miércoles, 3 de febrero de 2016

The Dunwich Problem: Picnic nada terrestre

Camino a Weird Bio-Hazard (parte 3)

Primeras horas de la mañana, en algún lugar del Valle superior del Miskatonic

El corte en el tejido del espacio tiempo fue suave y perfecto, realizado con la elegancia y precisión otorgados por la experiencia y, sobre todo, de un tamaño superior al necesario para que pasara un ser humano. Con mirada recelosa, como si desconfiara de lo que iba a a encontrar, Pequeña T'auin cruzó la abertura. La tortuga era un enorme Galápago sobre cuyo caparazón descansaban cuatro damanes y, sobre ellos, un disco sometido a una eterna y pequeña era glacial, rodeado de un dragón o serpiente que se mordía la cola y en cuyo centro se alzaba un Fresno árbol del mundo. Al acabar de pasar por la raja, se hizo a un lado para dejar pasar a una monstruosidad negra de aspecto arbóreo, o con el aspecto que tendrían los árboles si su corteza fuera una sustancia alienígena negra, sus ramas terribles tentáculos y se sostuviera sobre cuatro poderosas pezuñas de cabra. El hecho de que hubiera varias aberturas en forma de boca en torno a su grueso y nudoso tronco era un extra. Shubbi, pues a tal nombre respondía el ser, cruzó la abertura y se giró hacia la misma. Delta Wave Welcome, una poderosa y atractiva Valquiria y heroína cósmica se asomó por el corte con una cesta de picnic tamaño familiar en una mano y su espada Ouroboros en la otra.

-Aquí tenéis la cesta. A las 6 de la tarde abriré otra rasgadura en este sitio para que podáis volver a Arkham. Si me necesitáis antes, en el picnic os he dejado un móvil prepago con mi número registrado. ¡Pasad un buen día! 

La chica se despidió y se retiró a través de la raja en el espacio tiempo para cerrarla tras ella. No era cuestión de dejar esos agujeros abiertos por cualquier parte.

Era el día de la Candelaria y Shubbi se había tomado un merecido descanso en el EldritchBurguer. Aprovechando la fiesta que era, había decidido pasar la jornada en la región de Dunwich, donde vivía antes de mudarse a Arkham. Mientras hacia los preparativos se había encontrado con la tortuga, quien había decidido unirse a él. La Candelaria era una fecha muy señalada en Dunwich, pues esta habitual que se produjeran extraños ritos olvidados en honor de Yog-Sothoth y, los adoradores de Tsathoggua solían contraprogramar algo sólo por ganas de incordiar. A fin de cuentas, la Candelaria era el aniversario de Wilbur Whateley, uno de los hijos de Yog-Sothoth  (que para ser El-Todo-En-Uno y demás, estaba hecho un ligón). Aunque Shubbi era de la progenie de Shub-Niggurath, que poco era adorada por aquella zona, había pasado por aquellos lares mucho tiempo y le apetecía volver a echar un vistazo.

Tras el breve paseo por el jardín de los recuerdos, Shubbi inició su camino a través de la lujuriosa y extraña vegetación del valle, seguido por la tortuga. Con una mole como la del retoño oscuro, no hacían falta caminos, por lo ir no tuvieron problema en avanzar hasta que se escucharon unos disparos de arma automática y la nada terrestre pareja se encaminó hacia ellos para investigar.

Tres disparos impactaron en la enorme mole de Shubbi sin producirle más que unos rasguños debido a su constitución  alienígena. La maleza se iba desplazando como si algo avanzara hacia ellos, para, finalmente, dar paso a una figura embozada con ropas oscuras y que se  estrelló contra el retoño. Tras ella no tardaron mucho en aparecer unos comandos de Omicron Scorpions que no tardaron en descubrir porque no hay que molestar a un retoño oscuro de Shub-Niggurath.

Tras un breve y desagradable interludio de dolor, sangre y muerte tentacular, seguimos con la acción.
El Buhonero, recuperándose del impacto contra el enorme Shubbi y de la muestra gratuita de violencia, se puso en pie y se quedó mirando a la extraña pareja. Tras un momento de reflexión y de estupefacción, les dijo:

- Welcome strangers. Soy el Buhonero y me imagino que no querreis comprar o vender nada, ¿verdad? 

Shubbi y T'auin se miraron (o algo parecido, ya que el retoño no tenía ojos o algo similar identificable) y el primero respondió:

- La verdad es que no. La tortuga y yo habíamos salido de picnic a pasar el día. Pero, ¿qué ha pasado aquí? Porque los de BioGen no estaban tan exaltados cuando vivía por esta zona.

-Bueno, supongo que ha sido culpa mía. Andan tras de mí porque escapé de sus instalaciones con las pruebas de su principal proyecto, algo que, si saliera a la luz, les haría mucho daño. Por ello tratan de capturarme. Además, de un tiempo a esta parte, se han vuelto demasiado atrevidos. Se han confiado y comienzan a descuidarse.

Con esta base, la extraña y alienígena pareja comenzaron a interrogar más a fondo al Buhonero. Se trataba de una figura misteriosa, al que nadie había visto la cara y que apareció por primera vez durante los sucesos de Mad Arkham, tras la Nochevieja.

Unos meses antes, Shubbi había decidido viajar a Arkham en busca de trabajo, ya que un retoño oscuro sin grupo de sectarios no acababa de cuadrar. Además, en Dunwich pasaban tantas cosas raras que era difícil que se pudiera dedicar a convertirse en monstruo local de leyenda.

Además de todo esto, estaba BioGen. La empresa se había instalado allí para investigar las condiciones particulares de la región, con su anómala flora y fauna y la endogámica población. Aunque habían traído empleo a la zona (aunque principalmente para contratar a los lugareños como sujetos de estudio, guías y para recoger muestras), la economía de la comarca seguía muy deprimida. Y, peor aún, los sucesos extraños parecían aumentar. No es que se volvieran más comunes, pues se basaban sobre todo en un incremento en las actividades cultistas y la rivalidad entre seguidores de Tsathoggua y de Yog-Sothoth, pero esto ayudó a Shubbi a decantarse por trasladarse. Desde entonces, tal y como les contó el Buhonero, se había producido una escalada progresiva de fenómenos extraños, como si algo que se estuviera gestando progresara hacia su conclusión. El origen era, principalmente, BioGen, que no se molestaba en cumplir demasiadas normativas de seguridad y medio ambiente, a menos que afectarán a la intimidad y el secretismo con el que se movían. Por ello, el Buhonero decidió investigar el asunto para ver si obtenía algún beneficio del mismo. Logró infiltrarse en las instalaciones, obtener la información que buscaba y salir por los pelos. Lamentablemente tuvo que dejar un importante artefacto escondido en un lugar seguro, y tenía que recuperarlo. Había tratado de conseguir la ayuda de un "Héroe" local, un tipo raro que se hacía llamar "Camarero Oscuro" y que vivía en Boston, pero había vuelto a Dunwich y el Buhonero había ido a buscarlo. Con tan mala suerte que se había encontrado con una patrulla de los vigilantes de BioGen. En resumen, un mal asunto. Por ello, el Buhonero, aprovechando que Shubbi era de la zona, él y la tortuga podían hacerle de escoltas y guías para poder rescatar el objeto en cuestión.

Puesto que ya habían tenido un primer contacto con los comandos de Omicron Scorpions, encargados de velar por la seguridad de BioGen y de ser carne de cañón en las operaciones de Alfa Strike, no era cuestión de dejar sólo al Buhonero. ¡Se podría llevar él toda la diversión! Además, Shubbi se había percatado de que Pequeña T'auin lo miraba con un brillo especial en la mirada, como si pareciera reconocerlo o tuviera la impresión de saber algo que los demás no habían descubierto. Es cierto que las tortugas suelen mirar así, pero suele ser por puro cinismo. Pero en este caso, parecía haber algo más tras la expresión del quelonio. Finalmente, los tres juntos emprendieron camino, pero la ruta que parecían llevar hizo que Shubbi se alertase y dijera:

-Un momento, ¿por aquí no se va a Cold Spring Glen?

-Sí -respondió tranquilamente el Buhonero- allí deje la Bola Dorada.

-¿La Bola Dorada?

-Sí, la Bola Dorada

-¿Tienes la Bola Dorada?

-La tenía, la tuve que dejar en Cold Spring Glen mientras huía.

-Y... ¿Qué demonios es la Bola Dorada?

-Se trata de algo muy importante para los de BioGen, hasta el punto que por ello todavía me persiguen y tratan de dar con ella.

Viendo innecesario seguir la conversación, el trío continuo su camino hasta llegar a la entrada de una sombría y tétrica cañada donde la vegetación era más lujuriante y la oscuridad reinaba en sus puntos más profundos. Allí abajo, donde antaño se refugió el Horror de Dunwich, aguardaba la Bola Dorada. Debían bajar allí dentro, encontrar el artefacto y salir. Poco a poco, se adentraron en aquel infecto y tenebroso lugar, desafiando a los infiernos y decididos a vender cara su piel si fuera necesario.

Una hora más tarde, al otro lado de Cold Spring Glen, una mole de ramas, enredaderas, musgos y helechos empapados salía a la luz para removerse y tratar de quitarse escombros vegetales de encima, revelando parcialmente a Pequeña T'auin, particularmente molesta por la desagradable experiencia. Tras ella, surgió de las sombras Shubbi, también lleno de vegetación enredada que se iba quitando con sus tentáculos. Finalmente, el Buhonero, con la ropa empapada y también lleno de restos de ensalada silvestre, sujetando con un brazo una esfera dorada de de 30 cm. de longitud y un aparato electrónico que desprendía humo y chispas en la otra mano. Los tres dedicaron un rato a desprenderse de los restos adquiridos durante su descensus ad Inferos y del que parecían haber salido relativamente intactos y decididos a no mencionar la experiencia más allá de ellos tres. El Buhonero, cuyo laringófono modificado le permitía camuflar su voz para hablar con una voz masculina y ronca, tuvo que prescindir del mismo al estropearse durante su viaje por Cold Spring Glen, por lo que se había revelado por fin su auténtica voz: era una melodiosa voz de contralto que revelaba a una mujer bajo aquellas múltiples capas de embozos, harapos y ropas. Sin embargo, se negaba a desvelar su rostro y mostrar su identidad. Cuando se hallaron relativamente secos y limpios, pudieron examinar el artefacto en sí. La primera reacción fue por parte de Shubbi:

-¿Es una Bola de Dragón? ¿Tendremos que buscar las otras seis? Aunque más bien me recuerda a la Esfera de Crichton en versión de juguete.

La famosa Bola Dorada era un objeto esferoide de 30 cm que parecía hecho de algún tipo de metal. En su superficie había un pequeño grabado circular que parecía una especie de arabesco alienígena. Ignorando el parloteo de Shubbi, la Buhonera comenzó a trastearla, esperando que no fuera una versión redonda de la Configuración del Lamento. Lo único que les faltaba era comenzar a escuchar campanas y que apareciera un cenobita por allí. Sin embargo, sus intentos fueron infructuosos. Tras varios minutos de buscar la forma de abrir la esfera, la dejó en el suelo y comenzó a reflexionar. Mientras tanto, T'auin, que no había perdido detalle, se aproximó al artefacto y, tras inspeccionarlo detenidamente, usó su pico para lograr hacer girar el arabesco y abrir lo que era la tapa de la Bola Dorada. De su interior surgió el silbido al deshacerse el vacío y un vapor helado. Cuando este se disipó, la Buhonera introdujo la mano y extrajo un paquete sellado con una etiqueta: "Patrón genético de los Summers". lo examinó, lo hizo girar en sus manos y rebuscó a ver que más podía encontrar. Al no hallar nada más, alzó las manos y gritó de furia y frustración.

-¡¿Patrón genético de los Summers?! ¡¿Y quién coño son los Summers?! ¡Yo buscaba el patrón genético de....!

Y de improviso se calló al comprender. Fueran quienes fueran esos Summers, su material genético era importante para BioGen, y al arrebatárselo les había hecho bastante daño. De lo contrario no estarían tan obsesionados en recuperar la Bola Dorada (que había resultado ser un contenedor refrigerado de diseño para muestras biológicas). Sin embargo, sabía que, aunque lo recuperaran, seguirían buscándola para tratar de impedir que sus secretos salieran a la luz. Pero aún no había llegado el momento. Debía hablar con el Camarero Oscuro, tenía que esperar a que cometieran un nuevo error. Ese sería el momento apropiado para actuar.

Mientras tanto, se había hecho la hora de almorzar y las tripas de la Buhonera comenzaban a rugir. Shubbi, comprendiendo la situación, le ofreció compartir la cesta de picnic con ella:

-A fin de cuentas, Welcome es como esas madres y abuelas que opinan que nunca comes suficiente y nos ha puesto comida de sobra y es a base de hamburguesas gigantes de pescado del EldritchBurguer. Los platos de pescado y las ensaladas es lo único que vale la pena comer allí.

La comida fue bien, compartiendo un buen rato de esparcimiento y tranquilidad, aunque la Buhonera seguía pensando en sus planes de actuación. Cuando se decidieron a ponerse en marcha de nuevo, se dispusieron a dar un paseo por la región, disfrutando del extraño paraje. Sin embargo, no tardaron mucho en encontrarse con un nuevo equipo de Omicron Scorpions, por lo que la caminata se convirtió en una serie de escaramuzas en las que los comandos se veían enfrentados a una tortuga con una mordedura letal a la altura de la entrepierna, una mole alienígena y tentacular sumamente resistente y la Buhonera que también sabía defenderse. Al tercer encuentro, los tres estaban ya hartos de combatir, por lo que Shubbi optó por llamar a Welcome, pues aquello ya estaba demasiado concurrido y se estaba volviendo repetitivo. Sacó el teléfono movil de la cesta, y, tras encenderlo, estableció comunicación con la valquiria que, en ese momento, estaba con su novia no oficial, Katherine Ashford, pero podía encargarse de abrir el portal para sacarles de allí. Transmitiendo mediante el teléfono su posición, Shubbi tan sólo tuvo que esperar a que apareciera ante ellos una nueva raja en el tejido de la realidad a través de la cual se asomó Delta Wave Welcome. La chica echó un vistazo y, al no haber peligro, les animó a cruzar. Pequeña T'auin encabezó la marcha, seguida del retoño oscuro y, por último, pasó la Buhonera que decidió omitir su habitual saludo. Una vez al otro lado, se reunieron los tres expedicionarios de Dunwich con la joven heroína y su pareja, pero la misteriosa embozada optó por una despedida rápida y salir por piernas excusándose por la precipitada marcha. Welcome no le dio mayor importancia pero T'auin y Kate se quedaron mirando unos instantes a la figura que se alejaba al trote. Por alguna razón había algo sospechosamente familiar para las dos, pero no atinaban a adivinar el qué. Mientras, Shubbi se dedicaba a explicar la situación que habían encontrado en Dunwich a Delta Wave Welcome. La Valquiria lo encontró sumamente interesante y, mientras rodeaba con un brazo a Kate por la cadera, invitó a todos a comer algo en el EldritchBurguer al tiempo que rumiaba en su cabeza y buscaba el mejor momento para hablar con Loki. Seguramente en breve Alfa Strike debería hacer una visita a aquella olvidada comarca.

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