardaron en enviar un espía a la superficie. Con una cámara de vídeo y haciendo un streaming en directo a la base. Así, pudieron averiguar lo que sucedía en la superficie y reírse mucho con las payasadas de los agentes de la Fundación Wilmarth y con Robert Pickman. Pero esto les hizo pensar que, seguramente, no se iban a dar por vencidos. Por ello, habían enviado a Konstantin para que tratara de unirse al grupo que montara la Fundación y actuara en consecuencia según lo que sucediera. Así, con todos los ángulos cubiertos, el Equipo Exile se mantendría al tanto de lo sucedido.

Así, en el despacho del Primigenio abogado, Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov atendía a las explicaciones que daba el asesor legal sobrenatural de la residencia universitaria. El que Legisla tras el Umbral se dedicó a hacer un repaso de lo acontecido durante las últimas cuatro semanas. Empezando con el ataque de los robots gigantes durante la inauguración en Dunwich de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta hasta la expulsión de los túneles de los RNLO por el ataque de gases. Resumió también la búsqueda que se realizó de los accesos usados por los atacantes y les mostró en un mapa de los túneles el sector en donde debían actuar. Una vez acabada la sesión de planificación, recogieron el equipo y se encaminaron hacia los sótanos del edificio. Allí disponían de una entrada a los túneles y les aguardaba un Volkswagen Kübelwagen de los RNLO. Montaron y emprendieron la marcha, seguidos por el robot, demasiado grande para subir al coche y lo bastante rápido como para seguirlo. Sin embargo, no sabían que, en esos momentos, el Becario, Robert Pickman y Konstantin accedían a los túneles por otra entrada.

El Alto Mando de los RNLO aguardaba con expectativas el resultado positivo de la misión y la Junta directiva de la Fundación Wilmarth trataba de hallar solución a sus problemas (la cantidad de agentes de baja y los fallos que estaban presentando los símbolos arcanos). Ambos grupos, por diferentes razones, tenían esperanzas en completar con éxito la misión que iban a desarrollar sus respectivos enviados.  Pero ninguna de las dos organizaciones estaba preparada para lo que iban a encontrar. El pánico en los túneles se podría desencadenar en cualquier momento debido a la intervención de uno de los dos equipos.

viernes, 24 de marzo de 2017

Días de ocio en la dimensión púrpura

Lo primero que hizo que se dieran cuenta de que algo extraño estaba pasando fue la entrada, a primeras horas de la mañana, de los dos yithianos que estaban de Erasmus en Arkham. Estos estaban comentando animadamente sus impresiones del amanecer, pero lo que decían era más raro de lo normal.

-Me ha parecido muy curioso el color purpúreo del cielo ¿será normal en esta época del año en este periodo temporal? -preguntó uno de ellos.

-Creo que más bien deberías decir morado. El púrpura es una decoloración del rojo -respondió el otro yithiano.

-Eso es en una época anterior, hace varios siglos. En este período temporal el púrpura es un color cercano al morado -aclaró el primer yithiano que había hablado.

Esto lo decían mientras entraban en la cafetería de la residencia estudiantil La Llave y La Puerta. Allí estaba Harvey Pickman desayunando tranquilamente, hasta que escuchó estos comentarios. No, no era normal que el cielo fuera ni púrpura ni morado. Ni en ésta época del año ni en este período temporal. De hecho, creía que no era normal en ningún período temporal, al menos anterior al actual. Soltó un bufido y se bebió de un trago el café que, hasta ese momento, había estado bebiendo en cortos sorbidos. Se levantó de la silla y se acercó todo lo calmado que pudo a la entrada de la residencia y se asomó a la ventana. 

El cielo era totalmente distinto a lo que había visto nunca. En efecto, un color entre el púrpura y el morado dominaba la atmósfera, y una multitud de danzantes nubes reflejaban este color. Entre las nubes podían verse rastros del cielo más allá, del color citado. En ese cielo se veía un firmamento que no era el habitual en el planeta Tierra.

Harvey lanzó un fuerte suspiro preguntándose qué diantres había pasado. No había visto algo así nunca. Podía significar cualquier cosa. Desde una alteración dimensional leve, al fin de todo lo conocido. Decidió llamar a la experta en estos temas más cercana. Que en estos momentos estaría en su habitación.

Anna Pickman abrió la puerta ante la insistencia de las llamadas. Empezaba a ser habitual que, cuando pasaba algo sobrenatural, fueran a llamarla a ella a golpes, así que supuso que había sucedido algo. ¿Se trataría de un ataque? ¿Alguna invasión? ¿Un idiota habría invocado a algo? Ya se estaba hartando de tanto idiota invocando cosas. Vale que su trabajo a veces era enfrentarse a invocaciones, pero podían hacerlo a otras horas de la mañana... o después de comer.

-¿Qué pasa, Harvey? -preguntó al abrir la puerta.

-No tengo ni idea, será mejor que vengas a verlo.

Ambos bajaron las escaleras mientras ella iba cerrando la bata que se había puesto apenas. Debajo llevaba un pijama que no tenía ninguna intención de que viera todo el mundo. Alcanzaron la entrada a la residencia y ella, sin pensar, abrió la puerta y echó un  vistazo afuera. Lo que vio la dejó pasmada. Del cielo purpúreo bajaban zarcillos de neblina, y juraría que por allí había cosas volando. Fijó la vista y, en efecto, allí había cosas volando. Eran unos seres ligeramente similares a medusas que daban vueltas entre las nubes. Uno de ellos pareció darse cuenta de que estaban siendo observados y descendió con unos movimientos armoniosos hasta la entrada de la residencia. Anna se preparó ante un posible ataque, pero el ser sólo se quedó allí flotando y, de su interior surgió una voz, con un fuerte acento inglés.

-Buenos días, señorita, espero que tenga un agradable día.

Después de decir esto, volvió con el resto de sus compañeros que avanzaban entre las nieblas y las nubes bajas.

-Harvey... ¿una medusa con acento británico acaba de desearme buenos días? -preguntó Anna, todavía estupefacta.

-Eh... creo que sí.

-Vale... no estamos en La Tierra ¡¿dónde diantres estamos y qué está pasando?!

-Vale que el cielo es extraño y todo eso, pero ¿cómo no vamos a estar en La Tierra? Si estuviéramos en otro sitio, la atmósfera, la gravedad y otras tantas cosas sería diferentes, y no lo son. -le dijo Harvey.

-Bueno... quizás sigamos en La Tierra, pero no en el plano normal. Siento fuerzas psíquicas que no son habituales. Quizás hemos dado un salto a un plano dimensional diferente. Con suerte, el salto no ha sido total, si no, no podríamos respirar y quizás las leyes espacio-temporales no serían normales. -durante unos instantes permaneció en silencio y con los ojos cerrados. Murmuró una serie de palabras ininteligibles  y volvió a abrir los ojos. -Vale... sea lo que sea, no es un evento global. Sólo ha sucedido en Arkham.

-Así que alguien, o algo, ha trasladado toda la ciudad a otra dimensión -dijo Harvey.

-Sí... y cuando lo encuentre va a recibir de lo lindo.

-No creo que haya sido uno de los habituales lanzando uno de sus ataques villanescos idiotas. Algo me dice que esto ha sido una cagada de alguien -dijo Harvey.

Varias medusas pasaron deseando los buenos días y siguieron su camino.

-Lo peor es que estamos bajos de efectivos. Welcome y todo el equipo de Alfa Strike están fuera de la ciudad, Brontes incluído. -dijo Anna. -Vamos a tener que solucionar este jaleo nosotros solos.

-Solos no... El Que Legisla está en su despacho. Se ha quedado toda la noche trabajando en un pleito entre una secta de Shub-Niggurath y una empresa que quiere construir un centro comercial en su lugar de culto. La ayuda de un primigenio puede que nos sirva para salir de este embrollo.

Mientras hablaban, pasó entre ellos Seabury Pickman, claramente apresurado.

-Hola, chicos, tengo algo de prisa. Esta mañana en la universidad... -de repente vio el exterior del edificio. Una medusa voladora se acercó a él y le deseó los buenos días. Seabury parpadeó varias veces y se dio la vuelta. -Bah, seguro que han cancelado las clases.

Sacó la pipa de su bolsillo y se dirigió tranquilamente a la cafetería.

-Al menos alguien se lo toma con filosofía -comentó Anna.

Cerraron la puerta y se dirigieron al despacho de El Que Legisla Tras El Umbral, notando su presencia, pues tenía ligeras alteraciones en el aire por el pasillo que daba a su despacho. Efectos secundarios de tener a un primigenio en el edificio de manera indefinida. Llamaron a la puerta, y esta se abrió sin la intervención física de nadie. En su interior, el imponente dios estaba detrás de un escritorio lleno de papeles y varios libros de Derecho Aplicado en Asuntos Más Allá de lo Humano. El ser alzó la cabeza e invitó a los Pickman a entrar. Después de tomar asiento, le contaron todo lo que habían visto desde que los Yithianos habían entrado desde la calle.

-Durante unos momentos estaba dudando, pero la presencia de las medusas británicas me ha dejado claro dónde estamos. Se trata de La Dimensión Púrpura. Por alguna razón, el único contacto con nuestro plano dimensional es la emisión de la BBC desde los años '50, así que los habitantes inteligentes de este plano se han autoproclamado miembros del Imperio Británico.

-Pero si no existe el imperio británico desde... -fue a decir Harvey.

-Intenta explicarle eso a ellos -respondió El Que Legisla.

-La pertenencia de esas medusas a la corona británica o no es lo de menos. Lo que necesitamos saber es cómo volver a nuestra dimensión... y si es posible saber cómo hemos acabado aquí -dijo Anna.

-El origen de este asunto no va a ser difícil de dilucidar. Noté el salto dimensional en el momento en que sucedió, pero estaba demasiado ocupado con este juicio como para darle importancia -comentó El Que Legisla. -He sentido la procedencia del hechizo que ha ocasionado esto, os mandaré la dirección a vuestro móvil. Os acompañaría a meterle canguele al causante de esto, pero me gustaría acabar este trabajo cuanto antes.

-Oh, sin problemas, sin problemas -dijo Harvey sacando su móvil y echando un vistazo a la dirección. -Nos has quitado un montón de trabajo.


Minutos después, tras haber cruzado varias calles de la ciudad, por las que paseaba la gente admirando la extraña atmósfera y respondiendo con educación a los saludos de las medusas británicas, Harvey y Anna llegaron a la pequeña casa donde se había llevado a cabo el hechizo que los había mandado a aquella dimensión.

-Qué poca originalidad a la hora de ponerle nombre a esta dimensión -comentó Harvey.

-Entre Dimensión Púrpura y un montón de consonantes  que me harían escupir al interlocutor, prefiero lo primero -respondió Anna, dando una patada a la puerta de la casa, que se abrió de golpe.

Era una casa pequeña, de un sólo piso, y un pobre individuo estaba en el salón leyendo un libro. Éste dio un salto cuando la puerta chocó contra la pared y los Pickman entraron sin pedir permiso ni nada parecido.

-Muy bien, amigo, dame ese libro antes de que sigas haciendo daño -dijo Harvey.

-¿Eh? ¿Pero cómo voy a hacer daño con este libro? Si sólo es...

-Ya, ya, ya, siempre lo mismo "pero si esto es inofensivo" "sólo son experimentos, blablablaaa" -decía Anna mientras le arrebataba el volumen al hombre, pero cuando miró la portada, se quedó patidifusa. -Pero ¿qué coñ...? ¡¡¡Es un libro de relatos de Brian Danforth!!!

-Sí, eso es lo que iba a decir -dijo el hombre. -Llevo toda la noche leyendo uno de sus relatos largos y no me he dado cuenta de que se hacía de día.

-¿En ese relato hay un hechizo para saltar a la Dimensión  Púrpura? -preguntó Harvey, todavía sorprendido porque un hechizo escrito por aquél escritor hubiera acertado.

-No. En el relato se habla de un hechizo para convertir en oro todo lo que se toca, y como broma, se me ha ocurrido pronunciarlo en voz alta. Pero no hay nada sobre una dimensión púrpura, en serio.

Anna y Harvey se miraron incrédulos. Era increíble. De alguna manera, el hechizo que se había inventado aquel autor que solía malinterpretar todo lo relacionado con Los Mitos, era exactamente igual a las palabras que servían para saltar a la dimensión púrpura. Si hasta este momento, aquél tipo era un peligro para la reputación de algunas de las criaturas no humanas que convivían con los seres humanos, ahora sus relatos eran un peligro potencial.

-Un consejo -dijo Anna devolviéndole el libro. -No vuelvas a leer en voz alta hechizos de ningún libro. Aunque sean de este tontaina.

Ambos Pickman salieron de casa del hombre y se quedaron indecisos mirando el espectáculo de una Arkham llena de gente hablando animadamente con las medusas británicas. Los habitantes de la ciudad estaban llevando de una forma muy normal todo aquello. Quizás por la costumbre. De hecho, los Yithianos también estaban intercambiando impresiones con varias medusas británicas.

-¿Se te ocurre alguna forma de volver a nuestra dimensión? -preguntó Anna.

-Pero si no tengo ni idea de cómo hemos llegado aquí. El "hechizo" de Brian Danforth ha funcionado de pura casualidad y era para otra cosa. Aunque... quizás, si hablamos con esas medusas, nos ayuden. Ellas viven aquí, sabrán cómo hacernos volver a casa.

Harvey se acercó a una de las medusas que había estado hablando con un ciudadano de Arkham y le llamó la atención.

-Oye, amigo, mira... venimos del lugar desde el que se emiten esas series que os gustan tanto.

-¿Sois los que hacen Peaky Blinders y Los Tudor? -preguntó la medusa con su fuerte acento.

-Eh... no... pero venimos del mismo lugar, y nos ayudaría mucho saber cómo volver allí.

-Pero estamos disfrutando mucho de la compañía de los habitantes de esta ciudad. Son gente muy simpática -fue la respuesta de la medusa.

-Lo entiendo, esto es una novedad para vosotros... pero alguien notará el tremendo agujero en el lugar en el que solía estar nuestra ciudad, y no gustaría volver allí antes de que alguien se dé cuenta.

La medusa pareció meditar durante unos instantes.

-Sí, sería una tremenda descortesía para los habitantes de las localidades vecinas... hablaré con los expertos para ayudaros.

La medusa voló hacia las alturas y se unió a un grupo que daba vueltas entre las nubes bajas. Parecieron estar tomando la cuestión durante un buen rato, y después la medusa volvió a bajar a donde estaba Harvey.

-Ya está arreglado. Después de la hora del té, estará todo arreglado. Mientras tanto, podéis disfrutar de nuestra compañía.

Y, así, Harvey y Anna tuvieron que esperar hasta la hora del té. Aunque más bien, tuvieron que esperar a que pasara la hora del té, pues esta era sagrada para las medusas británicas. Afortunadamente, les invitaron a ellos y a los Yithianos a un té bastante sabroso, acompañado por unas pastitas, como es la costumbre. Una vez acabado el té, un grupo de medusas se juntaron y comenzaron a vibrar como si alguien las estuviera zarandeando violentamente. Mientras esto sucedía, el color purpúreo, las nubes bajas, la neblina y las medusas comenzaron a desdibujarse.

-Encantados de haberles conocido, nobles habitantes de las colonias británicas en América -dijo una de las medusas segundos antes de desaparecer.

Y, un segundo después, todo volvía a ser normal en los cielos de la ciudad. no había neblina, ni nubes bajas que reflejaran ningún color púrpura. Las medusas habían desaparecido. Todo era como solía ser habitual en esas fechas en aquella región de los Estados Unidos.

-Una especie bastante interesante -comentó uno de los Yithianos. -Deberíamos plantearnos un intercambio con ellos.

-Estoy de acuerdo. -dijo el otro.

-Un saludo, señores Pickman -dijo el primero antes de que ambos se marcharan para realizar sus acciones en la ciudad.

-Bueno, algo hemos sacado de esta situación. Hemos hecho amigos, hemos merendado con los habitantes de otra dimensión y los Yithianos de Erasmus han descubieron una nueva inteligencia con la intercambiar conocimientos -dijo Harvey satisfecho.

-Pareces muy tranquilo sabiendo que un puñetero libro de Brian Danforth es el que ha ocasionado todo esto. ¿Cómo podemos saber que otro de los galimatías que se inventa como hechizos no tendrá consecuencias si alguien lo lee en voz alta?

-Sinceramente, Anna... ¿a quien se le ocurre leer un hechizo de un libro de relatos de ficción en voz alta? Y si pasa, pues bueno... ya nos ocuparemos de ello.

-Piensa lo que quieras, pero yo ahora mismo siento un escalofrío sabiendo la cantidad de libros que vendió ese energúmeno.

Y con esa terrible idea en la cabeza, volvieron a la residencia. Quizás nadie fuera tan tonto de leer en voz alta un hechizo de Brian Danforth. Pero en el mundo hay muchos tontos. Demasiados...

jueves, 23 de marzo de 2017

Reptilianos y Conspiraciones: Un problema de gases

Camino a Pánico en los túneles (parte 4)

El caos parecía haberse desatado, una vez más, en torno al campus de la Universidad Miskatonic y la residencia universitaria La Llave y la Puerta. Araknek, Unglaublich y Pequeña T'auin corrían de un lado a otro tratando de organizar un poco de orden en aquel desastre. Por suerte, la araña, el servidor de los Otros Dioses y la Galápago del Mundo estaban ayudados por El que Legisla tras el Umbral y Harvey Pickman. Poco a poco, pese a los gritos, las carreras, las demostraciones de pánico y otras muestras de pánico, lograron organizar un campamento de refugiados en el campus. la residencia y el EldritchBurguer.

Todo había comenzado aquella mañana a primera hora. Los estudiantes acudían a sus clases, hacían el vago en las zonas ajardinadas o desayunaban en alguno de los establecimientos de comida próximos. Harvey se dedicaba a expulsar a un pequeño grupo de horrores interdimensionales blasfemos y babeantes que un estudiante había invocado por error durante una borrachera nocturna cuando empezó todo aquel desastre. De las alcantarillas y diversos accesos a los túneles bajo la ciudad, comenzó a salir un gas de color verdoso bastante maloliente. Inmediatamente fue seguido por una pequeña horda móvil de minis, Volkswagen Kübelwagen modelo 82 y minitanques, todos del ejercito de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Los vehículos estaban atestados de tropas de los einsatzgruppen y de las panzerdivision, y se podía ver también algún führer hombre serpiente degenerado. Por suerte, no había armaduras de combate Ritter, ni tropas anfibias, robots gigantes nazis o sharkjellyfishes. Esto se debía a que los reptilianos disponían de dos bases diferenciadas: una en algún lugar de los túneles hacia el interior y otra que habían montado para sus unidades acuáticas, cerca de la playa. En esta última, tras los problemas que habían tenido recientemente, habían acabado por reubicar sus unidades mecanizadas pesadas, es decir, los robots gigantes y las armaduras de combate.

En una perfecta maniobra de blitzkrieg invertida, en la que parecían huir en lugar de atacar, los RNLO se posicionaron para ocupar el campus y sus alrededores con sus vehículos y tropas. Harvey, que en esos momentos estaba acabando de expulsar a los horrores interdimensionales blasfemos y babeantes, se quedó aturdido y sorprendido por el tremendo despliegue realizado. Primero el gas apestoso y luego los reptilianos apareciendo de golpe con aspecto de haber salido huyendo de su base secreta. Y los morlocks comunistas no habían dado señales de mucha actividad últimamente, o al menos, de escaramuzas fuera de lo normal con los reptilianos. En cuanto finalizó con lo que tenía entre manos, se acercó al grueso del despliegue militar lacerto-nazi. Allí no tardó en encontrar a la Hauptmman Ammetu que fue rápidamente designada para ejercer de portavoz y enlace.

La capitana del ejército reptiliano, le explicó lo sucedido: la Conspiración que les había estado acosando y causando problemas durante las últimas semanas había pasado del sabotaje y el robo de material a la ofensiva. Para ello, habían inundado los túneles del sector en donde los reptilianos tenían su base principal con un gas apestoso. Como resultado, en toda la zona subterránea, la atmósfera era inaguantable y sólo se podía entrar con máscaras antigas, de lo contrario, lo nauseabundo del hedor podía resultar en vómitos incontrolables y desmayos. Más tarde, cuando se resolvió todo el asunto y pudieron tomar muestras del gas, Araknek lo comparó con una vez que Abhoth tuvo una indigestión y un posterior ataque de flatulencia aguda que dejó apestadas todas las cavernas bajo el monte Voormitadreth. Atlach-Nacha tardó un horror en poder quitar el hedor de las telarañas.

Ya que se trataba de una medida de urgencia, Harvey movilizó a todos los que tenía a mano que podían echar una mano. Para empezar, sacó de su despacho a El que Legisla tras el Umbral, que había estado en contacto con los reptilianos para ayudarles con sus problemas. A continuación, movilizó a Araknek, que apareció seguida por Pequeña T'auin y a Unglaublich. El trío para todo de La Llave y la Puerta, junto con el abogado, comenzaron a organizar de inmediato el campamento improvisado. Los reptilianos, aconsejados por Ammetu y guiados por el equipo de Harvey, se dejaron guiar y siguieron las instrucciones recibidas.

Durante toda la mañana estuvieron organizando aquel caos como mejor se pudo. Lo primero fue lograr sacar de la zona universitaria todos los vehículos, que habían ocasionado el caos en el tráfico rodado. A continuación, Araknek, que tenía talento para estas cosas, se ocupó de dirigir a los demás para habilitar espacios y acoger a los reptilianos. Estos, una vez superado el shock de la huida desesperada ante el pestilente ataque, comenzaron a funcionar con su habitual eficacia. Los mandos se impusieron y los führers hombre serpiente degenerado empezaron a arengar a las tropas y dirigirlas junto con los oficiales. A mediodía, Harvey fue a hablar con Don Alfonso de la Vega, el propietario del EldritchBurguer para asegurarse los suministros de comida necesarios para alimentar al pequeño ejército reptiliano mientras las cosas se calmaban. Mientras él se encargaba de estos temas organizativos, El que Legisla tras el Umbral y Unglaublich se dedicaban a hablar más detenidamente con la Haputmann Ammetu para obtener todos los detalles de lo sucedido. Por otro lado, Araknek y Pequeña T'auin, seguían ocupándose de la organización y revisando que todo iba bien.

Pero había algo que no iba bien, algo que a Harvey y los demás les estaba inquietando todo el día. Con todos los reptilianos pululando por la zona libre y abiertamente existía el riesgo de que la Fundación Albert N. Wilmarth y el pesado de Robert Pickman intentaran alguna tontería. Para el resto de la ciudad era una de esas cosas raras que pasan a veces, o algún número de teatro improvisado experimental de esos que montan a veces los estudiantes de artes dramáticas. Sin embargo, hábilmente escondidos por una vez, y aunque fuera por pura casualidad o por que, debido a la estadística, alguna vez tenían que hacerlo bien, un equipo de la Fundación Pickman estaba espiando atentamente las acciones de los reptilianos. Parapetados desde el piso de uno de ellos, que tenía unas excelentes vistas al campus, pulían sus piedras estrella y tomaban nota en previsión del momento idóneo para atacar. Al mismo tiempo, en el piso de al lado, Robert Pickman lo grababa todo con su móvil mientras escribía a toda velocidad en su blog, tablet en mano. Como escribía tan rápido, no hacía más que cometer errores, que le tocaba borrar y volver a escribir. Casualmente se trataba del piso de estudiantes donde vivía Katherine Ashford, que, por suerte, en esos momentos estaba en clase ocupada. Robert había conseguido meterse allí porque tenía amistad con una de las dos compañeras de piso de Kate, que tenía tendencias magufas. Tanto la Fundación como Robert no podían dar crédito a lo que estaba sucediendo.

Para los cazadores de monstruos de la Fundación Wilmarth, la horda de hombres serpiente vestidos con uniformes militares que se había asentado en la zona del campus suponía una prueba más de que el momento en que Yig alzaría al pueblo ofidio para erigir una nueva Valusia. O eso o algún plan similar que implicaría el levantamiento de los hombres serpiente. En cualquier caso, los hombres serpiente eran CCC (Criaturas del Ciclo de Cthulhu) y, por lo tanto, enemigos de la humanidad que debían ser destruidos.

En el caso de Robert, se confirmaban sus peores temores. Ya sabía que había reptilianos operando en la ciudad, incluso que estaban infiltrados en la residencia universitaria. Por muy astuto que fuera el disfraz de Summanus no lograba engañarle. Tenía las sospechas de que había más de esos alienígenas en algún lado, escondidos, planificando la dominación mundial, pero no tenía ni idea de que hubiera tantos en Arkham. Pero él sacaría la verdad a la luz. ¡Nadie le impediría demostrar definitivamente su existencia subiendo las pruebas a su blog!

Los reptilianos estaban finalmente instalados y sólo era cuestión de aguardar a que los túneles se ventilaran y se liberaran del apestoso gas que los habían inundado. El EldritchBurguer estaba sirviendo bocadillos de pescado como si se acabara el mundo, y Araknek, Unglaublich y Pequeña T'auin se movían de un lado a otro asegurándose de que todo funcionaba bien. Para los miembros de la Fundación y Robert la situación era catastrófica. ¿Era aquello la cabeza de puente de una invasión? ¿Habia comenzado el Fín de los Tiempos? ¿La conspiración reptiliana estaba preparada ya para salir a la luz y acabar con el espejismo de dominio del hombre? ¡No podían permitirlo! ¡La Fundación Wilmarth seguiría luchando contra las CCC hasta el final! ¡Los reptilianos no podían dominar el mundo públicamente antes de que Robert revelara toda la verdad de la conspiración en su blog! Por ello, decidieron entrar en acción. A la Fundación no les permitían usar explosivos desde aquel desafortunado incidente de nochevieja, por lo que no tenían más remedio que confiar en las viejas y fiables? piedras estrella. Aunque, por alguna razón, llevaban un tiempo que parecían estar fallando. Pero no dejarían que eso les desanimara. Para ello, habían sacado algo que tenían guardado sólo para situaciones de emergencia, piedras estrella originales de la antigua Mnar. Por su parte, Robert sabía que, para que todo aquello saliera a la luz, debía tomar fotos y vídeos desde más cerca, para demostrar sin duda alguna que los reptilianos estaban allí.

Tanto Robert como los agentes de la Fundación salieron de sus respectivos pisos y no tardaron mucho en encontrarse en el vestíbulo del edificio.

-¡Vosotros! -exclamó Robert al reconocer a los agentes de la Fundación Wilmarth por que llevaban el logo de la misma en sus ropas.

Rápidamente la cosa degeneró en una absurda pelea en la que se intercambiaban improperios y algún que otro puñetazo mal dado. Y es que hay que tener en cuenta que ni Robert ni los agentes eran precisamente unos individuos fuertes, atléticos y entrenados en el combate personal. Los miembros de la Fundación en Arkham eran, principalmente, académicos sacados de la universidad, aunque el correr tras los CCC blandiendo símbolos arcanos les daba algo de fondo atlético. Aun así, la pelea no duró demasiado ya que, finalmente, se impuso algo parecido al sentido común. Viendo que ambos bandos tenían el mismo objetivo, decidieron hacer una tregua temporal y aliarse para combatir esa invasión de reptilianos / hombres serpiente. Sin embargo, la resolución de las diferencias de opinión no había pasado inadvertido. Harvey, que conocía bien a su primo, había estado alerta toda la mañana, esperando a ver por donde aparecía Robert. El hecho de localizarlo peleándose con los inútiles de la Fundación Wilmarth no le extrañó lo más mínimo. Por ello, tenía preparado un plan de contigencia por si aparecían estos últimos, que eran los más peligrosos y molestos. Para ello, avisó a Araknek para que iniciara las acciones anti-Wilmarth.

La araña de Leng y descendiente de Attlach-Nacha, corrió a buscar a Pequeña T'Auin y Unglaublich y les avisó de que había que entrar en acción. Usando las capacidades del servidor de los Otros Dioses fueron a buscar el equipo especial que tenían preparado. Mientras, tanto, Harvey ponía sobre aviso a El que Legisla tras el Umbral para que se ocupara de mantener a los reptilianos sin intervenir. Lo único que necesitaba es que se exaltaran y montaran un nuevo follón en la ciudad. Además, hizo una llamada telefónica con resultado positiva. Un poco más tarde, mientras Los de la Fundación y Robert se aproximaban con sigilo al campamento reptiliano, lo cual hacía que su avance fuera más bien lento, llegó Pkaurodlos al lugar, tal y como le había pedido Harvey.

Una cosa característica de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro era que, pese a su lacerto-fascismo militante, resultaban muy respetuosos con las deidades de carácter reptilesco. Así, Bokrug, Yig, Pkaurodlos y otros dioses y primigenios lagartos o dragones resultaban venerados por este grupo. Por ello, la llegada de la deidad fue muy aclamada y llamó la atención de los agentes de la Fundación y de Robert. Al llegar, Pkaurodlos fue a hablar con Harvey, que le explicó su plan: a saber, debía hacer de señuelo para alejar a los pesados estos que no harían más que molestar y entorpecer. Pequeña T'auin le ayudaría. Mientras, Unglaublich y Araknek vigilarían la zona por si aparecían más efectivos de la Fundación Wilmarth o cualquier otro problema.

No tardó mucho en llegar Pequeña T'auin equipada con unos patines adaptados especialmente para sus patas. Estos habían sido diseñados para que la tortuga del mundo pudiera moverse a mayor velocidad de su lento paso habitual, y T'auin había acabado demostrando una gran pericia con ellos. Con el galápago ya equipado, pudieron comenzar la función. Pkaurodlos comenzó una perorata en un idioma reptiliano que, al parecer, los RNLO podían entender. El discurso parecía ser una especie de sermón y arenga con la que el dios de las tormentas y la urbanidad pretendía levantarles el ánimo a la vez que ofrecerles su apoyo y bendición. Pequeña T'auin, situada al lado de la deidad, ejercía como ayudante de la misma.

Ante el exaltado discurso de Pkaurodlos y las consecuencias que estaba teniendo, Robert y los agentes de la Fundación Wilmarth tuvieron reacciones similares por motivos diferentes:

-¡Es un maldito avatar de Yig! ¡Han traído un avatar de Yig! ¡Es Quetzalcoatl, la máscara del Padre de las serpientes de las cultura mesoamericanas! ¡Debemos detenerlos! ¡Sacad vuestros símbolos arcanos y al ataque! -clamó el jefe de los agentes de la Fundación.

-¡Es la invasión! ¡Han traído al Gran Jefe Reptiliano - Anunnaki para comenzar la invasión! ¡Tengo que grabar esto en vídeo y subirlo a la Red! -afirmó Robert.

Pkaurodlos, dios del trueno y la urbanidad, que ha sido adorado por toltecas, aztecas, mayas, iberos y unos cuantos clubes de caballeros ingleses, no era, por supuesto, Yig. Sí que había sido adorado por los pueblos nativos del continente americano, principalmente como Quetzalcoatl y Kukulkan, además de recibir otros nombres, pero, no era un anunnaki ni tenía nada que ver con los sumerios. Sin embargo, siguiendo el plan de Harvey, en cuanto vio avanzar hacia él a Robert y los agentes de la Fundación Wilmarth, finalizó su arenga e inició una dilatada carrera seguido por Pequeña T'auin. Y no es que se apuntara a una de esas carreras universitarias larguísimas que no parecen acabar nunca, sino que salió corriendo. Para ser exactos, salió volando, a baja altura, seguido por Pequeña T'auin que no tardó en ponerse a su altura y, a continuación, adelantarle para actuar como guía y marcarle el mejor camino a seguir. Sus perseguidores, por su parte, al verle alejarse, creyeron que huía de miedo, y se lanzaron tras él.

De esta manera, se iniciaba una loca carrera a través de las calles de la ciudad, alejando el peligro del campus universitario. Sin embargo, no fue el único efecto colateral del repentino e inesperado exilio temporal de los RNLO. Algunos departamentos universitarios, particularmente algunos de ingeniería, y química, aprovecharon la coyuntura. se dedicaron a estudiar los vehículos reptilianos y la naturaleza del gas apestoso que había inundado parte de los túneles. También, durante los siguientes meses, abundaron las composiciones literarias, teatrales y cinematográficas de estudiantes inspiradas en los reptilianos nazis. Fue otra más de esas modas pasajeras. Cuando, finalmente, los túneles pudieron ser ventilados, los RNLO regresaron a su base a revisar los daños. Para consternación suya, no sólo les habían robado tecnología, sino que, además, lo habían llenado todo de imaginería patriótica estadounidense. Aquello ya era demasiado. Era peor que la vez que los Morlocks Comunistas les habían regalado un CD con los grandes éxitos del coro del ejército de la Unión de Tribus Socialistas Morlocks, o la vez que les prepararon una fiesta sorpresa con globos rojos con la hoz y el martillo y confeti en forma de pequeñas hoces y diminutos martillos. O la ocasión en que les colaron en su videoteca un documental sobre la vida de Lenin. Esto las superaba a todas. El Alto Mando Expedicionario de los RNLO se puso firme. Había que atajar los problemas de inmediato. Por ello, ordenaron a Ammetu que, una vez resueltos los problemas logísticos y acondicionada de nuevo la base, lanzara una incursión definitiva a los túneles para localizar y detener a la Conspiración.

viernes, 17 de marzo de 2017

Reptilianos y conspiraciones: Dungeons & Reptilians

Camino a Pánico en los túneles (parte 3)

Tras tres semanas de búsqueda, por fin la Hauptmann Ammetu y sus soldados del ejército de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro habían dado con la ruta que había seguido la Conspiración para atacarles en Dunwich con tecnología reptiliana robada y modificada. Primero fue durante la inauguración de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta, donde habían aparecido tres robots gigantes. Luego, a la semana siguiente, habían sido asaltados por tropas con armaduras potenciadas Ritter MK IV... La cuestión es que, pese a sus esfuerzos, seguían la búsqueda infructuosamente. Tenían la sospecha de que estaban utilizando alguna parte de la red de túneles bajo Arkham que se debía extender siguiendo el cauce del Miskatonic. Lamentablemente, había demasiados caminos subterráneos y, algunos de ellos eran demasiado extraños. A este caos había que añadir las sendas cavadas por los gules, que aumentaban la complicación. Así que, finalmente a alguien se le encendió la bombilla y decidieron avisar a Canina, la welclon hibrida de gul para que contactara con estos necrófagos a ver si ellos podían echar una mano. Y así fue. Gracias a estos devoradores de cadáveres, y tras una exhaustiva búsqueda, lograron dar con un ramal de los túneles que se extendía más allá de las cercanías de Arkham y que seguía el recorrido del Miskatonic hacia Dunwich. No llegaba tan lejos pero sí lo bastante como para mover maquinaria y vehículos hasta un punto desde donde poder alcanzar esa comarca con poco o ningún aviso previo. El problema era que dicho ramal conectaba con una de las partes más raras de los túneles, por donde incluso los gules podían perderse y donde habían sido vistas cosas realmente extrañas. Los gules pensaban que seguramente debía existir algún acceso a las Tierras del Sueño que ellos no conocían. Así que, con una pista más o menos sólida que seguir, había que aprovecharla y tratar de buscar un nuevo rastro. Por ello, El que Legisla tras el Umbral se preparó para mandar una expedición a los túneles. Contaba ya con la capitana reptiliana, que estaba tomando casi como algo personal descubrir esa misteriosa conspiración que les estaba resultando tan molesta. También vendría su satélite, el Unterfeldwebel Bazzu. Y, ya que les había ayudado y les vendría bien contar con ella para tratar con los gules y otros seres que pudieran encontrar allí abajo, había reclutado a Canina.

Ammetu se encargó de preparar el equipo necesario. Básicamente, era equipo de espeleología, pues no sabían que podían encontrar allí abajo. Además, llevaban consigo armas para todos: cuatro fusiles AK74 para El que Legisla tras el Umbral, sendos fusiles MP44 para los reptilianos y una pistola eléctrica para Canina. A esto había que añadir una buena cantidad de cargadores. Como vestimenta optaron por aquella que fuera cómoda y adecuada a los propósitos de la expedición. Así, los dos reptilianos optaron por uniformes militares de faena; el abogado adoptó su vestuario de combate, consistente en una camiseta blanca de tirantes, pantalón militar de campaña, botas militares y se ata una cinta roja en la cabeza y, finalmente, Canina, aunque acostumbrada a la desnudez casual de los gules, optó por una vestimenta igual que la de El que Legisla tras el Umbral. Como no sabían que iban a encontrar y los túneles estaban bien reforzados, al menos en su mayor parte, optaron por llevar un minitanque reptiliano con ellos. Así iniciaron su periplo por los nuevos túneles descubiertos. Al principio, durante los primeros kilómetros, no hubo problema alguno. La infraestructura de los caminos estaba muy bien construida, con subestaciones de descanso a distancias regulares para tareas de mantenimiento y salidas a la superficie. Estas, tal y como pudieron comprobar, estaban bien disimuladas y camufladas como parte del entorno natural. Aquel túnel era una obra de ingeniería muy bien desarrollada, aprovechando infraestructuras que ya existían y construyendo nuevas. Y parecía haber sido construido para ir a la región de Dunwich y con bastante discreción. Aunque, al examinar las subestaciones encontraron en las paredes símbolos pintados de BioGen. Seguramente la filial de NWE había usado aquel camino para hacer transportes en secreto que no llamaran la atención y acabó por quedar olvidada esa ruta tras la destrucción de los laboratorios de Dunwich. Cuando comenzaban ya a aproximarse a Arkham, la vía principal empezó a conectar con otros túneles y, finalmente, derivar en lo que parecía el sótano de una nave industrial. Al salir a explorar se percataron de que era precisamente eso: un almacén que pertenecía a BioGen y que lo usaba como tapadera para ese acceso a los túneles. Sin embargo, el rastro que estaban buscando no tenía nada que ver con BioGen o la NWE. Todo lo relacionado con esta multinacional y sus filiales estaba siempre identificado con logos corporativos, que brillaban por su ausencia en las acciones realizadas por la Conspiración. Además, las huellas dejadas por vehículos de BioGen se desviaban hacia el almacén, mientras que las huellas dejadas por los Ritter se encaminaban en otra dirección.

El nuevo túnel que tenían que seguir parecía un poco estrecho para el minitanque, y, por sus dimensiones, los Ritter tuvieron que avanzar en fila. Por ello, decidieron dejar el vehículo acorazado y seguir a pie. Como parte de su equipo, llevaban cascos de espeleología, por lo que podían compensar la falta de luz natural o artificial con los focos de los mismos. A medida que se adentraban en el nuevo entramado, se dieron cuenta de que algo raro pasaba. Tal vez se habían equivocado de camino, cosas posible, ya que había muchas encrucijadas y no siempre estaban claras las huellas. Canina estaba completamente desconcertada. Aquello no parecía la clase de túneles que los gules tomarían para atajar entre sus propias redes de caminos subterráneos. Al principio eran de tipo muy utilitario e industrial, pero, a medida que se adentraban, encontraban de todo. Por lo que podían ver, los miembros de la Conspiración parecían haber estado por allí explorando. O eso, o habían hecho un tour guiado a un grupo de turistas por las zonas más raras de los túneles de Arkham, porque había huellas por todos lados, y algunas bastante peculiares.

La cuestión es que, mientras daban vueltas y revueltas por aquella intrincada y laberíntica red de túneles, acabaron en una extraña zona donde los túneles habían pasado a ser cuadrados de 10 pies de lado, pavimentados con losas de 5 pies y decorados con antorchas que producían una luz parpadeante al tiempo que ahumaban el techo. Y cuando estas faltaban, los muros laterales estaban cubiertos de mohos fosforescentes. Tras avanzar unos metros, girar una esquina y bajar una escalera, toparon con una gruesa puerta de madera reforzada. En la misma había un cartel colgado que decía:

Bienvenidos a The Caverns of the Demon Baron
Entrada de monstruos y adversarios
Disfruten de la estancia.

Al lado, en una pared, había una dispensador que ofrecía mapas de la zona. Tomaron uno y lo examinaron.



Sin acabar de comprender lo que estaba pasando, El que Legisla tras el Umbral abrió la puerta y se encontró una enorme sala rectangular que, por su forma parecía ser aquella identificada con el número "1" en el mapa. Parecía la entrada a algún tipo de recinto subterráneo, como una mazmorra, con las paredes de piedra y el suelo embaldosado con esas losas de 5 pies. Había manchas de moho, unas toscas barricadas de madera, varios cofres cerrados con pinta de tener trampas en las cerraduras y un enorme pozo en el centro de la estancia, cubierto con una tapa de madera. El grupo se aproximó a este, pero, llevados por la precaución, decidieron no tocarlo. En su lugar se decantaron por examinar las puertas de la sala. La única que estaba abierta era la que daba la pasillo marcado como "a". Al abrirla, encontraron un pasillo corto que acaba en un giro. Antes de entrar, Canina se asomó al umbral y comenzó a husmear. Se agachó y examinó el suelo pensativa. Entonces se levantó, se fue a buscar un trozo de madera de la barricada y, al regresar, lo arrojó al pasillo. Se desencadenó un infierno: se abrieron pozos trampa, se dispararon flechas, descendieron hojas de guillotina, aparecieron péndulos acabados en hojas de hacha, incluso fueron arrojadas algunas arañas y serpientes venenosas que no duraron mucho entre aquel caos de objetos cortantes y afilados. Cuando todo se detuvo, Canina abrió camino seguida por los demás. Tuvieron que apartar todos los restos de los diversos proyectiles y objetos de las trampas. Por suerte, los pozos se cerraron solos y pudieron pasar por encima sin más problemas. Al llegar a la puerta que daba acceso a la sala "3", se prepararon para lo que pudiera haber tras ella. Prepararon las armas y Canina, agachada para que pudieran abrir fuego sobre ella si fuera necesario, empujó la puerta. La primera impresión era que se trataba de algún tipo de barracones toscos. En el centro de la estancia, un grupo de orcos, un ogro y un oso lechuza estaban jugando una partida de poquer hasta que, al abrirse la puerta de improviso, se habían detenido, mirando hacia la entrada con cara de haber sido sorprendidos haciendo algo que no debían. Al ver a Canina, El que Legisla tras el Umbral y los dos reptilianos parecieron aliviados.

-Que susto nos habéis dado -dijo el que parecía el jefe de los orcos -, ya creía que se había metido un grupo de aventureros y no se había activado el aviso. Ya sabéis como es esto, nada que hacer hasta que algún puñetero grupo de matones enlatados y magos fanfarrones se cuela en la jodida mazmorra y nos toca estar esperando hasta que lleguen a la sala para luchar con ellos. Bueno, pasad, pasad, que nosotros seguimos con lo nuestro.

Los recién llegados, sin acabar de comprender de que iba el asunto, cruzaron la sala y accedieron a la habitación "4", donde hallaron a un contemplador probándose unas lentillas nuevas. En la sala "6" dos elfas drow y una dríade en lencería en plena pelea de almohadas, con los uniformes bien doblados y preparados a un lado por si tuvieran que entrar en acción. En la "5", un otyug se estaba echando perfume. En la "7", un grupo de cinco guerreros esqueleto se estaban sacando lustre a los huesos. Aquello ya empezaba a ser demasiado absurdo, pero aún no habían cruzado toda la mazmorra. Finalmente, tras echar una mano a los guerreros esqueletos mientras Canina se divertía sexualmente con las elfas y la dríade, se dispusieron a examinar la sala "2". Al abrir la puerta se toparon dentro con un grupo que parecía sacado de una ambientación de fantasía heróica: un guerrero embutido en una armadura de placas; una arquera elfa con pinta de forestal; una maga vestida de forma absurdamente sexy cual personaje ilustrado por Luis Royo, Boris Vallejo o, ya puestos, la mayor parte de ilustradores de fantasía; un enano con un hacha, un tipo de pinta sospechosa que podría ser un pícaro y un último individuo con armadura, maza y escudo que tenía pinta de sacerdote guerrero. Al encontrarse los dos grupos, surgió un momento de inesperada confrontación que los dejó parados, observándose. De improviso, el guerrero lanzó un grito de batalla y se lanzó a la carga junto con el enano.

El equipo del abogado no tuvo problemas en reaccionar a este ataque. Los reptilianos tenían su entrenamiento militar, que les permitió ponerse rápidamente a abrir fuego. El que Legisla tras el Umbral, con su experiencia de combate junto a Alfa Strike (a quien, en el fondo, le encantaba meterse en esas aventuras y misiones). Por su parte, Canina había sido creada en un desquiciado proyecto super soldado de ciencia negra y loca, por lo que, entre los conocimientos que le habían metido en el cerebro se incluía un entrenamiento básico de combate. De esta manera, el grupo de aventureros fue recibido con una tormenta de balas. A saber: los disparos en fuego automático de los dos MP44 de los dos reptilianos, las ráfagas de los cuatro AK74 manejados por El que Legisla tras el Umbral y, si alguno llegaba vivo, Canina les aguardaba con una pistola eléctrica. Ni que decir tiene, que fue una total, completa y absoluta masacre. Cuando dejaron de disparar y se detuvieron los ecos del ruido del tiroteo, apareció tras ellos el jefe orco de la sala "3". Tras contemplar el resultado, les dijo:

-Buen trabajo. Desde luego ha sido rápido y expeditivo. Poco ortodoxo, pero muy efectivo. Bueno, como no se esperaba ningún otro grupo más por hoy, Bueno, nos habéis conseguido un día libre por la cara y sin que nadie de la plantilla haya acabado en el hospital. ¡Gracias!

Tras decir esto, se despidió de ellos y fue a avisar al resto del personal de la mazmorra. Los reptilianos, el abogado y la welclon se quedaron bastante sorprendidos. Pero, ya que nada les impedía continuar, siguieron adelante. Cogieron el primer pasillo y salieron a un túnel completamente diferente. Sin duda habían dejado esa extraña mazmorra, pero, tras avanzar unos metros y tomar un nuevo desvío, se encontraron en una zona de los túneles que les resultaba familiar. Sin acabar de comprender esto, retrocedieron para regresar a la mazmorra, pero, al llegar al punto por donde habían salido de la misma, el camino seguía adelante durante unos diez metros antes de girar. Aquello no tenía sentido. Puesto que no había otra cosa que hacer, trataron de encontrar de nuevo algún rastro mientras trataban de averiguar que demonios había pasado. La única explicación convincente que pudieron hallar fue que, tal vez, en aquella parte de los túneles había una conexión intermitente con alguna extraña dimensión de fantasía heróica, tal vez incluso con una parte de las Tierras del Sueño. Cuando se cansaron de dar vueltas sin hallar nada, ya que se había perdido cualquier rastro, buscaron una salida a la superficie. Al ver de nuevo la luz del sol, comprobaron a donde habían salido. Estaban en las afueras de Arkham. Nada más podían hacer. Así que, regresaron a pie a la ciudad. En cuanto los reptilianos llegaran a su base, cogerían otro vehículo para ir a buscar el minitanque que habían dejado en los túneles. Una vez más, habían sido frustrados en sus intentos de dar con la Conspiración que tantos problemas les estaba causando, pero el cerco se estaba cerrando.

jueves, 16 de marzo de 2017

La Mansion de los Profundos de la Locura

Durante las últimas semanas las cosas habían estado extrañamente revueltas en Arkham. Y no era por la educada tarjeta que habían enviado educadamante los extraterrestres educados, o el retorno de los invasores glúteos de la Dimensión Caótica Desconocida porque se habían cruzado con el tour de los turistas alienígenas octopoides de la Octava Dimensión y se habían montado un grupo combinado de viajeros interdimensionales más perdidos que un profundo en Arizona. Pero no era sólo por eso, ni por el hecho de que Welcome, harta de que un intento de acosador le estuviera dando la lata, abrió de nuevo un portal por el que salió el Kraken de cierta película de 1981 de Ray Harryhausen y que ya había traído en una ocasión anterior cuando se produjo un ataque de zombis demoníacos contra el EldritchBurguer. Pero no eran este tipo de cosas las que habían traído el desorden a Arkham, sino la masiva aparición de Reptilianos Nazis del Lado Oscuro que, por algún motivo, parecían más molestos de lo normal y eran un mayor incordio. Por suerte, pasaban bastante desapercibidos ya que la gente se había acostumbrado a ver los minis y volkswagen de la II Guerra Mundial circulando de un lado para otro. Y todo desde que Anna les había amenazado con ponerles un explosivo antitanque al primer minitanque reptiliano que apareciera por las calles. Y como habían aprendido por las malas que con Anna no se juega, prescindieron de los minitanques en las calles desde que uno de ellos salió volando por los aires y se convirtió en un montón de chatarra que aprovecharon los morlocks comunistas y los estudiantes de ingeniería. Aunque a priori, la distinción entre ambos colectivos se basa principalmente en que los morlocks son bajitos y peludos, además de comunistas. Si no fuera por eso, sería difícil distinguirlos por el peculiar entusiasmo que se gastan los estudiantes-

A causa de los incidentes relacionados con los reptilianos, Anna recibió con alivio una petición para investigar una casa encantada. Normalmente los fantasmas sólo existían en la desbordante imaginación de aquellos que querían creer. Por ello, para Anna Pickman, conocida medium e investigadora psíquica, famosa por exorcizar fantasmas a patadas, las casas y demás lugares encantados suponían habitualmente un descanso de la vida diaria de Arkham. Y si, además, la casa estaba lejos, unas vacaciones pagadas. Por ello, no dudó en aceptar la última solicitud que recibió. Ya que se trataba de una vieja mansión en las proximidades de Innsmouth, decidió pedir algo de ayuda, aunque fuera porque los profundos la enervaban "profundamente" cuando les daba la fiebre reproductiva. Y, como nunca se sabía cuando les podía dar un apretón sexual, optó por pedir ayuda a las welclones. En concreto, reclutó a Lady Cthulhu, la clon híbrida con material de Semilla Estelar de Cthulhu y, ya puestos, a Lady Tcho-Tcho, la clon pigmea asiática que tenía muy buenas dotes naturales... para la magia.

Anna se reunió con las dos clones y les explicó la situación. Se trataba de un viejo caserón de estilo colonial situado al sur de Innsmouth, en las proximidades de la oscura urbe de los profundos y su estirpe mestiza. Había sido construida durante la época del auge de la ciudad, a principios del siglo XIX, por un Marsh. Durante la redada llevada a cabo por las autoridades federales a finales de los años 20, muchos profundos e híbridos lograron esconderse en la casa, ya que fue pasada por alto debido a su situación no demasiado próxima a Innsmouth y a su pertenencia a una rama lateral de los Marsh de la que sólo quedaba una descendiente y que, al casarse, había perdido el apellido. Lo sucedido después entra más en el campo de los rumores ya que no está claro que pasó. La cuestión es que parece ser que hubo algún problema en la casa, que seguía siendo un albergue para profundos. La hipótesis más probable es que algún grupo exaltado de cazadores de monstruos asaltara la mansión y matara a todos los que habitaban en ella. Al parecer el asalto se produjo durante una de las habituales orgías a las que se dedicaban los seres del mar junto con su progenie mestiza y humanos que se apuntaban al asunto por sus propias razones. Tras esto, la casa quedó abandonada y su legado, al no existir un heredero directo, pasó a dirimirse entre los abogados de los familiares supervivientes. Finalmente, tras un largo tiempo, bien por agotamiento, por muerte de los clientes de los abogados o vete a saber porque otras razones, se había resuelto el tema legal de la propiedad del caserón. Y el ganador había sido un tal Obadiah Zechariah Marsh. Pese al bíblico nombre, se trataba de un híbrido de profundo que no había llegado a la treintena pero que era bastante calavera. Aunque su transformación no estaba demasiado avanzada, tenía el característico aspecto de Innsmouth en ciernes. La idea de éste era reformar la casa y convertirla en refugio en el campo para su recreo personal. La cuestión era que el edificio parecía estar encantado por fantasmas y por eso había contratado a Anna Pickman, para que se encargara de "hacer limpieza" antes de iniciar las obras.

Cuando llegaron al lugar en cuestión se quedaron sorprendidas por la belleza del entorno. La mansión era un amplio edificio que constaba de una planta baja, un primer piso y un desván oculto bajo un tejado a dos aguas. Estaba rodeada de una arboleda que proporcionaba sombra y la rodeaba excepto por la parte trasera, que daba a un acantilado que descendía hasta el mar. La casa disponía también de un sótano, y, aunque no aparecía en los planos, Anna imaginaba que existía un túnel o cueva que descendiera hasta el mar. Así, los profundos podrían entrar y salir de la casa directamente desde el agua. Sin embargo, primero tendrían que hacer un reconocimiento del edificio. Otros investigadores psíquicos habrían llevado consigo diversa parafernalia ocultista (y seguramente serían crédulos o charlatanes) o equipo tecnológico variado (lo que los clasificaría como profesionales o, de nuevo, charlatanes). Anna, que era muy profesional y que contaba con recursos poco habituales,  Por ello, había llevado consigo tres pares de gafas de seguridad con unos cristales prismáticos especialmente tratados. Se trataba de unos artefactos mágicos preparados por Anna que permitían ver entidades invisibles y fantasmas. Ya que estos a menudo no se mostraban de forma directa, le resultaban muy útiles, sobre todo cuando iba acompañada y no quería perder el tiempo haciendo hechizos. Se equiparon las tres con las gafas y se dispusieron a entrar.

Allí, frente a aquel viejo caserón abandonado, formaban una estampa bastante curiosa. Anna era una mujer en la primera mitad de la treintena bien llevada. De estatura media y cabello negro, sus rasgos latinos y pechos generosos le proporcionaban una belleza exótica que atraía a las welclones. A su derecha, Lady Tcho-Tcho, por su parte, destacaba por su baja estatura. De 1.20 de altura, era una auténtica mini yo de su original, Evangeline "Welcome" Parker. Sin embargo, sus curvas contundentes, heredadas de su madre genética, impedía confundirla con una niña. Del pueblo tcho-tcho, una raza de pigmeos del sudeste asiático que habitan también la Meseta de Leng, había recibido una gran agilidad, unos curiosos rasgos asiáticos, que contrastaban con su pelo rubio, y una afinidad natural con la magia. Al otro lado de Anna, a su izquierda, Lady Cthulhu era una figura bastante impresionante. El proceso de clonación e hibridación dio lugar a una versión gordita, rechoncha, de Evangeline, completamente lampiña, y con una piel grisácea. Además, tenía tentáculos faciales prensiles en torno a su boca. Como había sido creada con material genético de Semilla Estelar de Cthulhu, tenía una fuerza enorme, además de ser anfibia y tener una gran capacidad de regeneración. Ambas clones, con sus peculiaridades físicas, resultaban bastante atractivas, aunque Lady Cthulhu tuviera esos apéndices en torno a su boca. Las tres mujeres iban vestidas de forma sencilla e informal, pero el porte de Anna la marcaba claramente como la jefa del equipo.

Al entrar en la casa, encontraron un pasillo con puertas a ambos lados. En la planta baja hallaron un salón comedor, la cocina, un baño, un cuarto de invitados y un estudio con una gran chimenea. También pudieron dar con la escalera que descendía al sótano y la que subía al piso superior.  Estaba todo en muy malas condiciones, lleno de polvo y telarañas, con los escasos muebles que quedaban completamente destrozados. Entre los restos, encontraron algunos libros de matemáticas, historia y ocultismo. Pero eran más curiosidades que algo de interés. Por ello, siguiendo con el examen del edificio, subieron al primer piso. Allí encontraron dos dormitorios, uno de los cuales sería el dormitorio principal, y dos habitaciones que, por su contenido, parecían haber sido usadas como salón de juegos. Como sucedía en la planta baja, estaba todo destrozado y sucio. Sin embargo, no parecía haber actividad sobrenatural de ningún tipo. Continuaron con su examen del lugar y subieron al desván. Aquello seguía sin proporcionar pista ninguna, salvo que, como era habitual en este tipo de dependencias, el desván estaba atestado de trastos y cajas bastante destrozadas y todo lleno de polvo y telarañas. El siguiente paso era descender al sótano.

Tras deshacer todo el camino de subida, se adentraron en las profundidades del sótano. Éste tenía el suelo de tierra y nada de interés salvo un curioso altar que, por los grabados, parecía dedicado a Dagón e Hidra. Sin embargo, a primera vista no había ninguna señal del acceso a las cavernas o túneles que seguramente existían bajo la casa. Tras examinar con detalle la estancia, optaron por probar con el altar. Lady Cthulhu, haciendo gala de su gran fuerza, comenzó a empujarlo desde distintos lados hasta que cedió y se movió, revelando una escalera tallada que se hundía en el subsuelo. Aquello parecía interesante. Dado que los fantasmas no se habían manifestado aún, decidieron bajar a ver si los encontraban en las profundidades. A medida que descendían, notaron como la humedad iba aumentando y comenzaba a escucharse un ruido de fondo que parecía el de lejanos truenos. Cuando llegaron al final de la escalera, cuyo recorrido se alejaba de la pared del acantilado, desembocaron en una amplia sala, una cueva natural que se hallaba prácticamente al nivel del mar. De esta salían varios túneles en diferentes direcciones, uno de los cuales se hundía progresivamente hasta quedar inundado. De allí procedía el sonido como de truenos, que era el del oleaje golpeando contra la pared del acantilado. Anna dedujo que en aquella cueva sería donde los profundos realizaban la mayor parte de su actividad. Entonces, allí era donde sería más fácil encontrar a los fantasmas.

Al acercarse a aquella caverna, vieron salir de la misma a un grupo formado por cinco profundos espectrales. Anna, que ya estaba empezando a hartarse de dar vueltas por todos lados sin hallar ni rastro de actividad sobrenatural, se relajó un poco. Ahora tocaba ver como respondían y si iban a ser hostiles o no. La medium de los Pickman comenzó a hablarles en un r'lyehano con algo de acento, ya que ese idioma es difícil de pronunciar con una garganta humana sin parecer que te has atragantado con una espina de pescado. Los fantasmas, sorprendidos de hallar tres mujeres y que además les hablaran en ese idioma, se detuvieron y respondieron en su croante idioma. Anna, sabiendo que Lady Cthulhu por su aspecto y su anatomía iba a resultarles más agraciada, además de que estaba más dotada que ella para hablar r'lyehano, le cedió la iniciativa a la welclon. Esta, comenzó a hablar con más soltura con los fantasmas y, tras una breve conversación, le resumió a Anna la situación: a saber, sus restos estaban dispersos por los túneles y, ya que no podían descansar bajo el mar y encima los habían matado en mitad de un encuentro sexual, estaban bastante frustrados. Así que lo que querían para alcanzar el descanso y dejar aquel lugar era sencillo, que echaran lo que quedaba de sus cuerpos al mar y, ya puestos, echar un polvo antes de irse.

Como ya esperaba algo así, Anna sacó de un bolsillo un trozo de tiza (muy útil para dibujar rápidamente sigilos, círculos de protección o, si te aburres, hacer garabatos en la pared) y comenzó a trazar un enorme pentagrama dentro de un círculo en medio de la cámara principal. En torno al mismo añadió glifos y símbolos que parecían diseñados por alguien con un retorcido y macabro interés después de una borrachera y una mala sesión con drogas alucinógenas. Una vez acabó, ordenó a los profundos entrar dentro. Al hacerlo, se volvieron visibles y tangibles.

-Es el Pentagrama de Carnacky-Pickman. Una creación personal extrapolada de los archivos de un cazador de fantasmas de principios del siglo XX. Mientras os mantengáis dentro vais a ser completamente materiales -explicó Anna-. Lady Tcho-Tcho y yo nos ocuparemos de vuestros restos, Mientras, Lady Cthulhu no creo que tenga problemas de encargarse de vuestra segunda petición.

La welclon anfibia no necesito que se lo dijeran dos veces para comenzar a desnudarse, y los profundos demostraron gráficamente su entusiasmo presentando unas considerables erecciones. Así, mientras Lady Cthulhu se encargaba de la parte puramente sexual, y disfrutaba con ello, Anna y la otra welclon empezaron a rebuscar por los túneles. Con el tiempo que había pasado, no quedaba demasiado, sólo los esqueletos. Por lo tanto, con paciencia y realizando múltiples viajes, las dos mujeres comenzaron a acarrear huesos de un lado a otro para acabar arrojándolos al túnel inundado. Cada vez que vaciaban una cueva, Ana recitaba un hechizo de exorcismo para fantasmas para asegurarse de que se quedaba limpia. Y, mientras tanto, Lady Cthulhu se entregaba a fondo, provocando exclamaciones de sorpresa, admiración e incredulidad por parte de Anna y de placer y admiración por parte de Lady Tcho-Tcho ante las peripecias y hazañas sexuales de la clon hibrida. Una vez habían acabado con todos los restos óseos, Anna se quedó mirando a su compañera y, le indicó que podía unirse a su "hermana" si quería. Sin más preámbulos, Lady Tcho-Tcho se quitó la ropa y se lanzó cual fiera desatada sobre la orgía, un pequeño juggernaut sexual asiático. Por su parte, Anna subió a la casa y se dedicó a hacer tiempo.

Media hora más tarde, subieron las dos welclones, cansadas pero satisfechas. La medium se encogió de hombros al verlas subir. Con tranquilidad y sin querer averiguar más, volvió a descender. Los fantasmas de los profundos parecían realmente agotados y satisfechos y eso hizo que Anna sonriera con un cierto orgullo por sus compañeras. Borró algunas líneas del pentagrama para deshacer sus efectos. No le hizo falta realizar ningún hechizo de exorcismo, pues los fantasmas, agotados y caminando de forma rara, apoyándose los unos en los otros, se dirigieron al agua, donde acabaron por desaparecer.

Con el trabajo acabado, la mansión estaba libre de toda influencia sobrenatural y podía ser reformada y ocupada sin problemas. Anna, con la satisfacción de haber finalizado con éxito ese peculiar encargo, llevó a las clones a Dunwich, donde durmieron 12 horas seguidas para recuperar fueras, y regresó ella a Arkham para informar de la conclusión. Había sido una jornada provechosa y tan sólo esperaba a ver que más le deparaba Arkham.

martes, 14 de marzo de 2017

Reptilianos y Conspiraciones: Ritter attacks

Camino a Pánico en los túneles (parte 2)

Habitualmente en Arkham la presencia de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro no resultaba molesta. Por supuesto, ocasionalmente ponían en marcha alguno de sus absurdamente eficientes planes para conquistar la ciudad y derrotar a sus archienemigos, el Equipo Exile de Morlocks Comunistas. Sin embargo, una y otra vez acababan fracasando, bien porque los posthumanos lograban frustrar sus acciones o bien se topaban con la decidida defensa de la ciudad por parte de los Pickman, Delta Wave Welcome, Brontes o algún otro dios que anduviera por la zona y no tuviera nada que hacer. Sin embargo, de un tiempo a esta parte parecían estar teniendo problemas internos, o, más bien subterráneos. Algo estaba pasando en los túneles bajo Arkham que estaba alterando la vida de los reptilianos. Fuera lo que fuera, las primeras consecuencias habían sido que los invasores lacerto-nazis alienígenas habían estado visitando a El que Legisla tras el Umbral para pedir su asesoramiento legal, además, tres robots gigantes de los RNLO modificados con muy mal gusto estético habían atacado Dunwich... justamente cuando todo Alfa Strike se encontraba allí. Sin embargo, el abogado primigenio no estaba satisfecho.

Había pasado una semana desde que Kate tuvo que organizar un grupo de incursión para detener las actividades sobrenaturales en el Bosque de Billington, y allí estaba la joven, en el despacho de El que Legisla tras el Umbral, junto con la Hauptmann Ammetu y el Unterfeldwebel Bazzu, pareja inseparable que actuaban como representantes de los RNLO en esta situación.Y para acabar de arreglar la situación, contaban también con Tiamat. Lo que le gustaría saber a Kate era que narices pintaba ella allí y que pretendían hacer con la diosa.

-Bueno, ya que estamos todos, podemos comenzar -dijo El que Legisla-. Estamos aquí para tratar el problema de los RNLO en los túneles que se extienden bajo la ciudad. Por la vía legal podemos olvidarnos de tratarlo. Por un lado iba a resultar exorbitantemente caro y complejo, por otro, no hay base legal, ya que los reptilianos y la conspiración que parece amenazarles no existen, legalmente hablando... así que podemos olvidarnos de ese camino. Los túneles bajo la ciudad son muy extensos y extraños, y sólo hay cartografiada con fiabilidad una parte de los mismos. De hecho, las zonas ocupadas por los RNLO y los morlocks comunistas están fuera de las áreas mapeadas. Y, por supuesto, la conspiración desconocida también. No se si hay novedades por la parte afectada.

-Nein, no hemos averiguado nada más -explicó Ammetu-. Hemos estudiado las modificaciones realizadas a los robots gigantes y seguimos rastreando los túneles. Pero parece que esa conspiración está muy interesada en nosotros. Hemos descubierto algunos intentos de incursión en nuestra base y nuestros talleres y hangares, pero no sabemos quien puede ser.

-Comprendo -asintió El que Legisla-. El problema de todo esto es que se os ve demasiado por la superficie, y me temo que acabaréis llamando la atención del pesado de Robert Pickman... En fin, mientras tanto, tendremos que asegurarnos de que no se vuelven a repetir sucesos como el ataque a Dunwich. Por eso, me gustaría contar con el apoyo de las welclones. Por eso quería que estuvieras aquí.

-¿Y no habría sido mejor avisar a Welcome? -preguntó Kate.

-Sí, pero ella está poco disponible por cosas de los estudios. Y tú eres la ayudante de Summanus en todo lo que respecta a la dirección de los alojamientos turísticos. Y las clones te respetan y te aprecian.

Kate torció el gesto, aunque sabía que el abogado tenía razón.

-Bien, entonces, ¿qué hacemos? -preguntó la joven.

-Bueno -dijo el abogado-, mi idea es que aprovechemos para ir a Dunwich y hacer una nueva exploración sobre el terreno. Se que las clones han sido exhaustivas, pero no podemos dejar de insistir y, tal vez se nos haya pasado algo por alto. De paso, he aprovechado para pedir ayuda a los morlocks, que, a regañadientes, han accedido a dejarme al Ritter Mk VI Ribbentrop-Mólotov. Con sus sensores es posible que avancemos algo. Y, en el peor de los casos, Tiamat puede usar sus poderes de diosa del caos para remover un poco las cosas, meter un poco de aleatoriedad en el asunto. Quien sabe.

La diosa sonrió y se encogió de hombros. Kate soltó un suspiro de exasperación. Ahora lo entendía todo... Ribbentrop-Mólotov era trataba de una versión posterior de las armaduras potenciadas Ritter de los RNLO. Venida de un futuro distópico en que, por una vez, a los reptilianos les había salido bien un plan absurdo. Se trataba de una mejora sobre los modelos actuales con tecnología más avanzada y convertida en un robot autónomo con su propia IA en lugar de una armadura pilotada. El problema era que, al ser reprogramado y modificado por los morlocks para enviarla al pasado e impedir que los reptilianos triunfasen, algo salió mal. Así, cuando llegó, Ribbentrop-Mólotov tenía cambios de personalidad que fueron posteriormente resueltos. Lo malo era que, en el futuro del que venía, Kate era una feroz y aguerrida líder de la resistencia y el robot comunista nazi había sido programado para serle fiel y servirla. Así, en el presente, el Ritter MK VI era un fan incondicional de la joven, a la que veía como la poderosa cabecilla de los rebeldes. Y claro, a veces resultaba agotador para Kate ese nivel de adoración. Pero bueno, era la única mujer de Arkham con su propio robot fanboy.

Al salir de La Llave y la Puerta, pues el abogado tenía su despacho en la residencia universitaria, se encaminaron hacia un mini decorado con las insignias de serpientes del ejercito RNLO. Kate agradeció que no hubieran traído un Volkswagen Kübelwagen modelo 82, un vehículo típico del ejercito alemán durante la II Guerra Mundial que los reptilianos habían adoptado como parte de su equipo. Junto al mismo, les esperaba el voluminoso Ritter MK VI. Se trataba del derivado de una armadura de combate, por lo que tenía una forma antropomórfica básica. Al ser de diseño original reptiliano, la cabeza, lo que era el casco en los modelos anteriores, recordaba a la de una serpiente. La imagen general era la de un fornido hombre serpiente dopado de esteroides envuelto en una gruesa armadura de placas de diseño futurista. A esto había que añadir las modificaciones hechas por los morlocks comunistas en el futuro y los retoques del presente. Así, el color gris de los reptilianos, así como sus insignias, habían desaparecido. En su lugar, había sido pintado de color rojo y decorado con el emblema de los morlocks comunistas: la hoz y el martillo en el interior de una rueda de engranaje, todo en amarillo. Además, le habían añadido algunas placas de blindaje adicional, hombreras con pinchos y un tocado de cuernos en la cabeza. Como fue enviado originalmente en "misión de paz", no llevaba armamento alguno. Para esta ocasión, los morlocks comunistas le habían dado una ametralladora Gatling y un depósito de cintas de munición. El robot, al verlos salir, se fijó directamente en Kate. Se acercó hasta ella y le hizo un rígido saludo militar de manual que haría llorar de emoción al sargento de instrucción más psicotico. Se cuadró y esperó instrucciones. Katherine, algo abochornada, y tratando de ignorar los intentos de El que Legisla por aguantar las risas, le indicó que los siguiera hacia Dunwich. Allí recibiría nuevas órdenes.

Mientras Kate miraba el vehículo y se permitía una pequeña sonrisa, El que Legisla tras el Umbral se dedicó a cargar en la baca un paquete de forma alargada al que se había referido como "recursos extras en caso de problemas". En el pequeño coche irían los dos reptilianos, El que Legisla tras el Umbral y ella. Aunque el abogado puede que no lo pasara muy bien. Por su parte, el robot los tendría que seguir corriendo. Como desarrollaba una buena velocidad, no habría problemas al respecto. En cuanto a la diosa, bueno, estaba claro que ella tenía su propia forma de hacer las cosas. Era una mujer de cuerpo escultural y formas voluptuosas, con una lujuriosa cabellera negra, piel escamosa de color ocre y exóticos rasgos faciales de Oriente Medio. De su espalda surgían dos grandes alas de plumas rojas, verdes, azules, blancas y negras, las mismas que cubrían sus brazos. Sus pies no eran humanos, sino más parecidos a garras de ave de presa. En esta ocasión se había presentado vestida con un pantalón  negro ajustado y un top del mismo color. Ella podía seguirlos volando.

Emprendieron camino en el coche, con el abogado algo comprimido por su elevada estatura, cosa que dirvirtió a Kate, considerando las molestias del leguleyo como una pequeña venganza tras las risitas anteriores. Tras ellos corría Ribbentrop-Mólotov y, tras él, Tiamat. Todo iba sin problemas hasta que llegaron al cruce de Dean's Corners, donde tendrían que girar hacia Dunwich. Al tomar el desvío, Bazzu, que era el conductor, se dio cuenta al mirar el retrovisor de que el Ritter Mk VI les hacía señales. Como buen sargento que era, previsor y rápido en las reacciones, detuvo el coche sin realizar un frenazo demasiado brusco, aunque si que resultó bastante repentino. Cuando el vehículo se detuvo y las imprecaciones, maldiciones y protestas cesaron, Ribbentrop-Mólotov se dispuso a explicarles lo que le había hecho avisarles para frenar. Sin embargo, apenas tuvieron tiempo de intercambiar unas palabras cuando, de improviso, un escuadrón de Ritters Mk IV modificados apareció de entre la espesura. Los sensores del Mk VI los habían detectado a tiempo, de lo contrario, podrían haberles sorprendido con el coche en movimiento y haberles atacado para provocar que se estrellaran. De esa forma, podrían enfrentarse a ellos de forma más equilibrada. Sin embargo, había algo en esos exoesqueletos blindados. En primer lugar, que no había actividad de los RNLO en aquella zona fuera del rastreo en busca de pistas sobre el ataque de los robots gigantes, y no usaban armaduras, si no infantería. En segundo lugar, las Mk IV eran... extrañas. Al igual que sucedió en el anterior ataque a Dunwich, parecían haber sido modificadas por alguien con muy mal gusto. Pero realmente malo... Ante ellos se desplegaban seis armaduras potenciadas Ritter Mk IV que parecían haber sido rediseñadas por un fan obsesivo y terminal de los mangas de robots. No sólo las habían repintado con colores chillones y llamativos, como si se tratara de deportivos que participaran en una carrera, sino que, además, les habían puesto alerones y aletas por todos lados. También resultaba curioso que les hubieran cambiado el armamento habitual, consistente en ametralladoras y cañones automáticos. Obviamente, era de la mejor tecnología reptiliana de inspiración germana de la II Guerra Mundial, mejorada y optimizada para su uso por parte de las tropas acorazadas reptilianas. En este caso, los Ritters llevaban algo diferente. Se trataba de versiones de armas adaptadas al tamaño apropiado para ser usadas por las armaduras de armas muy Made in USA pero de un estilo muy particular. Casi parecían robotejos anime cruzados con películas de acción de los años 70 y 80. Armados con Magnun 44 y M16 resultaban bastante chocantes.

Por suerte, los pilotos de las armaduras parecían algo confusos al fallar su emboscada. Por ello, El grupo del abogado primigenio tuvo tiempo para prepararse. Kate, sin esperar más, salió del vehículo y se escondió tras él. A fin de cuentas, ella no era una persona de acción. Junto a ella, El que Legisla bajó el paquete del techo y lo abrió, mostrando su contenido: cuatro fusiles de asalto Ak74 modificados, un chaleco antibalas para Kate y sendos fusiles MP44 para los reptilianos. Además, traía bastante munición como para librar una pequeña guerra. Ciertamente el abogado había sido previsor. Mientras se equipaban, los Ritter modificados adoptaron posición de ataque y comenzaron a disparar. Kate, acabando de ponerse el chaleco antibalas, empezó a jurar y maldecir mientras Ribbentrop-Mólotov se ponía a su lado para cubrirla y comenzaba a abrir fuego mientras entonaba La Internacional. Siguiendo su ejemplo, los dos reptilianos y El que Legisla tras el Umbral buscaron posiciones de tiro y comenzaron a abrir fuego. Sus adversarios, a quien la tormenta de disparos había cogido sorprendidos, no parecían demasiado profesionales, o, si lo eran, estaban algo oxidados. Sin embargo, pese a que los disparos los estaban conteniendo y hacían mella en los blindajes, no se dieron por vencidos. Buscando coberturas en los árboles, comenzaron a devolver el fuego.

Mientras el tiroteo se desarrollaba en aquella carretera poco transitada, Tiamat bostezó aburrida. Pese a que no había buscado cobertura y seguía impasible de pie contemplando el espectáculo, las balas parecían esquivarla de formas bastante raras. De hecho, si estuvieran filmando la escena con una cámara de alta velocidad para poder ver los proyectiles moviéndose, observaría cosas tan curiosas como balas que se encaminaban directas hacia la diosa pero que, a diferentes distancias, de improviso, cambiaban de dirección, hacia rizos, daban la vuelta y otros tipos de movimientos más propios de acrobacias aéreas. Como la situación parecía estancada, Tiamat se acercó a Kate a paso tranquilo, la tomó de la mano y la hizo levantarse. De repente, comenzó a sonar música, un vals, en concreto, El Danubio azul de Johan Strauss hijo, cosa sorprendente, pues venía de los altavoces externos del Ritter Mk VI, que había dejado de cantar La Internacional. La diosa rodeó a Kate con su brazo derecho y la joven, como hipnotizada se dejó hacer. Entonces comenzaron a bailar en medio del tiroteo. Tiamat era la que guiaba la danza y se movía con elegancia suprema. A medida que se desplazaban en sus movimientos, la pareja se iba aproximando a los Ritters enemigos. Al llegar hasta ellos, con movimientos sinuosos y sin romper las figuras del baile, Tiamat los iba tocando, y cuando recibían el contacto de la diosa, algo extraño sucedía. Al principio se quedaban paralizados en la postura que tenían en ese momento. Pero, a continuación, tiraban las armas y comenzaban a realizar extraños movimientos que se convirtieron en una coreografía digna de una producción de Broadway.

Ante este peculiar espectáculo, el tiroteo ceso y El que Legisla tras el Umbral, Ribbentrop-Mólotov y los reptilianos se quedaron mirando, anonadados. Tras acabar el baile Tiamat y Kate, la música se detuvo, y la joven salió del aparente trance en el que había caído por obra de la diosa. Ligeramente aturdida, miró a su alrededor tratando de asimilar la situación. Los Ritter enemigos también habían quedado paralizados al acabar la música. Era el momento idóneo para desmontarlos, extraer a los pilotos e interrogarlos. Pero las cosas no podían salir tan bien como esperaban. Aunque las armaduras estaban paralizadas, sus pilotos aún tenían una última opción. Cuando los reptilianos lograron abrir los caparazones metálicos de los exoesqueletos, los humanos que los ocupaban estaban muertos. Se habían suicidado ingiriendo alguna toxina para no ser capturados con vida. Así pues, ya que se trataba de una nueva pista, la Hauptmann Ammetu avisó a la base RNLO para que trajeran un equipo de recuperación. Cuando se llevaron los cadáveres y las armaduras modificadas, El que Legisla tras el Umbral y su grupo se retiraron. Unos días más tarde, Ammetu informó al abogado de que los pilotos habían muerto por saxitoxina. Curiosamente, la CIA comenzó a experimentar con este veneno en los años 50 para fabricar pildoras de sucidio.

viernes, 10 de marzo de 2017

Símbolos arcanos, diosas y cintas de vídeo

El número especial secreto de La Fundación Wilmarth sonó en el teléfono del becario, lo cual significaba que algo estaba sucediendo. Quizás alguna CCC había lanzado un ataque, o estaba despertando una DCC. Fuera lo que fuese, querían tenerle en la base en cuestión de minutos, así que no tardaría en llegar allí.

Recorrió Arkham como si le persiguiera uno de los propios monstruos a los que se enfrentaban. Tenía ganas de llegar cuanto antes para saber qué estaba pasando. La Fundación no solía utilizar aquél número para llamar a sus miembros a menos que fuera para algo muy importante. Las reuniones habituales las trataban por whatsapp en el grupo Cazadores de CCC y DCC. El nombre del grupo no era apto para decirlo con la boca llena, pero eso no les importaba, su misión era fundamental para que el mundo siguiera siendo el que era.

El becario llegó a la universidad. Eran horas tardías, las clases ya habían terminado, por lo que el campus se veía bastante solitario, tan sólo iluminado por las farolas. No perdió tiempo en buscar posibles amenazas, pues estaba ansioso por llegar a la base y saber qué estaba pasando. La base del grupo se encontraba en los sótanos del edificio de administración. Un lugar secreto donde nadie pudiera sospechar que se reunía el grupo que mantenía el mundo en orden y evitaba que terribles entidades de más allá de la realidad tomaran el control y destruyeran la civilización humana. Antes tenían una sede de verdad en la universidad, pero un pequeño problema después de tirarle una bomba a una entidad demasiado cercana al mismísimo Cthulhu había hecho que perdieran el edificio. No era la primera vez que tirarle un explosivo (o lo que es lo mismo, tocarle las narices) a un primigenio les ocasionaba una gran pérdida, pero ellos no se rendían. Realizó los toques en la puerta que comprobaban que era un miembro de la Fundación, y no alguien al servicio de sus enemigos, y dejaron que entrara al interior. Allí se encontraban todos los miembros del grupo que residían en Arkham. La Fundación actuaba mundialmente, por lo que tenían sedes en otros sitios, pero el grupo de Arkham era el original y el más importante. Sólo faltaba por llegar él, lo que le hizo sentir algo de importancia, porque no habían empezado hasta que no estuviera él. Se sentó en la única silla libre y, una vez hizo esto, se levantó el actual líder del grupo.

-Compañeros, os he reunido aquí esta noche por un problema que llevamos notando desde hace tiempo. Los símbolos arcanos tallados en las piedras de Mnar, nuestra defensa inmediata contra las CCC, no están actuando como debieran. Algo está sucediendo con ellos, algo que les está restando poder, y esto es algo que no podemos permitir... y menos desde que no nos dejan utilizar otro tipo de defensa dentro de la ciudad de Arkham por aquél incidente sin importancia de hace un año. Debemos solucionar el problema, pues nuestros enemigos, con seguridad, ya se han dado cuenta de que nuestras piedras con el símbolo arcano no funcionan. Llevamos investigando la cuestión desde hace semanas y hemos llegado a una posible solución al problema. El doctor Riviera, profesor de Filosofía Aplicada a la Metafísica hablará a continuación.

Se levantó un señor canoso con barba, que se aclaró la garganta y miró a su alrededor con severidad.

-He realizado investigaciones en libros secretos y prohibidos sobre la naturaleza de estas piedras y el símbolo que en ellas aparece representado. En el arcano libro de filosofía secreta Paranoias y Desvaríos de los Sueños, del autor Garius Millerus, se habla del origen del símbolo. Parece que fue creado por una diosa arquetípica, enemiga de las DCC, conocida como N'tse-Kaambl. Esta diosa benigna y protectora es la que dio forma a este símbolo para poder enfrentarse a los malvados seres que forman partel del Ciclo de Cthulhu. En este libro se habla de ella y de una forma de conseguir que escuche a aquellos que pudieran llamarla. Mi idea es invocar a esta diosa protectora para que vuelva a dar poder a nuestras piedras, que nos haga un símbolo arcano poderoso de verdad y no vuelva a pasarnos lo que ha avergonzado a nuestro grupo los últimos meses.

Algunas cabezas asentían y varios aplausos se escucharon entre el grupo.

-Sí, los Dioses Arquetípicos son seres bondadosos que están enemistados con las DCC. Es una buena idea, luchan por lo mismo que nosotros -dijo uno de los miembros del grupo.

-Bien, pues esta es la razón por la que os he reunido a todos -volvió a tomar la palabra el líder del grupo. -Votaremos si invocamos la ayuda de esta diosa protectora.

Se escuchó una multitud de murmullos y comentarios entre los miembros de la Fundación. El becario lo tenía muy claro. Había que llamar a esa diosa y pedirle ayuda. Si las autoridades de Arkham no les dejaban usar otras armas, el símbolo arcano era su única defensa, y aquella ciudad estaba repleta de monstruos peligrosos. Si no estaban preparados la tomarían en el momento menos esperado.

-Bien ¿miembros a favor de la invocación de la diosa arquetípica? -preguntó el líder cuando los murmullos cesaron.

Prácticamente la totalidad de las manos se alzaron en alto. Estaba clara cual era la opinión de los miembros de la Fundación Wilmarth.

-Bien, pues tengo aquí escrito el texto que hay que recitar para llamar a N'tse-Kaambl. He hecho una copia para todos y cada uno de vosotros, para que la energía de todos nosotros atraiga su atención. El agente Bush repartirá las copias. -explicó el Doctor Riviera.

El agente Bush, uno de los miembros de la organización que no eran profesores ni parte del sistema universitario de Miskatonic, fue repartiendo entre todos los folios con la invocación y volvió a su sitio.

-Ahora -dijo el Doctor Riviera -, entonen con voz profunda cuando yo diga.

Unos instantes de silencio en que todos miraban atentamente al doctor Riviera.

-¡Ahora, en voz bien alta! -exclamó el profesor de filosofía.

Y las voces de todo el mundo se alzaron en el sótano del edificio de administración de la universidad con palabras extrañas de un idioma desconocido, pero este no era blasfemo como el de las invocaciones a los DCC, este sonaba bonito. Más bien sonaba como una canción de Demis Roussos. Entonces una potente luz comenzó a brillar en el sótano. La luz fue creciendo y tomó la forma de un ave, algo parecido a un búho o una lechuza. Poco a poco la luz fue concretándose y tomando una forma antropoide cada vez más reconocible. Finalmente de la luz surgió una belleza resplandeciente, de rasgos mediterráneos y cabellos rizados, vestida con una coraza de piel que cubría una túnica sin mangas. En una de sus manos portaba un casco con penacho adornado con todo tipo de animales, y en su otra mano podía verse un escudo circular en el que se observaba el rostro de una gorgona. Se le podía ver un porte fuerte y unos hombros anchos que le restaban figura esbelta, pero esto no hacía nada por robar la belleza que irradiaba su rostro y la majestuosidad de toda ella. A ojos de cualquiera, lo que acababa de aparecer en el sótano del edificio de administración era una diosa.

Los miembros de la Fundación Wilmarth contemplaban maravillados la impresionante aparición que tenían ante sus ojos, hasta que uno de ellos consiguió articular palabra.

-Oh, poderosa N'tse-Kaambl, gracias por escucharnos -musitó.

La diosa lanzó una severa mirada al que había abierto la boca.

-¿Néstor Campbell? Espero que eso es lo que hayas dicho, por un ignoto error de tu mente mortal -dijo con una voz hermosa pero a la vez con un ligero tono castrense.

-¿No estamos ante la poderosa T'tse-Kaambl? -preguntó el doctor Riviera.

La diosa resopló con indignación.

-No me lo digáis... habéis sacado esa invocación del libro de un individuo que lo firmó como Garius Millerus -dijo la deidad.

-Lo cierto es que... sí -respondió el doctor Riviera.

-Pues lo siento por vosotros, pero no estáis ante esa entidad, sino ante Palas Atenea -dijo la diosa con una voz potente.

-Pe... pero la invocación era para la diosa arquetípica que...

-Sí, sé lo que dice ese libro -respondió la deidad -, fue escrito bajo los efectos de varios psicotrópicos ¿o es que el título no os ha dado ninguna pista de que todo lo que pone son chorradas? El tal Millerus, que, claramente, es un pseudónimo, llegó a decir que la tal N'tse-Kaambl era una representación mía, cuando yo no tengo nada que ver con los dioses arquetípicos. Esos se dedican a hundir continentes enteros y dejar yermos países con tal de acabar con sus enemigos. Yo soy una una diosa guerrera, pero soy más sutil, la sabiduría acompaña a mis estrategias y no la fuerza bruta. Eso se lo dejo a Ares.

-¿Entonces tú no fabricaste el símbolo arcano? -preguntó el doctor Riviera.

La diosa le clavó una mirada que destruiría los nervios de alguien más débil.

-No, no creé ese dichoso símbolo, y no es la primera vez que alguien me invoca por culpa del libro del tal Millerus. Ya me gustaría encontrar al muy mezquino, pero bien que se escondió cuando se dio cuenta de las cosas que había escrito...

-¿Y no nos vas a ayudar? -preguntó otro miembro de la Fundación Wilmarth -. Nos enfrentamos a un terrible peligro, unas entidades extradimensionales que...

-Chssst ¿vosotros me adoráis acaso?

-No.

-¿Me habéis construido un templo?

-Eso tampoco.

-¿Y entonces por qué os iba a ayudar? Si me sois indiferentes.

-Porque... porque somos los buenos -respondió el becario levantándose de repente.

Palas Atenea se giró en su dirección y le miró durante unos instantes. Una sonrisa se dibujó en su rostro, poco a poco comenzó a reír, y finalmente rompió en carcajadas.

-Quienes son los buenos, amigo, siempre está en el punto de vista del que pronuncia esas palabras -fue la respuesta de Palas Atenea -. Y si necesitáis la ayuda de esos dichosos dioses arquetípicos ¡¿Por qué no les llamáis a ellos?!

-Bueno... no suelen responder cuando se les llama. No hemos encontrado ninguna forma de entrar en contacto con ellos -le dijo el doctor Riviera.

-Claro... y entonces leéis cualquier chorrada que escribe alguien en un libro y llamáis a alguien sin saber quien vendrá. Suerte habéis tenido de que fuera yo, y no otro.

-¿Y qué hacemos? -preguntó el líder de la fundación ya desesperado.

-Pues, como dicen las etiquetas de los chicles, "sigue buscando".

Y antes de que pudieran responder a estas enigmáticas palabras, la diosa desapareció con un fogonazo, haciendo que todo temblara durante unos instantes. Los miembros de la Fundación Wilmarth se miraron los unos a los otros. Habían fracasado, aquella invocación no había servido para nada. Sus símbolos arcanos seguían sin funcionar.

-¿Y qué vamos a hacer ahora? -preguntó un miembro de la fundación.

-Lo que nos ha dicho la poderosa Atenea -respondió el líder -. Seguiremos buscando, pero ahora no, que ya es tarde y yo tengo que impartir una clase a primera hora. Ale, todo el mundo a casa.

Sin más que decir, el líder de la Fundación Wilmarth apagó las luces de su base secreta y todos fueron saliendo del lugar con la decepción en sus rostros. Para una vez que aparece ante ellos un dios bondadoso y les sirve para tan poco.

Aunque el becario no pensaba que aquello hubiera sido un fracaso. Seguiría el consejo de Palas Atenea. Seguiría buscando. Haría lo que fuera por encontrar a los dioses arquetípicos. ¿Para qué querían símbolos arcanos si podían contar con su ayuda? Aquello de hundir continentes sonaba muy, pero que muy prometedor...