viernes, 25 de marzo de 2016

Weird Bio-Hazard (parte 6): El laboratorio de Eye Gore

16:30 h. Subnivel dos de las instalaciones de BioGen

Un destacamento de seguridad de Omicron Scorpions esperaba ante las puertas del ascensor que llevaba a los niveles superiores. Apuntaban con precisión sabiendo que por allí vendrían sus enemigos y no les iban a dejar ni un segundo de respiro.

La puerta del ascensor tembló unos instantes. Eso quería decir que el enemigo ya estaba allí. Los soldados no titubearon cuando volvió a temblar la puerta. De repente, una explosión combó las hojas de la puerta y salieron disparadas derribando a varios miembros del destacamento. Entre el humo y los cascotes, los soldados comenzaron a disparar a discreción, acribillando aquello que estuviera en el interior del ascensor. Cuando el polvo se aclaró allí no vieron nada.

-¿Dónde...? ¿Dónde se han metido? -preguntó uno de ellos.

Del hueco del ascensor cayó un sombra blanca y, antes de que pudieran hacer nada, un torrente de hielo surgió de allí congelando a los soldados más cercanos. El resto comenzó a disparar, pero un muro congelado impedía que las balas alcanzaran su objetivo. Los soldados de Omicron Scorpions fueron variando sus puestos para atajar la protección helada, pero según lo hacían, vieron cómo algo salía el interior del hueco del ascensor e iba destrozando las luces dejándolo todo a oscuras. Activaron la visión nocturna, a tiempo de ver cómo algo rápido como un felino iba cazando a los demás como si fueran simples presas indefensas. Los que tuvieron tiempo de ver esto, no pudieron hacer nada más, pues una sombra negra como la noche fue cayendo sobre ellos y dejándolos KO.

 -¿Estos son esos terribles guardias de Omicron Scorpions a los que deberíamos tener miedo? -preguntó Konstantin saliendo del hueco del ascensor seguido de Kate, Pkaurodlos y la buhonera.

-Yo pensaba que después de la comilona que nos hemos pegado ahí arriba, estaríamos más pesados -dijo la buhonera.

-Habla por ti, yo siempre soy ágil y rápida -le respondió Bastet.

Las luces de emergencia se encendieron dejando ver a todo el destacamento de seguridad en el suelo. Y, para horror de los incursores, una sirena comenzó a sonar.

-¡¿Otra vez la sirena?! -exclamó Kate -¿Es que quieren dejarnos sordos?

-Quizás es algún tipo de estrategia enloquecedora. Sólo hace falta un par de estupefacientes para que esto parezca una rave -le dijo Konstantin.

-Ciertamente, este sonido es muy desconcertante. Concentrarse con este estridente sonido es harto difícil -dijo Pkaurodlos torciendo el gesto.

-Oye, Barman ¿por qué no haces como arriba y te cargas la alarma? -preguntó Ártica.

-Mi Bar-Detector de cables de alarma patentado no consigue dar con el sistema de la sirena, así que no puedo desconectarla.

-Pues avancemos antes de que esto me haga explotar la cabeza -dijo Konstantin alzando la impaciente.

Los incursores salieron al pasillo y buscaron las señalizaciones que les llevaran al laboratorio donde tenían encerradas a las welclones.

-Bien- dijo Konstatin. -El primer pasillo por la derecha va a las oficinas centrales. El segundo lleva al parque de atracciones. El tercero a los laboratorios de ciencia extraña y sumamente loca. El cuarto lleva al spa. Por otro lado el primero a la derecha lleva a la piscina de experimentos subacuáticos. El segundo a las salas de experimentación y confraternización de científicos chiflados. El tercero al ascensor a los niveles inferiores. El cuarto lleva al laboratorio de un tal Eye Gore.

-¿Eye Gore? -preguntó Kate. -Ese es uno de los tarados de Arkham.

-Allí -dijo Ártica. -Nuestras hermanas están allí. El tal Eye Gore es uno de los científicos jefes.

-Pues ya sabemos a dónde ir -respondió Konstantin.

El sonido de algo avanzando por el pasillo que llevaba a la piscina sacó al grupo de su ensimismamiento en el cartel. Algunas cabezas se giraron hacia allí.

-Quizás es un grupo de científicos que vienen después de darse un baño -dijo Bastet.

-No -respondió Konstatin. -Escucha bien, es un sonido líquido, pastoso. Lo que viene de allí no son científicos... a menos que  sean científicos muy húmedos y grumosos.

-Ey, esto es un laboratorio de científicos locos ¿te sorprendería que fuera húmedos y grumosos?

Konstantin torció el gesto intentando borrar de su mente esa imagen. El sonido se escuchaba cada vez más cerca. El morlock apuntó hacia allí la impaciente. Cuando lo que hacía ese ruido surgió del pasillo, algunos miembros del grupo se quedaron desconcertados. Eran varios seres que parecían el resultado de una fiesta loca en la que unos tiburones hubieran terminado teniendo relaciones con medusas. Semejante producto de erotismo entre especies era algo que blasfemaba contra la propia naturaleza. Uno de los seres lanzó un rugido y las criaturas se lanzaron prestas contra los incursores. Las balas comenzaron a llover sobre los monstruos, que con su gelatinosa carne absorbían algunos impactos, pero poco podían hacer contra los zarpazos de Bastet y los rayos congelantes de Ártica. Kate usaba la espada para cortar la sustancia viscosa de algunos de ellos, de forma que quedaban vulnerables a los ataques de los demás. Finalmente, el último de los aborrecibles seres, cayó destrozado al suelo. Detrás de ellos surgió un individuo vestido con bata de laboratorio y pantalón de tirantes, que miraba estupefacto el resultado de la lucha.

-¡No! ¡Mis sharkjellyfishes! ¡Con lo que me costó criarlos! -exclamaba.

-¿Sharkjellyfishes? -preguntó Kate. -¿En qué momento me he dormido y me he despertado en una película de serie B?

Konstantin se quedó mirando a la joven.

-Nos hemos enfrentado a un gigantesco candidato republicano bicéfalo, a ardillas hiperactivas, a cabezas monstruosas con patas, a arañas de tres metros, a mutaciones de seres de blasfemas leyendas ¡¡¡¿Y te sorprendes porque aparezcan unos cruces entre tiburón y medusa?!!!

-¿Qué? Admite que es digno de una peli de serie B... Un momento ¿quién me ha tocado el culo?

Kate se giró y se encontró con Ártica con la cara totalmente ruborizada.

-Lo siento... soy un clon de Welcome, debe estar en los genes.

-¡¡¡Habéis matado a mis pequeñines!!! -grito el científico intentando coger varios pedazos de criatura.

-Ah, pero ¿este seguía todavía aquí? -dijo Konstantin.

El Camarero Oscuro lanzó un Bar-arang que golpeó en la cabeza del pobre sujeto, que cayó inconsciente.

-Vamos -dijo. -¡Al laboratorio de Eye Gore!

De repente, de algún sitio surgió el tema musical de "La Comunidad del Anillo".

-¿Qué es eso? -preguntó Kate mirando a su alrededor desconcertada.

-Lo siento... -dijo Buhonera. -Mi reproductor de MP3, está sonando "The Bridge of Khazad-Dûm".

Konstantin alzó una ceja.

-Me vale.

Los incursores cruzaron corriendo el pasillo que conducía al laboratorio del excéntrico científico esquivando (o lo que es lo mismo, destrozando) a la resistencia que encontraban en su camino. Aunque llevaban poco tiempo colaborando juntos, el grupo parecía una máquina bien engrasada y pocos enemigos conseguían resistir el aplastante avanzar. En pocos minutos llegaron hasta una puerta blindada con un cartel que rezaba LABORATORIO DE EYE GORE.

-¡¡¡Estúpidos!!! -exclamó una voz que surgía de un altavoz junto a la entrada al laboratorio. -¿Creéis que podréis entrar fácilmente aquí? Puede que hayáis derrotado a todos los grupos de Omicron Scorpions con los que os habéis cruzado, pero atravesar estas puertas no será tan sencillo.

De pronto, las paredes subieron con un silbido y dejaron ver a ambos lados del grupo que lo que parecía parte del pasillo que daba a la entrada del laboratorio de Eye Gore, realmente era una sala de más de diez metros de diámetro. Allí había un numeroso grupo de soldados de Omicron Scorpions armados con fusiles de asalto y espadas de acero valyrio. Todos ellos iban equipados con un exoesqueleto tecnológico que los hacía medir más de dos metros y medio y los hacía más resistentes. Los incursores estaban totalmente rodeados y la inferioridad numérica era más que evidente.

-Tenéis dos opciones -dijo la voz que surgía del aparato. -Podéis rendiros... o plantar cara y ser masacrados.

Konstatin miró a sus compañeros.

-¿Hemos venido aquí a rendirnos o a repartir ostias y a rescatar a nuestras amigas?

-Hemos venido a repartir tollinas -respondió Buhonera.

Konstatin alzó la impaciente y el resto de los incursores hicieron lo propio con sus armas.

-¡Soldados... FUEGO! -exclamó el comandanto de Omicron Scorpions.

En pocos segundos aquello se convirtió en un campo de batalla. Los pulsos de energía y las balas iban de aquí para allá. Las explosiones lanzaban metralla por todas partes llenándolo todo de polvo y humo. Los gritos y las órdenes eran ahogados por el estruendo del combate. Kate, en medio de todo aquel caos, intentaba hacer algo útil. No había sido entrenada para esas cosas, había demasiados enemigos, iban armados con armas demasiado poderosas y llevaban todo el día combatiendo. Podía ver cómo sus compañeros golpeaban y se cubrían, evitaban los impactos y esquivaban los ataques de arma blanca. Se veía cómo iban agotándose. Los cargadores se acababan, los músculos se resentían, y seguía habiendo demasiados soldados. Habían luchado contra un ejército de monstruos en el nivel superior, pero eso había sido cuando estaban más descansados. Además estos tipos les estaban esperando. Preparados para ellos, después de comprobar cómo se las gastaban en el nivel superior. Parecía que no tendrían muchas oportunidades de ganar, que todo aquello al final no serviría para nada... cuando comenzó a sentir calor en sus manos. Dirigió su mirada a sus manos y vio cómo la espada Ouroboros parecía brillar levemente. La serpiente de su hoja estaba brillando evidentemente. Algo en su interior, algo que parecía una casi inaudible voz parecía querer decirle algo. Parecía instarle a que hiciera algo. Finalmente, la joven aceptó su destino, alzó la espada con los puños apretados y un destello surgió iluminando todo el lugar.

17:30 h. Laboratorio particular de Eye Gore en las instalaciones de BioGen

Eye Gore sintió el fuerte impacto contra la puerta blindada. Los gritos y las explosiones llevaban rato haciéndole dar respingos, pero no tenía nada que temer. Aquellos ineptos no podían entrar allí. Los soldados eran demasiados y sus armas eran muy poderosas. Además, había avisado a todos los científicos que supieran brujería para que fueran allí y desataran su ira. Estaba preparado. los incursores estaban acabados.

Pero la sonrisa de su rostro se borró cuando la puerta blindada explotó como si fuera un trozo de cartón sobre el que hubieran puesto un petardo. Al otro lado de la puerta había una luz que iluminaba demasiado y apenas le dejaba ver, pero lo que llegaba a sus ojos era suficiente para hacerle tragar saliva. El suelo estaba cubierto de soldados de Omicron Scorpions, rifles echando humo y exoesqueletos retorcidos.

-No... es imposible... no podéis haberlos derrotado. Eran cientos... ¡Cientos!

Quien fuera el que provocaba que surgiera aquella luz hizo un movimiento que pudo intuir y vio cómo los demás incursores entraban dentro de su laboratorio. Estaban a toda vista heridos, uno de ellos, una extraña criatura medio ave y medio reptil, iba aplicando curas mientras todos le miraban con ojos severos.

-No. No me venceréis.

Eye Gore presionó un botón de su silla y ésta pareció fundirse con el suelo del laboratorio, una serie de movimientos mecánicos y la tecnología que había diseñado hizo su trabajo. En unos momentos ya no estaba en una confortable silla de laboratorio, sino montado en una armadura de combate con ametralladoras en los antebrazos, blindaje ultragrueso y superficie que evadía la energía cinética.

-Pobre idiota -dijo la silueta brillante. -¿Es que no sabes que ya estás derrotado?

La del grupo que parecía una mujer gato dio un grácil salto y cayó sobre la consola con la que controlaba el laboratorio y de un zarpazo la destrozó, haciendo que los paneles de las paredes se apartaran dejando ver unas inmensas cubas llenas de alguna clase de líquido en las que flotaban dieciocho mujeres, todas ellas con un evidente parecido, pero cada una diferente en grado sumo.

De la silueta brillante surgió un centelleo que hizo que Eye Gore cerrara los ojos. Aún así, sintió cómo era cegado momentaneamente... cuando volvió a abrir los ojos, las cubas estaban destrozadas, el suelo cubierto del líquido y las mujeres estaban libres.

-Es todo vuestro -dijo la silueta brillante.

                                                      *********

Cuando las welclones terminaron su trabajo, se giraron hacia los incursores. Ártica y Buhonera corrieron a ellas y fueron abrazando a todas mientras los demás miraban satisfechos. El Camarero Oscuro se quedó mirando a una que le recordaba a alguien... como si fueran familia de alguna manera, pues el parecido con los vástagos de Tsathoggua era evidente.

Kate se acercó con ellas sintiendo cómo el brillo de Ouroboros iba apagándose. Habían conseguido rescatar a a las welclones, pero faltaba algo por hacer. Accedió al ordenador de Eye Gore y buscó donde tenían encerrada a Evangeline. Dedujo que la entrada referida a SUJETO ALPHA se refería a ella, y con un corazón acelerado, vio que la tenían en una sala detrás del laboratorio de Eye Gore. Corrió hacia la máquina falsa, que realmente era una puerta, y buscó alguna forma de abrirla. Empezó a presionar botones eufórica, hasta que dio con el correcto, y la puerta se abrió con un chasquido.

Kate entró a la sala secreta y se encontró a Evangeline Parker tumbada en una cama con una máquina que la mantenía inconsciente. Retiró los cables y los electrodos, dio una patada al aparato y lo apartó de un golpe. Evangeline no tardó en abrir los ojos de nuevo al mundo, siendo recibida por un fuerte abrazo.

-¡¡¡Yujúúúú!!! -exclamó Konstantin sacando una cerveza de algún sitio.

La espada Ouroboros pasó de la mano de Kate a la de Evangeline, que la recibió de buen grado. Sentía la rabia y la furia creciendo en su interior. Rabia y furia dirigidas a la persona que la había secuestrado y encerrado en ese lugar. Asenath Osborn. No sabía lo que había hecho. Iba a pagarlo caro. Muy caro.

viernes, 18 de marzo de 2016

Weird Bio-Hazard (parte 5): ¡Iä! ¡Shub-Niggurath! ¡Iäaaaarrgh!

11:50 h Exterior de BioGen
El rugir de los motores de los vehículos de los morlocks iba apagándose poco a poco mientras los conductores se posicionaban en el campamento improvisado. El equipo de Alfa Strike, tras la brutal pelea, se habían dedicado a establecer una cabeza de playa desde la que organizar el resto de la ofensiva. Dirigidos por Loki, las fuerzas de ataque se replegaron para iniciar el asedio. Con los defensores derrotados, era cuestión de aguardar el próximo movimiento de su adversario. Por su parte, el equipo de incursión seguía adelante en el interior del complejo.

-¿Cuál crees que será su próximo movimiento? -preguntó Harvey mientras contemplaba la actividad del improvisado campamento.

-Bueno, tras la descarga de adrenalina del combate, me parece que N'kari no va a perder mucho tiempo, y los oni  (Raijin y Fujin), le tienen echado el ojo. -respondió Loki.

Harvey gruñó por lo bajo antes de volver a hablar.

-Ya, bueno, eso lo imagino. Y con Zeus cerca, me parece que alguna mujer morlock también va a acabar abierta de piernas. Jodidos salidos... Pero lo que quiero saber es que piensas que nos puedan lanzar ahora.

Mientras Loki reflexionaba, parte del uniforme de N'kari salió volando. Por su parte, Zeus se dirigía hacia la zona ocupada por los morlocks. A fin de cuentas, con N'kari desatada sexualmente, o le tocaba desahogarse con las mujeres de Dunwich o con las morlocks. Y estas últimas estaban más a mano y no resultaban tan desfiguradas como las endogámicas mujeres de la zona. Finalmente, tras unos momentos de reflexión,  el Herrero Mentiroso le explicó su teoría:

-Bueno, está claro que se han visto superados. No esperaban un despliegue ofensivo de esta magnitud, por lo que tendrán que traer refuerzos. Los RNLO y Omicron Scorpions pueden llamar a más tropas, de hecho, acuérdate que una vez llegaron a desplegar un robot gigante. Y durante Más Arkham apareció un Fhürer hombre serpiente degenerado. En cuanto a los mercenarios de la NWE, no sabemos que más pueden traer. Sin embargo, tardarán en llegar. Mientras tanto, es posible que la loca esa de la doctora Osborn utilice su posición como sacerdotisa de Shub-Niggurath para atraer refuerzos de Criaturas del Ciclo de Cthulhu.

Mientras N'kari se dedicaba a desahogarse sexualmente y Zeus encontraba la horma de su zapato en las ávidas y potentes mujeres morlock, Harvey y Loki se dedicaban a revisar todos los aspectos logísticos y organizativos. Sabían que el tiempo corría en su contra y la respuesta de BioGen podría llegar en cualquier momento

Mientras esto sucedía, un pesado camión partía de Arkham en dirección a Dunwich.

Veinte minutos más tarde, mientras N'kari se vestía y Zeus agotaba sus fuerzas, uno de los cacodemonios que patrullaba el perímetro dio la señal de alarma: algo se movía a través de los bosques y la lujuriosa y anormal espesura de aquel valle maldito. Inmediatamente, Harvey comenzó a dar órdenes, dirigiéndose hacia uno de los vehículos morlocks, mientras Loki montaba en el shantak y emprendía el vuelo para identificar la nueva amenaza. Ciertamente habían acertado con sus previsiones: los refuerzos no habían tardado mucho, y se trataba de un grupo de retoños oscuros de Shub-Niggurath, enormes monstruosidades de aspecto arbóreo, que se desplazaban sobre gruesas pezuñas caprinas y cuyas ramas eran poderosos tentáculos.

Cuál equipo de juggernauts, los horrores caprinos se movían en línea recta hacia el campamento de sus adversarios. Los morlocks, haciendo gala de su disciplina comunista, no tardaron en dirigirse hacia sus vehículos, mientras algunas de las mujeres se acababan de ajustar las ropas. En conjunto parecían un variopinto ejército soviético que hubiera pasado una temporada en un entorno post-apocalíptico. Los vehículos morlock, con las hoces y martillos relucientes, rugieron en desafío a los seres que se aproximaban. Los dioses (salvo Zeus, que trataba de recuperarse del esfuerzo masivo al que le habían sometido) se posicionaron y lanzaron un grito de guerra que corearon los morlocks. Por su parte, los cacodemonios comenzaron a cantar la Internacional. Aquello fue la señal para cargar contra la oscura progenie de Shub-Niggurath.

El camión, un vehículo procedente de un excedente militar, tras superar un breve atasco a la salida de la ciudad, se aproximaba al desvío de Dean Corner's.

Las primeras abominaciones negras y arbóreas se lanzaron ciegamente contra los vehículos morlocks, que las esquivaron fácilmente mientras sus artilleras dejaban que las armas hablaran desde sus afustes. Por su parte, los dioses, encabezados por Raijin y Fujin, avanzaban a la carrera para iniciar el combate. La primera embestida fue brutal. Los dos onis, armados con katanas se abrieron paso entre los retoños oscuros, golpeando con una fuerza sobrehumana y causando graves daños en sus adversarios. Tras ellos, N'kari vaciaba y recargaba su escopeta de dos cañones en un eterno ciclo de ruina y muerte. Con estas tres deidades abriendo camino, los demás miembros de Alfa Strike luchaban sin descanso, disparando sus armas, golpeando en cuerpo a cuerpo o lanzando terribles descargas eléctricas sobre sus adversarios, pues la mayor parte de ellos eran dioses del trueno y la tormenta.

Desde el cielo, los cacodemonios sobrevolaban el combate y hacían pasadas sobre la lucha para bombardear a la descendencia oscura de Shub-Niggurath con sus bolas de plasma. Por su parte, Loki gritaba ordenes y vigilaba los alrededores. Aquel pequeño grupo habría sido suficiente para destruir a un equipo convencional, incluso podrían derrotar a los morlocks, pero poco podían hacer contra los dioses. Por ello, el Herrero Mentiroso ojeaba los alrededores. Cuando descubrió lo que andaba buscando, dió un rápido aviso a Harvey:

-¡Pickman! ¡Vienen más, y no son un pequeño grupo, esto va a ser más duro! ¡Por el oeste, a través de los bosques!

Harvey le hizo una señal para indicarle que le había entendido y pasó a transmitir las ordenes a los morlocks. El vehículo en el que iba montado, una especie de buggy personalizado según el particular estilo estético y funcional de los morlocks, se puso en cabeza del convoy y comenzó a dirigir a las demás tropas para dar un duro recibimiento a los refuerzos. Sabía que las tropas que comandaba serían, como mucho, una distracción, pero tratarían de causar el máximo daño posible sobre los recién llegados, y actuarían como señuelo para evitar un movimiento envolvente que cogiera por el flanco o la retaguardia a sus aliados.

El pesado camión enfilaba ya la carretera que recorría el Valle Superior del Miskatonic, en dirección a la aldea de Dunwich.

Cuando los primeros retoños del grupo recién llegado aparecieron entre los árboles, fueron recibidos por un pesado fuego de ametralladoras, fusiles de asalto AK-74 y RPG. Tan sólo faltaba un lanzacohetes múltiples Katyusha, pero una de las artilleras le informó que los que tenían estaban siendo reparados. El efecto de esta tormenta de disparos fue, aparte de un desbrozamiento intensivo, la muerte de los primeros horrores arbóreos que aparecieron, pero tras ellos surgieron más. En ese momento, los morlocks pusieron en marcha el convoy para hacer que los retoños oscuros les siguieran.

La táctica fue efectiva, y pronto, los morlocks estaban guiando a sus perseguidores, mientras seguían acribillándolos con toda la potencia de fuego que tenían disponible, mientras daban tiempo a Alfa Strike para acabar con el primer grupo de adversarios. Cuando llegaron hasta los dioses, los morlocks se dividieron en dos grupos, lo que produjo la confusión entre sus enemigos. Al acabar de separarse, formando dos convoyes diferentes,  abrieron un hueco por el que aparecieron Brontes, empuñando un pesado martillo de tormenta en cada mano, y El que Legisla tras el Umbral que comenzó a abrir fuego indiscriminadamente contra aquella masa furiosa, blasfema y balbuceante. Cuando el abogado vació por completo los cargadores, mientras recargaba, Brontes cargó contra aquellos horrores, con sus armas despidiendo descargas eléctricas. Siguiéndole de cerca, Summanus, lanza en ristre y utilizando un lenguaje más bien callejero en un perfecto latín vulgar de la Roma imperial, se lanzó también a la lucha. Tras él, el resto de los dioses se preparó para unirse a este brutal y épico combate, salvo Zeus y Odín, que se habían quedado en el puesto de mando, y Perun y Misha, que habían dado un rodeo junto con Geri y Freki para lanzarse contra el flanco de sus adversarios.

Con la lucha llevada a un brutal cuerpo a cuerpo, el camión llegó finalmente hasta el campamento base, donde el Padre de Todos y Zeus aguardaban, este último apoyando una bolsa de hielo en su entrepierna. Al detenerse, Odín se acercó a ver que sucedía, y, para su sorpresa, de la cabina bajaron dos byakhees, con las respectivas gorras e identificaciones de Byakhee Express y la PDA oficial de esta empresa de transportes y mensajería. Uno de ellos saludó al nórdico y le presentó la PDA para que firmara la entrega. El dios, sorprendido, leyó el concepto del porte:

"Transporte de logística, avituallamiento y personal de intendencia. Cliente: EldritchBurguer".

Sin comprender bien lo que sucedía, firmó, tras lo cual, los dos horrendos seres se dirigieron hacia la parte trasera del camión, y, al abrir, salió Shubbi de allí.

-Uff... Que calor hace ahí dentro. Bueno, ya estamos aquí. Hola, Harvey encargó un servicio de catering y avituallamiento especial al EldritchBurguer, y arregló los portes con Byakhee Express. -explicó el retoño oscuro ante la desconcertada expresión del tuerto Odín.

-¿Quieres decir que había encargado la comida al EldrithBurguer y ha contratado a estos seres para que la traigan?

-Oh, sí, lo que pasa es que como era mucha cantidad, he venido yo a encargarme de la logística de campaña, y los byakhees han optado por alquilar un camión. Salía más económico que contratar a un montón de los suyos para traerlo todo.

-Comprendo... -respondió el boquiabierto dios.

Una vez aclarado todo, y puesto que se acercaba la hora de comer, comenzaron a descargarlo todo y depositarlo en la carpa que habían montado para almacenar los suministros. Al finalizar esta tarea, mientras los byakhees montaban en su camión y se iban, fue cuando Shubbi se fijó con más detalle en la lucha. Ya se había percatado de que estaban enfretandose los dioses de Alfa Strike a un numeroso grupo de familiares suyos, pero no le había dado mucha importancia, pues lo primero era el trabajo. Además, Shub-Niggurath era lo suficientemente prolija en su progenie como para echar de menos algunas pérdidas. Y si habían aceptado pelear contra estas deidades, mala suerte para ellos. Pero entonces Shubbi se quedó parado un instante. Sin hacer caso a Odín y a los demás, el retoño del EldritchBurguer se aproximó a la batalla y comenzó a hablar a voz en grito en el particular lenguaje de estos seres. En pocos instantes, la lucha se detuvo y uno de los horrores adversarios se acercó a hablar con él. Tras una intensa charla en la que ambos se turnaban para hablar, el rival y Shubbi se dieron un abrazo con sus tentáculos y el primero dio una serie de voces que tuvieron como resultado la retirada de todo el grupo de enemigos. Por alguna razón decidieron retirarse.
 
Los dioses, los morlocks y Harvey, desconcertados ante esta actuación, interrogaron a Shubbi al respecto, a lo que éste les respondió:

-Bueno, los retoños oscuros somos todos familia, pero no todos nos llevamos bien. Es cosa de tener como un millar de hermanos y primos, es facil que surjan rencillas. Pero en este caso he reconocido a un primo segundo mío con el que me llevo bien, por lo que me extrañaba verle luchar contra Alfa Strike. Hemos estado hablando y le he explicado la situación, por lo que han decidido mandar a tomar por saco a los de BioGen. Bueno, creo que ya es la hora del almuerzo, ¿no? Porque os he traído una buena comida que encargo Harvey.

Sorprendidos, desconcertados, pero contentos, dejaron las armas y se pusieron a comer, en espera de lo que estuviera por llegar más adelante.

viernes, 11 de marzo de 2016

Weird Bio-Hazard (parte 4): ¡Los horrores del laboratorio andan sueltos!

Especial en King-In-Yellow Size porque al narrador se le ha ido un poco...

Varios soldados de Omicron Scorpions corrían por los pasillos iluminados por las parpadentes luces de emergencia. La atronadora sirena no hacía más que taladrar sus oídos, y las luces parpadeantes les cegaban una y otra vez impidiendo que pudieran ver con claridad. En uno de los parpadeos, el soldado que iba corriendo más deprisa pudo escuchar al que tenía justo detrás de él soltar un graznido y al girarse lo vio desaparecer. Junto a él había tres soldados más, que miraban de un lado para otro buscando al oculto enemigo. Una sombra hizo desaparecer a otro de los soldados, mientras los otros dos disparaban enloquecidos. El soldado que iba en cabeza sintió el sudor cayendo por su cara y se lo quitó con la mano, momento en el que las luces de emergencia le hicieron parpadear. Otro soldado había desaparecido. Sólo quedaba uno más y él. Se giró apuntando con el rifle, buscando por todas partes aquello que iba acabando con ellos de uno en uno. El siguiente parpadeo hizo que su compañero hiciera un gorgoteo y dejara caer su arma. Había desaparecido.

-¡Sal de donde estés! -dijo el soldado disparando a todas partes. -¡¿Quién eres?!

Las luces de emergencia parpadearon cegando momentáneamente al soldado. Cuando recuperó la vista, vio ante él una horrible figura colgando boca abajo, oscura como la noche y con un rostro que parecía un cruce horrendo entre un sapo y un murciélago.

-¡SOY BARMAN!

El último soldado desapareció en la oscuridad, dejando caer al suelo su rifle.

11:30 h. Laboratorio particular de Eye Gore en las instalaciones de BioGen

Las culebras verbales que estaban saliendo del pinganillo que Eye Gore tenía en la oreja eran tan altas que le estaban dejando sordo. Se comenzó a preguntar por qué había aceptado aquel trabajo. No sabía si era por la oportunidad de poder realizar experimentos fuera de la ley y sin tener que responder a la estúpida moral, si porque su neumática jefa más artificial que Paloma la de la canción de Emilio Aragón estaba muy de buen ver, o si era porque así trabajaba para alguien que no era tan idiota como Vinnie West. Quizás había sido por una suma de todas esas razones.  La cuestión es que él no había firmado para una guerra abierta contra un batallón de dioses acompañados de unas infracriaturas marxistas. Él no tenía la culpa de todo aquello que estaba pasando, por lo que su jefa no tenía ninguna razón para soltar tantos tacos seguidos. Le estaba culpando de la intrusión de un grupo en el laboratorio. Ese grupo había detrozado el Sistema de Bloqueo de Incursiones Interdimensionales, y parecía que esto era problema suyo porque se había llevado a casi toda la seguridad a la zona donde tenían los experimentos más importantes, dejando sólo un pequeño destacamento en esa sección de las instalaciones.

-Señora, pensé que era fundamental que la mayor seguridad estuviera donde tenemos encerrados a los clones, y más después de la fuga que  tuvimos. Nadie podía esperar que un grupo se infiltrara en los laboratorios... se supone que aquí no podía entrar nadie.

-¡¿No?! -le gritó la voz que salía del pinganillo -¡¿Y cómo me explicas que las cámaras de seguridad llevan mostrando desde primeras horas de la mañana a un tío vestido de Batman dejando noqueados a todos los guardias que se encuentra y destruyendo importantes documentos de nuestros experimentos?! ¡El muy cabrón dejó KO a los que vigilaban las cámaras, así que ha ido yendo de aquí para allá con total libertad!

-¿También tengo yo la culpa de que un intento de superhéroe local se haya metido en el laboratorio? Además, esos dos problemas, aparentemente sin conectar, son ahora uno, y dudo que lo sigan siendo durante mucho tiempo. Por lo que veo en la consola, además de destrozar el Sistema de Bloqueo, también han abierto las puertas de las celdas de todos los experimentos inferiores. Ahora andan sueltos por toda esa área, sólo tenemos que sellarla y dejar que se maten los unos a los otros.

-¡Más te vale, porque suficientes problemas tengo con lo que está pasando fuera del laboratorio! -le respondió su jefa cortando la comunicación.

Eye Gore soltó un bufido y se volvió a sentar en su cómodo sillón. Tecleó con rapidez en su ordenador, entrando en la seguridad de las instalaciones. Dio la orden de sellar la sección donde estaba el grupo de infiltración y accedió a las cámaras de seguridad que aún no había destrozado el tipo vestido de Batman. Ahora śolo tenía que ver cómo los incursores eran despedazados por los experimentos salvajes.

11:45 h. Sección de experimentos inferiores de las instalaciones de BioGen

La puerta de la sala del Sistema de Bloqueo de Incursiones Interdimensionales se abrió dejando entrar la horrorosa alarma que amenazaba con dejar a todo el mundo sordo. Entró corriendo El Camarero Oscuro y cerró detrás de él.

-He acabado con la poca seguridad que quedaba todavía en la zona, de momento no he visto ninguno de los monstruos que tienen aquí encerrados, pero recomiendo empezar a movernos.

-¡Todo esto no estaría pasando si os pensarais las cosas antes de hacerlas! -exclamó Kate intentando hacerse oír por encima de la estridente alarma.

-Pero ¿cómo íbamos a saber que aquí también llevaban el control de las celdas de los experimentos? -se quejó Konstantin.

-¡¿Quizás leyendo el bonito cartel en el que pone que aquí se controlan las celdas de los experimentos?! -le respondió Kate señalando al mencionado cartel.

-De nada sirve discutir esto ahora -les interrumpió Bastet. -Creo que deberíamos seguir el consejo del superhéroe y salir de aquí.

-No soy un superhéroe. Soy un vigilante, un justiciero de la noche -dijo El Camarero Oscuro.

-Bien, pues son las doce menos cuarto de la mañana, así que ahora no eres un justiciero de la noche -replicó Bastet.

-Es que se me ha hecho tarde...

Las dos welclones se pusieron en posición delante de la puerta, y Konstantin apuntó con La Impaciente mientras Bastet la abría y salía de un salto gatuno. Al cerciorarse de que allí no había nadie, el grupo al completo salió de la sala y fueron avanzando por los pasillos. Kate sacó el mapa y le echó una ojeada.

-La sección donde tienen a Evangelyne y a las clones está más abajo, sólo debemos buscar un ascensor y llegar allí. Según esto, hay uno en la próxima bifurcación.

-Pues vayamos allá -dijo Bastet. -Y que alguien apague esa dichosa alarma.

El Camarero Oscuro se acercó a la pared y clavó un artilugio que parecía un sapo con alas de murciélago. Se apartó de la pared y unos segundos  después, el artilugio explotó dejando a la vista una sección de cables. El superhe... digoooo... el justiciero de la noche metió el brazo y los arrancó de un tirón, haciendo que la sirena dejara de sonar.

-Ya está. No hay sirena.

Iluminados por las parpadeantes luces de emergencia, los incursores avanzaron por los pasillos escuchando en algún lugar el sonido de desconocidas criaturas moviéndose, arrastrándose o golpeando cosas. Llegaron a la bifurcación más cercana y allí se encontraron con el ascensor. Pkaurodlos presionó el botón, pero en vez de llamar al ascensor, apareció un mensaje que rezaba "Sección sellada. Prohibido abandonarla".

-¿Sección sellada? -dijo Ártica. -Esos cabrones nos han encerrado en esta sección.

-Como si eso fuera un problema -dijo Konstantin sacando de algún lugar un paquete de explosivos.

Cuando fue a colocarlo en las puertas del ascensor, una sonrosada lengua apareció de algún lugar y apresó el paquete de explosivos, tras lo que se lo llevó dejando a Konstantin con la boca abierta. Cuando el morlock se giró, se encontró con el dueño de la monstruosa lengua.

-Bozhe moi -musitó el morlock.

-Es... es... -dijo Kate intentando encontrar las palabras. -¡Es un gigantesco Donald Trump de dos cabezas!

El horrible monstruo se tragó los explosivos con una de sus cabezas, que lanzaba rayos por sus ojos a todas direcciones.

-Es horrible -dijo Kate. -Con una de sus cabezas lanza rayos, y con la otra insulta a los inmigrantes.

El monstruo lanzó un poderoso rugido con la cabeza que lanzaba rayos mientras con la otra llamaba infrahumanos a los mexicanos. Fue avanzando lentamente hacia el grupo de incursores lanzando espumarajos.

-Por todos los dioses ¿qué clase de experimentos hacen aquí? Están ofendiendo a todas las leyes naturales y antinaturales -dijo Bastet.

-Señorita Bastet, no sólo ofende a las leyes naturales y antinaturales -dijo Pkaurodlos. -Esa criatura está ofendiendo todas las normas del decoro y las buenas formas.

El monstruoso Donald Trump lanzó un rayo al los incursores, pero estos saltaron en todas direcciones y esquivaron el disparo, que hizo saltar pedazos de la pared.

-¡Ártica! ¡Congélale los pies! -exclamó las buhonera.

Ártica lanzó por su boca un chorro de aliento helado que atrapó al monstruo, dejando inmóvil sus piernas.

-Ahora, Konstantin, acabemos con él -dijo la buhonera sacando dos subfusiles.

Konstantin apuntó con La Impaciente a la monstruosa criatura y le lanzó una hondonada de balas que hizo que esta se moviera espasmódicamente mientras gritaba improperios. La Buhonera le disparó en la cabeza que lanzaba rayos y sólo quedó la otra, murmurando insultos racistas. Bastet se acercó lentamente a la cabeza sobreviviente y le dio sendos zarpazos que acabaron con el monstruo definitivamente.

-¿Éste es el tipo de cosas que hacen aquí? -preguntó la diosa gato.

-Sí -respondió Ártica. -Estos son científicos chiflados que mezclan y crean cosas que no deberían existir. Es nuestro deber acabar con los monstruos que pretendían soltar al mundo.

Por los pasillos se escuchó el estruendo de algo que se acercaba a ellos corriendo.

-Compañeros, creo que hemos llamado la atención del resto de experimentos -dijo el Camarero Oscuro.

De una esquina salió algo que parecía una oruga de cuatro metros con un montón de patas con zapatillas de deporte. En la cabeza llevaba un cinta llena de sudor.

-¡¡Un gusano!! ¡¡¡Qué asco!!! -exclamó Kate dando saltos y moviendo la espada vertiginosamente. Sin darse cuenta, en uno de los bandazos que dio con la espada, cortó la cabeza del monstruo, que cayó inerte al suelo soltando un fétido fluido del corte. -Uy...

-Vale, vayámonos de aquí antes de que llamemos más la atención -dijo el Camarero Oscuro.

El grupo salió corriendo por una de las bifurcaciones, dejando atrás a los dos monstruos muertos. Durante un buen rato estuvieron dando vueltas sin sentido por los pasillos del centro científico, hasta que se cruzaron con una cabeza gigante de la que salían un montón de patitas de la papada y de las orejas le salían unas garras. El monstruo se les quedó mirando con interés, pero no le dejaron hacer nada más. Konstantin, La Buhonera y Ártica abrieron fuego haciendo pedazos a la criatura.

-¡¿Esto es todo lo que tenéis?! -exclamó Konstantin.

Como respuesta, las paredes reventaron y de los agujeros comenzaron a salir un montón de ardillas con kimono, daban saltos de aquí para allá, se movían como si se les hubiera metido un bicho por algún sitio, a una velocidad estremecedora.

-¡¿Qué es esto?! -exclamó Kate.

-¡Son las ardillas espídicas! -exclamó Ártica. -Pude escuchar a algunos científicos hablar de estos bichos. Fue un intento de hacer ardillas karatecas, pero en vez de eso les salieron hiperactivas.

Las ardillas comenzaron a trepar por las piernas de los incursores y a saltarles a la cara. Esto conllevó que comenzaran a dar saltos, a dar bailecitos y contorsionarse intentando quitarse a los dichosos monstruitos. El grupo al completo comenzó a correr de aquí para allá, mientras Bastet lanzaba zarpazos y se iba quitando como podía a las ardillas y Kate iba decapitando a las que podía con la espada.

-¿Cómo vamos a librarnos de estos bichos? -preguntó Kate arrancándose a una ardilla del cuello que no paraba de mascullar algo en idioma ardilla.

-Tengo una idea -dijo La Buhonera. Se buscó entre las ropas, entre todo tipo de artilugios que tenía para vender. Fue apartando municiones, armas blancas, rifles, pistolas, subfusiles, esprays de pintura, relojes de importación, chocolatinas, y encontró lo que buscaba. Lo sacó velozmente y lo alzó en alto. -¡¡¡Eh, ardillas, mirad!!!

Todas las ardillas espídicas se detuvieron y se quedaron mirando la mano de La Buhonera. Allí había una bolsa de frutos secos. La Buhonera movió lentamente la bolsa y las ardillas la siguieron con la cabeza. Después lanzó la bolsa con fuerza, lo más lejos que pudo, y todas las ardillas salieron disparando farfullando y dando saltos.

-¡Ea! -dijo La Buhonera.

-¿Se puede saber cómo puedes llevar tantas cosas debajo de esa gabardina? -preguntó Kate desconcertada.

-Los bolsillos son muy profundos -respondió la otra.

-¡Bien! ¡Corramos en la dirección opuesta antes de que se acaben los panchitos y las nueces y decidan volver a por nosotros! -exclamó El Camarero Oscuro.

El grupo entero salió disparado en la dirección contraria a las ardillas, con Konstantin a la cabeza, y recorrieron pasillos y pasillos acabando con algunos monstruillos menores (profundos con cabeza de gaviota, toros antropomorfos, arañas de tres metros, vendedores de seguros, y otros horrores fáciles de derrotar). Pasaron dando vueltas más de una hora, hasta que se pararon cansados.

-Bueno... ya hemos corrido mucho... ¿se... puede saber... a donde diantres... vamos? -preguntó Kate jadeando.

-Ah, no sé -respondió Konstantin. -Yo sólo iba de aquí para allá.

-¡¡¡¿Me estás diciendo que hemos estado yendo dando vueltas como pollos sin cabeza unra hora?!!!

-¡Ey! Al menos las ardillas no nos persiguen... Además, seguro que si giramos pro ese pasillo llegamos a algún sitio.

Konstantin giró por el citado pasillo y dio un respingo.

-Gente... creo que deberíais venir aquí...

El resto del grupo llegó a donde él estaba y se asomaron. Detrás de un cartel que rezaba CAFETERÍA - SALÓN COMEDOR, vieron la mayor reunión de monstruos que se habían cruzado en su vida. Allí había monstruosidades indescriptibles, seres deformes, criaturas legamosas y burbujeantes, Criaturas del Ciclo de Cthulhu mutadas para hacerlas más feas si cabe, un par de miembros de la familia Whateley a los que habían convertido en gigantes, siete clones del feo de los Hermanos Calatrava y un señor de Huelva particularmente horrendo al que le habían hecho crecer cuatro brazos.

-Parece que todos los experimentos han venido aquí -susurró Kate.

-Lógico, madam -dijo Pkaurodlos. -Es la hora del lunch.

-Pues es el momento perfecto para cargárnoslos todos. -dijo Konstantin recargando La Impaciente. -¡Que alguien ponga música guapa!

La Buhonera buscó dentro de su gabardina y sacó un reproductor MP3 con altavoces, lo dejó en el suelo.

-Está puesta Song 2 de los Blur -dijo.

-¡Pues démonos prisa, gente! ¡Esa canción sólo dura dos minutos!

La Buhonera presionó el play y se desató el infierno.

13:30 h. Laboratorio particular de Eye Gore en las instalaciones de BioGen

Eye gore dio un fuerte golpe al teclado del ordenador. Después lo cogió con ambas manos y comenzó a darle golpes a la pared con el teclado, haciendo saltar las teclas por el suelo. Una vez destrozó el teclado, lanzó un grito de rabia. Los incursores habían eliminado a todos los experimentos, que como idiotas se habían ido a la cafetería a tomar el almuerzo. Todos los experimentos muertos... a saber cuantos meses o años de investigación y experimentación tirados a la basura por culpa de esos entrometidos. Y lo que era peor, su jefa le iba a culpar a él.

Ahora los incursores estaban aprovechando que habían ido a dar con la cafetería para tomar un tentempié y beber unos refrescos, pero sabía a dónde irían a continuación. Bajarían a la sección inferior, donde tenían  las welclones, al Sujeto Alfa, y donde estaba él. Lo  que no sabían era que también había guardias armados hasta los dientes, científicos locos que además sabían brujería y alguna que otra sorpresita. Y si no era suficiente con todo aquello, también estaba él.

-Si creen que va a ser fácil entrar aquí y marcharse de rositas, que vengan. Estaremos esperándoles.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Weird Bio-Hazard (parte 3): La carga de Alfa Strike

10:30 h. Dunwich, en las proximidades de BioGen

La tierra se agitaba con un temblor sordo, una vibración continua que marcaba el avance del equipo de incursión Morlock y sus disparatados ejército mecanizado: buggies, camiones y otros vehículos de poco reconocible origen debido al trato de personalización a los que habían sido sometidos por los mecánicos morlocks. Lo que en otro tiempo eran coches, camiones y furgonetas perfectamente normales se habían convertido en una horda motorizada y altamente modificada: los motores rugían, las armas acopladas en sus afustes brillaban dispuestas a abrir fuego, las puas y pinchos que se habían montado sobre la carrocería eran sumamente amenazadores, y las placas de blindaje soldadas con criterío más bien dispar en cuanto a su ubicación convertían cosas como un inofensivo escarabajo en un mini juggernaut acorazado. Tras la caravana morlock avanzaba de forma antinatural un inmenso frente tormentoso, cuyo frente sombrío parecía preñado de electricidad dispuesta a ser liberada en forma de violentos relámpagos. Encabezando la marcha, en el aire, un enorme shantak cubierto con algunas piezas de armadura, sobrevolaba la zona. La bestia, del tamaño de un elefante, era una criatura que bien podría haber inspirado las leyendas de los dragones y los wyverns, un inmenso ser volador de alas membranosas, poderosas garras, gruesa cola y largo cuello acabado en una testa equina. Sobre la criatura, extraída de las Tierras del Sueño, dos jinetes: Loki, vestido como un guerrero vikingo y armado con una lanza, y Harvey, con una indumentaria más paramilitar y armado con una clava cuya cabeza estaba forrada de metal con extraños símbolos grabados sobre la misma.

La descomunal bestia alada se adelantó a la comitiva morlock y sobrevoló el terreno observando el despliegue militar que aguardaba en torno a los edificios de BioGen: una compañía de mercenarios de Omicron Scorpions y una Panzerdivision y un Einsatzgruppen de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, todos en pie de guerra y preparados para la batalla. Ciertamente, el equilibrio de fuerzas parecía bastante dispar en comparación con el medio centenar de morlocks y sus desquiciados vehículos, un shantak, un dios nórdico y un sacerdote de Yog-Sothoth bastante cabreado. Sin embargo, esto no parecía arredrar a Harvey, que tenía un as en la manga. Indicó a Loki que descendiera y confió que todo saliera tal y como habían planeado. Mientras el equipo de incursión hacía su entrada subterránea, Loki, Harvey, y los demás debían crear una distracción y, de paso, dar una buena lección a la New World Enterprises.

Cuando el enorme monstruo se posó frente al control de acceso de BioGen, los soldados apuntaron de inmediato a los recién llegados. Sin embargo, estos descendieron sin mostrar temor alguno. Harvey, escoltado por el nórdico, reclamó hablar con Asenath, pues para eso estaban allí. Unos minutos más tarde, y con la horda morlock aproximándose, la directora de los laboratorios se presentó ante ellos. El detective la observó y se dió cuenta de cuanto había cambiado aquella mujer. Había sido atractiva en su tiempo, pero las múltiples operaciones de estética a las que se había sometido la habían dejado muy cambiada, convertida en una Barbie engreída que había errado en sus acciones al provocarle.

-Hola Asenath, veo que has cambiado mucho físicamente desde que nos vimos por última vez.

-Hola Harvey, sigues siendo tan directo como siempre. Sí, me he hecho algunos retoques -decía Asenath mientras se levantaba los pechos con las manos -. ¿Qué te parecen?

-Exagerados, siempre me ha ido más lo natural. Pero no estamos aquí para hablar de tu obsesión por la cirugía estética. He venido para que liberes a Evangeline y a los clones. Hazlo y aún podrás salvar tu culo operado y tus tetazas de silicona...

Asenath rió sardónica. Se sentía confiada y sabía que las protecciones que tenía el laboratorio impedirían el uso de la magia y de las intrusiones interdimensionales. Además, la diferencia de fuerzas estaba claramente a su favor. No comprendía la agresividad demostrada por Harvey y lo consideraba una mera fanfarronada y se lo dejó claro. Mientras tanto, el detective de los Pickman se mantenía sereno.

-Puede que hayas conseguido levantar una barrera protectora en torno al recinto, pero mientras que tú siempre fuiste mejor que yo en ciencias, nunca lograste superarme en la magia. Soy un sacerdote de Yog-Sothoth y, probablemente, uno de los hechiceros más poderosos de Arkham. Me da igual si te has vendido a la Cabra Negra de los Mil Retoños, todavía tienes una oportunidad de resolver esto pacíficamente.

-Te veo muy confiado, Harvey, pero me parece que te equivocas. Soy yo la que tiene todos los ases en la mano y tu no podrás derrotarme. Puedes entregarte libremente y permitir que tu misera banda se salve o luchar y caer derrotado y humillado ante mí. Supongo que prefiero la segunda opción, así será más dulce la victoria.

Loki puso una mano sobre el hombro de su compañero, y éste reaccionó como esperaba el nórdico. Se despidió de la científica loca, y ambos montaron en el shantak. En cuanto la bestia alzó el vuelo, una alarma comenzó a sonar dentro del complejo. Konstantin y su grupo de incursión habían abierto una brecha. Era hora de que Harvey se ocupara de centrar la atención de las tropas enemigas y golpear al estilo Pickman: Rápido y con fuerza. Hizo una señal a Loki, que le pasó un cuerno curvo y vaciado procedente de alguna bestia de las Tierras del Sueño, se lo llevó a los labios y sopló con todas sus fuerzas mientras blandía en el aire la clava. Al paso del shantak, el arma del detective hendió la realidad dejando paso a una abertura por la que una veintena de cacodemonios con gorras del Ejército Rojo bajaron desde los cielos cantando a pleno pulmón la Internacional mientras escupían bolas de plasma contra los defensores. Una vez iniciado el ataque aéreo, el ejército móvil morlock se puso en marcha. Con los motores atronando, iniciaron su avance desplegándose en una línea para maximizar su capacidad de fuego. A medida que se aproximaban, las armas, guiadas por artilleras (las mujeres morlock son las mejores guerreras de esta raza), abrían fuego sin cesar creando un barrido de fuego y muerte. Al mismo tiempo, surgiendo tras los morlocks al deshacer la ilusión que los hacía invisibles, el resto del equipo de Alfa Strike apareció sobre todo tipo de vehículos y monturas.

Este súbito incremento de los refuerzos cogió por sorpresa a los defensores, que no contaban con luchar contra semejante despliegue ofensivo. Sin embargo, no tardaron en reaccionar, dejando el grueso del combate a los RNLO y sus tanques para enfrentarse a los vehículos morlock. Pero, los atacantes ya habían previsto esto, por lo que, en cuanto la Panzerdivision se puso en marcha y los soldados comenzaron a devolver el fuego, los morlocks respondieron como un sólo individuo. Con una excelente coordinación, el contingente de vehículos se dividió en dos grupos por la mitad, dejando paso a la carga de Alfa Strike y separándose para rodear el complejo y atacar por los flancos.

Con el paso expedito hacia el complejo, Alfa Strike, en formación de triangulo, directo hacia su objetivo: las puertas de acceso de BioGen. Encabezaba la marcha Perun, lanza en ristre y montado en su fiel Misha, acorazado para la ocasión. Tras él, en sendas motos trucadas, roja y azul, montaban respectivamente Raijin y Fujin, enarbolando sendas katanas. A continuación, Thor, montado en su carro tirado por dos enormes cabras, empuñando a Mjolnir, su martillo, y acompañado por El que Legisla tras el Umbral, que iba armado con dos fusiles M16 y dos AK-74 y vestido con una cinta roja en la cabeza, camiseta de tirantes, pantalón de camuflaje de bosque y botas de combate. Flanqueándo al carro de Thor por la derecha, N'kari y Summanus montaban sobre un enorme rinoceronte, ella vestida con su uniforme de combate y su escopeta épica de acero de dioses, él, a las riendas de la bestia, con una lanza. A la izquierda, Ares, montando el destrero negro de Loki, blandía un AK-74 en una mano, y de su cadera pendía la vaina de una espada. Y, finalmente, en los extremos de la tercera línea, montados sobre Geri y Freki, los lobos del Padre de Todos, cabalgaban el propio Odín con su lanza Gungnir y Zeus con algo que parecía una vara de pura energía eléctrica.

Ante el despliegue de fuerzas, los mini tanques reptilianos tuvieron que dividirse para perseguir a los escurridizos morlocks, pues el equipo Exile estaba especializado en tácticas de ataque rápido. Resultaba curioso que fueran precisamente los posthumanos comunistas los expertos en la blitzkrieg, la guerra relámpago, en lugar de los reptilianos nazis, pero así era. Pese a la versatilidad de los acorazados de la Panzerdivision, no podian competir con la velocidad y maniobrabilidad de los vehículos personalizados morlocks. Se movían como un banco de peces que se dispersa y se reunifica como si estuvieran guiados por una sola mente. De esta manera, los RNLO, aunque feroces en la lucha y enfrentados a sus enemigos naturales, se las veían crudas para poder dañar seriamente a los escurridizos vehículos personalizados de sus rivales. Por su parte, las tropas del equipo Exile se divertían atormentando a sus adversarios, y, pese a las bajas materiales sufridas, no cesaban en su empeño de inutilizar los mini tanques. Sabían que, si ganaban, luego podrían tener la oportunidad de saquear el campo de batalla, y los acorazados nazis eran un objetivo muy suculento para los mecánicos comunistas.

Por su parte, la infantería de Omicron Scorpions y los Einsatzgruppen RNLO trataban de responder de forma coordinada ante semejante ataque. Pero ellos lo tenían peor que los esforzados pilotos y artilleros de la Panzerdivision. En su lugar, se las veían contra la despiadada e imparable carga de Alfa Strike. Los dioses, lanzados contra su objetivo, no se detenían ni desviaban el rumbo. Al contrario que en anteriores enfrentamientos contra las tropas de Omicron Scorpions, en esta ocasión no tenían porque contenerse, y podían liberar todo su poder en bruto. Incluso el habitualmente tranquilo Summanus parecía embriagado por la posibilidad del combate. Por ello, cuando el juggernaut divino chocó contra las defensas montadas por los mercenarios y los reptilianos, simplemente las arrasaron como si fueran de papel. Ante el brutal choque, ni siquiera se detuvieron, sino que atravesaron las filas enemigas como un cuchillo caliente la mantequilla. A su paso, como un arado cavando un surco en la tierra, iban dejando un rastro de soldados de ambos grupos que salían volando por los aires. Una vez rotas las líneas, los dioses se dispersaron y se entregaron alegremente a la lucha en cuerpo a cuerpo, donde hacían su mejor papel.

Mientras, sobrevolando la batalla, los cacodemonios, con el combate cerrado desatado entre los dioses y los defensores en marcha, optaron por encaminarse, esquivando cuerpos que salían volando por los aires, en dirección al combate de blindados. Los morlocks, aunque estaban logrando su objetivo, distraer la atención de los mini tanques reptilianos, no lograban hacerse con la superioridad de fuerzas. Por ello, la llegada de los cacodemonios, anunciada por las explosiones de las bolas de plasma y los cánticos de la Internacional, ayudó a subir la moral de los pilotos, soldados y artilleras posthumanos. Con la llegada de los refuerzos, los tanquistas de la Panzerdivision vieron como la situación poco a poco iba cambiando. Los comunistas, con la inyección de animos y la llegada de sus tropas demoníacas de apoyo pesado, se lanzaron con inesperado fervor a la lucha, logrando imponerse a medida que iban destrozando tanques enemigos en una lucha que habría hecho las delicias de Rommel y Patton.

Con la lucha ya decantada hacia el bando atacante, mientras las filas de los defensores de la NWE eran diezmadas, una explosión en algún lugar del complejo indicaba que el equipo de incursión había cumplido el primero de sus objetivos. Un grito de júbilo surgió de las gargantas de los morlocks, iban ganando.

11:30 h. Bunker bajo las instalaciones de BioGen
En el puesto de control las informaciones que llegaban era cada vez más descorazonadoras. Las tropas de Omicron Scorpions y los RNLO estaban siendo arrasadas por la superior potencia de combate de los atacantes. Asenath hervía de rabia al ver como había sido engañada por Harvey y se le escapaba la venganza por momentos. Aulló de furia y se alejó en dirección al otro lado del enorme recinto que conformaba ese bunker subterráneo. Al fondo, en una zona donde las luces estaban apagadas, algo de gran tamaño se removió.

-¡No puede ser! ¡Me está haciendo quedar en ridículo! -exclamaba Asenath

-Es culpa tuya por haberte confiado. -respondió una voz algo rasposa pero femenina.

-Te avisamos que esto podía pasar. Pero tú te empeñaste en secuestrar a la chica y lanzar el desafío... -añadió una segunda voz algo más aguda y también de sexo femenino.

-Aún puedes tratar de darle la vuelta a esto. No has desplegado todos tus recursos. -apuntó una tercera voz de mujer, aunque ronca y profunda.

-Sí, lo se. ¿Puedo contar con tus servidores? Porque con la presencia de los dioses no se si las tropas que quedan podrán imponerse.

Las tres voces parecieron susurrar algo entre ellas, como si discutieran la petición de Asenath. Finalmente, la voz ronca y profunda habló:

-Sea, pero te recuerdo que ellos también pueden llamar a uno de los nuestros. En cualquier caso, será mejor que despliegues cuanto antes a los refuerzos.

Asenath, satisfecha, se giró y volvió al puesto de mando, donde se dedicó a dar las ordenes oportunas. La situación aún no estaba perdida.