miércoles, 29 de julio de 2015

Orígen secreto: Delta Wave Welcome


Desde el 4 de Julio, Welcome había estado bastante tranquila y se la había visto poco por la ciudad. En ocasiones se la veía en la playa tomando el sol , nadando o realizando cualquier actividad propia del periodo estival, como espantar moscones y que se acercaban a ella y su bikini como las moscas a la miel. Sin embargo, parecía estar algo distraída, como si tuviera alguna cosa en la cabeza que la preocupara o que no podía quitarse de encima. Por ello, prefería acudir a la Martini Beach durante las primeras horas del día, para evitar aglomeraciones y ligones playeros. También le gustaba aprovechar el calor y la tranquilidad de aquellos momentos para ejercitarse, aunque el ver a una atractiva joven en la arena haciendo ejercicios de calentamiento, katas de artes marciales y practicando diversos movimientos de esgrima antigua y kendo, resultaba lo bastante exótico y llamativo como para acabar atrayendo a diversos curiosos. Los que la conocían ya sabían que Evangelne Parker practicaba diversas artes marciales, y que tenía algunas nociones de esgrima, aunque el interés que demostraba la chica por el manejo de la espada se había incrementado últimamente. Sin embargo, no se le dio la mayor importancia, salvo por aquellos (principalmente turistas) que consideraban que la joven podía ser un exótico e interesante ligue veraniego. Obviamente, los que ya la conocían aprovechaban esto para divertirse a costa de los insensatos que, escudándose en la reputación de chica fácil y experta en las artes sexuales de Welcome, pensaban que sería una buena idea, y no demasiado difícil, llevársela a la cama. Obviamente, todos ellos eran amable pero firmemente rechazados, y aquellos que no aceptaban un no por respuesta, descubrieron que las prácticas de artes marciales de Welcome no eran una mera pose.

Pero el reciente interés de Evangeline por mejorar sus destrezas con la esgrima tenían otra razón. Todo empezó la noche siguiente al 4 de Julio, cuando Welcome, poco después de acostarse y quedar profundamente dormida, se encontró bajando los 70 escalones del sueño ligero y entrando en la Caverna de la Llama, donde los canosos sacerdotes Nasht y Kaman-Thah. Con las bendiciones de estos y una ligera túnica que le entregaron como vestimenta, la joven inició el descenso de los setecientos escalones del sueño profundo, hasta llegar a una puerta que, al cruzarla, salió al Bosque Encantado, donde habitan los zoogs. Allí la esperaba un hombre pelirrojo ataviado como un vikingo junto a un enorme destrero negro y una yegua color canela y que la saludó con estas palabras:

-Hola Welcome, es un placer verte de nuevo.

La chica, que reconoció sin dudarlo al Herrero Mentiroso, por una anterior experiencia en las Tierras del Sueño, enarcó una ceja y le respondió:

-Welcome stranger, ¿qué quieres de mí esta vez, Loki? Espero que no tenga nada que ver con la Cortatormentas, una piedra y cierto dios que se emborrachó...

Loki le quitó importancia al comentario con un gesto de la mano.

-Descuida, aquello ya pasó. Por cierto, no me hizo mucha gracia que me robaras la Cortatormentas para ajustar cuentas con Brontes... Esa espada no es ningún juguete. Pero bueno, precisamente por eso estaba esperándote y quería hablar contigo.

Evangeline le miró con expresión interrogante. Si algo había aprendido era que hay tres individuos con los que hay que ir con mil ojos al tratar con ellos: Nyarlathotep, El que Legisla tras el Umbral y Loki. El Caos Reptante, el primigenio abogado y el Herrero Mentiroso eran liantes profesionales y siempre había que desconfiar de ellos. Sin embargo, movida por la curiosidad, decidió seguirle el juego.

-Ok, tienes razón, estamos empatados. ¿De qué se trata esta vez?

-Verás, estoy en deuda contigo por aquella vez que sacaste la Cortatormentas de la piedra y tal, y, tras verte usarla, creo que podría saldar las cuentas haciéndote entrega de una espada encantada para tí.

-¿A quién me tengo que tirar? Loki, que no me chupo el dedo, tu no das nada por nada. Y si quieres agradecerme la ayuda por aquel penoso incidente es que hay algo más detrás de todo esto...

El Herrero Mentiroso se encogió de hombros y sonrió antes de responder:

-Ok, tienes razón, hay algo que quiero de ti. Y descuida, que no tiene que ver con el sexo. Imagino que recordarás el Thunder-verse, así como los problemas que suelen surgir en Arkham. Y no sólo allí ni en la región del valle del Miskatonic... A veces creo que la humanidad tiene un punto ciego en el cerebro donde alguien ha puesto: “¡Invocar seres prohibidos con libros prohibidos, que gran idea!”. La cosa es que, aunque los Pickman logran tener controlada la situación en la Universidad y sus alrededores, y la Fundación Wilmarth se dedica a los xenocidios y a tirar bombas por ahí, a veces hay cosas que necesitan un tratamiento diferente. A veces los dioses nos encargamos de estas cosas, otras se solucionan por sí mismas. Pero vendría bien tener a alguien que pueda, digamos, dar un toque de atención a estas situaciones cuando se producen y no hay nadie preparado a mano.

-¿Y de repente el Herrero Mentiroso, se ha vuelto un bienhechor?

Loki la miró indignado y con gesto ofendido.

-Por favor, para eso tenemos al memo de Thor y a otros sujetos. Yo tan sólo soy pragmático, y un apocalipsis masivo por regreso de los primigenios ahora mismo no me beneficiaría mucho. Así que necesito a un agente que actúe para contener estos fenómenos cuando se salgan de madre.

-¿Welcome, Agente de Loki? Bueno, suena lo bastante absurdo como para ser divertido. Me interesa. ¿Qué tienes exactamente en mente?

-Vamos a mi hogar y allí te lo enseñaré.

Loki la invitó a acompañarla montando a la yegua, mientras el hacía lo propio con el destrero negro. Juntos, cabalgaron por las Tierras del Sueño en dirección a la mansión del Herrero Mentiroso en esta dimensión onírica, una edificación de madera construida de curioso aspecto, que parecía un stavkirke nórdico, enclavada sobre una colina y con un sendero que subía hasta ella. En la base de la elevación había clavados unos postes tallados imitando cabezas de dragón de las proas de los barcos vikingos. Welcome ya la conocía de una visita anterior, así que esperó a ver que le preparaba el Herrero. Juntos, cruzaron la mansión hasta llegar a la parte trasera de la misma, hasta llegar a una terraza que daba a una caída prácticamente vertical a una sima que daba al mundo subterráneo de las Tierras del Sueño. Evangeline la conocía perfectamente. Era allí donde sacó a Cortatormentas de la piedra en la que el irresponsable y borracho dios nórdico del engaño la había clavado en plena ebriedad y sólo la chica logró extraerla. Esta vez, en lugar de la roca, la aguardaba allí Perún, el viejo dios eslavo del trueno y de la guerra. En una esquina, el oso Misha contemplaba aburrido el pasaje, hasta que vio llegar a la pareja y saludó a Welcome con una pata.

Tras el reencuentro, Loki pasó a explicar con detalle su plan:

-Verás, como ya te he dicho, necesito a un agente que se encargue de esos problemas extra-dimensionales y prohibidos que pueden quedar fuera del alcance de los Pickman, la Fundación Wilmarth y de cualquier otro grupo de chalados cazadores de monstruos y magufos. Para ello, tenemos aquí a Perun que se va a dedicar a entrenarte. Ya sabemos que eres una experta en artes marciales, y que estás en una excelente forma física. Pero necesito que sepas manejar una espada como si fueras una diosa de la guerra o una valkiria. De hecho quiero que seas mi dísir, mi valkiria. Perun te va a enseñar a luchar con lanza y espada, a usar un escudo y como usar tu entorno en tu favor. Una vez que estés completamente preparada, tengo un arma muy especial para tí.

Ante estas condiciones, Welcome aceptó sin dudarlo. Por las noches, en las Tierras del Sueño, Perun la entrenaba sin descanso hasta grabar en su mente y sus músculos los movimientos y tácticas del combate con armas blancas. Durante el día, Welcome se ejercitaba en la playa y en el gimnasio de La Llave y la Puerta, para fortalecer sus brazos y su cuerpo y mejorar sus reflejos. La combinación del adiestramiento en las Tierras del Sueño (donde podían pasar semanas en una sola noche) y el trabajo duro durante el día, convirtieron a Evangeline en una auténtica guerrera vikinga, fuerte, pero aun femenina y voluptuosa, que nada tenía que envidiar a cualquier modelo de fitness. Finalmente, tras unas semanas en el mundo vigil, la joven estaba completamente preparada para convertirse en una dísir. Por ello, Loki la llevó físicamente a las Tierras del Sueño de vuelta a su mansión.

-Bueno, ya estas preparada, así que es el momento de elegir tu vestuario. Ve desnudándote y te saco diversas opciones de ropa a ver cual te gusta más.

Con su falta de inhibiciones habitual, Welcome se quedó tal y como había venido al mundo, mientras el Herrero Mentiroso comenzaba a rebuscar en un enorme armario ropero. Tras andar revisando y descartando prendas, finalmente sacó una percha de la que colgaba un bikini de cota de mallas que mostró a Evangeline. La cara de la chica lo decía todo. Ninguna mujer podía haber sido capaz de mostrar tal gesto de contrariedad, orgullo y dignidad estando completamente desnuda.

-¿Pretendes que me vista como si acabara de salir de un catálogo de ropa interior para fans de la fantasía heroica? Ni que fuera un personaje diseñado por un ilustrador salido, por favor, que tengo dignidad...

Loki reculó y devolvió la escueta prenda a su sitio. Mientras seguía rebuscando aparecieron, y fueron rechazados por Evangeline, un bañador negro con un enorme rayo amarillo, un corpiño rojo con unas bragas azules, y un par de ceñidos trajes de cuerpo completo, uno verde con un pájaro amarillo sobre el pecho y otro de arlequín. Finalmente, el nórdico sacó algo que aprobó Welcome sin ponerle más pegas: una cómoda camisa, sobre la que vestir una cota de escamas, un casco vikingo con frontal, unos pantalones, cinto de cuero, una capa y botas de piel. Una vez elegido el atuendo, y mientras la joven se vestía, el Herrero Mentiroso pasó a registrar una pila de papeles hasta que finalmente halló lo que andaba buscando: una hoja que pasó a Welcome y que la chica miró extrañada.

-Mi generador de nombres de super héroes. Cosas que hago cuando me aburro. Como vas a ser una dísir honoraria, que mejor que ponerte un nombre de super heroína. Mira, te explico como va esto: escoges una letra griega de la primera columna, un complemento de la segunda columna y añades un nombre o alias. En tu caso, Welcome. Si quieres hacerlo de forma aleatoria tengo algunos dados por ahí.

Evangeline examinó detenidamente el generador de nombres y, tras una larga reflexión, finalmente señaló dos opciones que enseñó a Loki. Este aprobó la elección de la chica y paso a dar el toque final: entregarle el arma. Se fue unos instantes y volvió con una espada en una vaina de piel de shantak que entregó a Welcome. La joven la extrajo y observó con detalle la calidad de la forja. Se trataba de una magnífica hoja de color negro mate recorrida longitudinalmente por el grabado de una larguísima serpiente que se mordía la cola retorciéndose sobre sí misma como una cinta de Moebius. La empuñadura también era de cuerno de Gnoph-keh, lo que la convertía casi en una gemela de Cortatormentas.

Impulsada por algo que no sabía definir, Evangeline alzó la espada sobre su cabeza, apuntando hacia el cielo y sujetándola firmemente con ambas manos, al tiempo que clamaba:

-¡Soy Delta Wave Welcome! ¡Yo tengo el poder!

Loki sonrió, su plan estaba completo, ya tenía a su agente. Era el momento de dar las últimas instrucciones:

-Welcome, esta espada es Ouroboros, hermanda de Cortatormentas, y su poder es el de cortar el tiempo y el espacio. Con ella, no sólo podrás luchar contra aquellos seres inmunes a las armas convencionales, sino que podrás abrir rasgaduras espacio-temporales para desplazarte a través de esos portales que tu crees ya sea en el mundo de la vigilia o entre dimensiones. ¿Estás preparada para usarla?

-¡Por supuesto!

-Bien, ahora mismo hay un problema que creo que podrás solucionar fácilmente. Se trata de un gugo que, de alguna manera, ha llegado al mundo de la vigilia, cerca de Dunwich. Lo que tienes que hacer es concentrarte y usar a Ouroboros para abrir un portal que te lleve a la localización del monstruo.

Delta Wave Welcome asintió y, siguiendo las instrucciones de Loki, cortó la realidad. Sin embargo, al ser la primera vez, acertó con la localización pero con una cierta indeterminación: el portal estaba abierto a gran altura, por lo que la caída era importante. La chica se asomó insegura y pensó en intentarlo de nuevo cuando, de repente, el Herrero Mentiroso la impulsó a través de la rasgadura de una potente patada en el culo. Evangeline, sorprendida, sólo pudo gritar mientras caía directa hacia el gugo:

-¡Hijopuuuuutaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

El resto, como se suele decir, es historia, y estos son los hechos que relató Delta Wave Welcome a Harvey y Seabury Pickman sobre su origen secreto.

miércoles, 22 de julio de 2015

Gugodzilla


El vehículo se desplazaba por el norte de la región central de Massachusetts, tomó un desvío poco habitual al llegar al cruce con la carretera de Aylesbury nada más pasar Dean's Corners, adentrándose así en una extraña y poco poblada comarca. El terreno se iba haciendo más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza iban encajonando cada vez más la sinuosa carretera que, en otro tiempo, había sido poco más que un camino de tierra. Los árboles de los bosques eran allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzaban una frondosidad poco habitual y rara vez vista en regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados eran muy escasos y áridos mientras que las pocas casas diseminadas a o largo del camino presentaban un aspecto de decrepitud, suciedad y ruina. Mientras recorrían un recodo del camino que cruzaba una extensión boscosa, el conductor del coche y su acompañante vieron una enorme figura negra que parecía una monstruosidad arbórea que se alzaba sobre cuatro gruesas patas acabadas en pezuñas caprinas y cuyas ramas parecían tentáculos que sostenían un cartel en el que se podía leer, con caligrafía temblorosa, “A Arkham”.

-¡¿Pero tu has visto eso?! -exclamó sorprendido Seabury Pickman al pasar frente al Retoño Oscuro de Shub-Niggurath que estaba haciendo autoestop ante la impasibilidad de Harvey, su hermano, que conducía tranquilamente sin prestar excesiva atención al horror frente al que acababan de pasar. Éste, con voz calma, le respondió:

-Sí, pero no podemos recogerle ahora. Para empezar vamos hacia Dunwich, y, además, necesitaríamos un camión, en este coche no cabe. Con el poco tráfico que viaja por estas carreteras, va a tardar en encontrar a alguien que lo recoja. Habrá que avisar a Ana o a Brontes, a ver si se pueden acercar, porque como se enteren los de la Fundación Wilmarth, le meten una bomba.

-Pero, pero, pero... ¡Pero si es un horror arcano alienígena! ¡¿Y quieres ayudarle a llegar a Arkham?!

-Sí, ¿por qué no? Esta comarca está bastante deprimida económicamente y es normal que sus habitantes busquen la prosperidad en la ciudad.

-Ah, vale.

Ciertamente, la región de Dunwich nunca había logrado alcanzar un alto grado de prosperidad, y los acontecimientos desarrollados en 1928 por las acciones de una rama degradada de la familia Whateley no habían ayudado. La comarca, sumida en la degradación, el empobrecimiento y la endogamia, ni siquiera había logrado atraer la atención del turismo rural, pese a poseer pasajes de belleza abrupta pero fascinante. Ni siquiera la Miskatonic había tomado especial interés en la zona, particularmente desde el Horror desatado en los años 20 del siglo anterior. Sin embargo, pese a que era una parte del estado particularmente olvidada, se habían hecho esfuerzos por tratar de mejorar las infraestructuras, aunque esto se redujera a asfaltar los caminos de tierra y reconstruir algunos puentes que cruzaban el Miskatonic, que serpenteaba por la comarca de camino a Arkham. Durante mucho tiempo, la región de Dunwich había sido un foco pequeño pero significativo de los cultos de Tsathoggua y Yog-Sothoth, centrados en ramas degeneradas y endogámicas de antiguas familias. Sólo el desconocimiento general de esto había provocado que la región se convirtiera en escenario natural para películas de terror. Ni siquiera el movimiento hippie durante su etapa de máximo auge había logrado establecer allí alguna comuna mínimamente decente. Era curioso que, incluso los escasos retoños oscuros que habitaban aquellos parajes buscaran mejor suerte en la ciudad. La única muestra de interés por la región había sido la construcción de unas instalaciones por parte de BioGen, una oscura empresa de ingeniería genética que estaba interesada en estudiar la endogamia y las particularidades de la vegetación de la zona. Sin embargo, hasta el momento sus actividades habían llamado apenas la atención y el contacto con la Miskatonic era escaso.

Aquel día, Seabury estaba aprovechando la calma estival para hacer una excursión a la zona de Dunwich. Tenía interés por examinar con más detalle los extraños círculos de piedra que coronaban algunas de las colinas de la región. Por ello, y aprovechando que su hermano también parecía ocioso, le convenció para que le llevara. De paso, el detective podía aprovechar para investigar los rumores que le habían llegado sobre avistamientos de un big foot en la región.

Realmente Harvey no creía semejantes tonterías, pero nunca estaba de más asegurarse, no fuera que alguien hubiera estado hurgando en libros prohibidos, realizando ceremonias prohibidas e invocando seres prohibidos, para acabar teniendo relaciones sexuales prohibidas y acabar con un nuevo Horror de Dunwich. Así que aceptó la invitación de Seabury para hacer un viaje por la zona. No esperaba nada del otro mundo, y el encontrar al retoño oscuro haciendo autoestop tampoco le preocupó especialmente, tal vez hubiera sido el avistamiento de alguno de estos seres lo que había provocado los rumores, pero era mejor asegurarse.

A medida que se aproximaban al pueblo de Dunwich, o lo que quedaba de él tras décadas de endogamia y decrepitud, un temblor del suelo comenzó a poner nerviosos a ambos hermanos. Las vibraciones no eran particularmente fuertes, pero si capaces de hacerse sentir aun con el vehículo en marcha y recorriendo la carretera que cruzaba aquella comarca. Sin embargo, eran cada vez más intensas, como si algo grande y pesado se desplazara hacia ellos. De entre la espesura se alzó una zarpa negra y peluda, de unas tres cuartas de anchura, provista de terribles garras. Apareció otra, y después un brazo enorme al que estaban unidas ambas zarpas por dos cortos antebrazos. A continuación, entre la espesura de las ramas surgió una cabeza de pesadilla, del tamaño de un barril, con dos ojos rosados que sobresalían unos 5 centímetros, protegidos por protuberancias óseas cubiertas de pelo encrespado. Pero lo más terrible de aquella monstruosa testa era la boca, provista de enormes colmillos amarillentos, que recorría la cabeza de arriba abajo, abriéndose en vertical. Se trataba de un gugo, un gigante de las Tierras del Sueño. Por algún extraño motivo, aquel ser había logrado llegar al mundo de la vigilia, aunque, afortunadamente, lo había hecho en una región poco poblada, donde representaba un peligro menor. Sin embargo, no dejaba de constituir una amenaza, tanto para los habitantes de aquella comarca como para las poblaciones vecinas. Podía ser detenido, pero para ello necesitaban un despliegue de artillería que no llevaban consigo.

Harvey frenó bruscamente y dio la vuelta al coche. Podía avisar a la Fundación Wilmarth, y sería problema de ellos, que seguramente solucionarían poniendo una bomba o haciendo algo por el estilo. Pero acabarían por causar bastantes daños, cosa que al detective no le hacía particularmente gracia. Tenían que buscar la forma de detener al coloso antes de que causara auténticos problemas, si no lo había hecho ya. Rápidamente trató de pensar en alguna solución, pero no había nada que pudiera hacer así de improviso, salvo alejarse de allí lo más rápidamente posible, regresar a la ciudad y allí aprovisionarse con todo lo necesario para acabar con aquel monstruo o devolverlo a las Tierras del Sueño. Tal vez Araknek pudiera ayudarles, pero primero tenían que volver.

Seabury, por su parte, menos acostumbrado que su hermano a estos seres, trataba de mantener la calma. Aquel gigante era una auténtica amenaza y sabía que debían hacer algo, aunque por el momento sólo podían regresar. Por suerte, Harvey no se lo pensó mucho y enfiló la carretera de regreso a Arkham, no sin antes darse cuenta de que el gugo los había visto y comenzó a perseguirlos lanzando terribles rugidos y tratando de atraparlos con sus zarpas.

-Genial -suspiró Seabury-, ahora toca una escena de persecución. Aquella carretera no era el mejor escenario para circular a gran velocidad, así que Harvey hizo lo que pudo mientras tomaba las curvas lo más rápido que podía sin ponerse en verdadero peligro. Cuando llegaron hasta donde estaba el retoño oscuro autoestopista, éste les vio pasar de nuevo, sorprendido, pero cambió rápidamente de “expresión” al ver corriendo tras ellos al gugo. Se le pusieron los tentáculo de punta y comenzó a correr a tal velocidad que no tardó en alcanzar al vehículo.
Pero el gigante no estaba dispuesto a dejar escapar a sus presas, por lo que arrancó un árbol de raíz y lo lanzó para que aterrizara frente al vehículo y el horror arbóreo de Shub-niggurath. Aunque Harvey no era mal conductor, apenas logró frenar a tiempo, por lo que no puedo evitar el impacto contra el árbol arrojado por el gigante. Por suerte, no fue demasiado fuerte el choque, por lo que sólo quedaron aturdidos. El autoestopista, por alguna razón, decidió que sería mejor que trabajaran juntos, por lo que les ayudó a salir del coche accidentado mientras el gugo se aproximaba. Los tres, viéndose ante tan terrible situación, decidieron unir fuerzas para derribar al coloso.

Mientras el ser de las Tierras del Sueño se aproximaba, sonó un potente trueno al tiempo que en el firmamento, a gran altura, se abría lo que parecía una brecha en la realidad sobre el gigante. Por ella descendió en caída libre una figura que parecía gritar algo. A medida que se hacía audible e inteligible por la caída, sonaba algo así como:

-¡Hijopuuuuutaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

El gugo, al darse cuenta de que aquella figura caía justo sobre él, abrió por completo su boca dispuesto a devorarla. Cuando lo hizo cerro las fauces de golpe, pero antes de que pudiera hacer nada más, pareció progresivamente sorprendido, desconcertado, dolorido, muy dolorido, sufriendo una agonía horrible y, finalmente muerto, mientras de su boca manaba sangre y entre las piernas del ser se abría paso la criatura a la que había devorado. Cubierta por la baba, sangre y otros jugos ignotos del cuerpo del gugo, surgió un ser humanoide, que juraba como un marinero, ataviado con una cota de escamas, un casco de hierro con frontal, de diseño vikingo, un amplio cinturón de cuero del que colgaba una vaina, una capa, pantalones y unas botas altas de gruesa y dura piel. En su mano derecha empuñaba una espada de color negro con un diseño plateado que recorría la hoja. Bajo el casco, asomaba una trenza rubia, y el contorno del torso, así como el timbre de la voz, indicaban que se trataba de una mujer.

-¡He vuelto a nacer! -exclamaba la chica tras haber atravesado de parte a parte al monstruo.

Mientras Harvey, Seabury y el retoño se recuperaban de la impresión, la guerrera nórdica se puso en pie y trató de escurrirse parte de la porquería que la cubría. No era tarea fácil, y tanto las ropas como ella misma, necesitarían unas buenas sesiones de lavado antes de volver a estar en condiciones. Sin embargo, tanto la figura como la voz les resultaban familiares a los Pickman. Finalmente fue Seabury el que habló:

-¡¿Welcome?! ¿Eres tú?

La chica les miró, sonrió y se quitó el casco, revelando la atractiva cara de Evangeline Parker.

-Welcome strangers, ¿cómo va todo? Delta Wave Welcome a vuestro servicio. Y ahora, ¿qué tal si apartamos ese tronco y si el coche aun funciona regresamos a Arkham? Necesito una ducha pero ya.

Seabury y Harvey se miraron y, simultáneamente, se encogieron de hombros. Todo aquello necesitaba una explicación, pero sería mejor tenerla en La Llave y la Puerta, con calma y tiempo. Sin duda tenía que haber una razón lógica para que de repente Evangeline hubiera caído del cielo, literalmente, y atravesara de parte a parte un gugo con aquella extraña espada. Mientras, con la ayuda del retoño oscuro, retiraron el tronco, pero el coche parecía no querer arrancar. Welcome, o Delta Wave Welcome, al comprobar que el vehículo iba a dar problemas, desenvainó la espada, la enarboló sujetándola con las dos manos y lanzó un mandoble que cortó la realidad. Aquello dejó sin palabras a los hermanos. Al otro lado de la rasgadura podían ver la residencia. Juntos, empujaron el coche por la grieta espacio-temporal y tanto ellos como el retoño aparecieron junto a La Llave y la Puerta. Ciertamente todo aquello iba a necesitar una explicación.

martes, 14 de julio de 2015

El horrorísimo horror de Martini Beach

Es un dato poco conocido que, cerca de la ciudad de Arkham, hay una pequeña playa. Anteriormente, aquello era una cala, pero según fue avanzando el tiempo y la ciudad se fue modernizando, la cala pasó a ser una playa propiamente dicha. Las autoridades de la ciudad, viendo la cantidad de turismo que recibían debido a lo excéntrico de la localidad (weird tourism lo llamaban), decidieron que una ciudad con salidad al mar debía tener una bonita playa, lo suficientemente grande para que cupiera mucha gente.

Esta bonita playa, rodeada por pequeños acantilados, recibió un nombre que ya no recuerda nadie. Antes había un cartel en el que se podía leer el nombre original de la playa, pero un pequeño accidente relacionado con la Fundación Wilmarth y una bomba acabó con él. Ahora todo el mundo llama a este lugar Martini Beach, pues es el sitio donde los estudiantes de la universidad se reúnen para realizar el noble arte del botellón.

Martini Beach siempre ha sido un lugar tranquilo. Pero siendo Arkham la ciudad en la que se encuentra, esto tarde o temprano tenía que cambiar.


-Me alegra que hayas decidido acompañarme a la playa, Anna, no sé por qué, pero nadie quería venir conmigo -dijo Brontes mientras se quitaba la ropa veraniega que llevaba.

Anna Pickman iba a responderle algo, pero cuando vio el bañador que llevaba debajo de su ropa, descubrió cual era la razón por la que nadie quería ir con el cíclope a la playa. El bañador, de un color fucsia chillón, era igualito al que había visto en una película llamaba Borat, algo demasiado horripilante y blasfemo como para ser descrito. Para terminar de convertir su atuendo en algo enloquecedor, Brontes llevaba un monóculo de sol cubriendo su único ojo.

-Bueno... -dijo Anna mirando hacia cualquier sitio menos al cíclope -Harvey y Seabury estaban ocupados, y Robert tiene alergia al sol, y teniendo en cuenta que Summanus tiene que llevar los asuntos de la residencia, soy la única disponible.

-Yo agradezco cualquier compañía, y después del año lectivo que hemos tenido, era necesario un momento de relax en el mar.

-¿Año lectivo? Pero si tú no eres profesor ¿en qué te afecta el año lectivo?

-En que es la época en la que todos los alumnos están en la universidad. Y a mayor cantidad de alumnos, más rápido sube la probabilidad de caos y locura. En el laboratorio tenemos una ecuación para este asunto.

Anna se quedó pensando durante un momento en la cantidad de líos que había habido durante todo el curso debido a alumnos que invocaban cosas que no debían invocar, tocaban cosas que no había que tocar, y despertaban a otras cosas a las que no había que despertar. Los alumnos de aquella enloquecida universidad eran del tipo  que les ponías un botón rojo con un inmenso cartel de NO APRETAR y ellos lo apretaban. Mientras seguía pensando en estas cosas, de repente un revuelo pareció recorrer la primera línea de playa. Cuando dirigió la mirada al lugar donde todos señalaban pudo ver varias aletas dorsales dirigiéndose hacia la orilla.

-Oh no, son tiburones ¡¡los asesinos del mar!! -gritó un señor con bigote que se sentaba en la orilla junto a su esposa.

Las aletas dorsales llegaron hasta la orilla y Anna pudo ver que sus dueños no eran tiburones.

-Aaaaah no, son delfines -dijo el mismo señor -, los payasos del mar.

Antes de que nadie pudiera hacer nada, de repente apareció un furgón de policía que paró delante del individuo de bigote, bajaron dos policías fornidos y lo agarraron cada uno de un brazo.

-Queda usted detenido por vulnerar las leyes de copyright.

Dicho esto, lo subieron al furgón y desaparecieron de allí mientras su mujer se quedaba mirando anonadada. 

Los delfines que habían parado en la orilla de Martini Beach se alzaron sobre sus aletas traseras y dejaron a la vista lo que llevaban agarrado a ellos. Se trataba de unos profundos que miraban con curiosidad a los turistas. Buscando entre la multitud miraron fijamente a Anna y a Brontes y se dirigieron hacia ellos con decisión.

-¿Pero es que no nos podemos pillar ni un día libre? -musitó para sí misma Anna.

Los profundos llegaron hasta donde estaban Anna y Brontes y saludaron con sus manos escamosas mientras cientos de flashes de cámaras de fotos y de móviles inmortalizaban el momento.

-Saludos, habitantes de la superficie. Hasta ahora, la familia Pickman ha sido amable con nosotros, por lo que requerimos de vuestra ayuda.

-Bueno, yo no soy de la familia Pickman, así que puedo irme a pegarme un baño, ehh...

-Quieto ahí, Brontes -le dijo Anna agarrándolo del brazo antes de que saliera corriendo -, tú te quedas aquí conmigo. ¿Qué problema os reconcome?

-Verá, señora...

-Señorita.

-Sí, eso... pues nosotros llevamos muchos años por esta costa sin hacer daño a nadie, sólo alimentándonos de peces, asustando a algún borracho y saliendo en vídeos de magufos que creen haber grabado a una sirena, pero últimamente estamos teniendo problemas. La pesca empezó a desaparecer, y los arrecimos done tenemos nuestra ciudad comenzaron a temblar con extraños terremotos... bueno, maremotos, pero da igual. Cuando decidimos investigar qué estaba pasando, nos encontramos con unos hombres reptil vestidos con unos extraños uniformes que no respondían al nombre de Yig y querían desahuciarnos. 
-¿Deshauciaros? ¿Cómo es eso? -preguntó Anna.
-Pues dicen que reclaman esta costa para la gloriosa armada del ejército RNLO y traen incluso una excavadora subacuática gigante. Nuestra conexión con el resto de poblaciones de profundos ha sido cortada por unos idiotas que van tirando bombas que dicen nosequé de un tal Wilmarth, por lo que nos hemos quedado solos y no sabemos que hacer. Ni siquiera tenemos un shoggoth, el último que tuvimos se unió a una secta de limos y cienos que han descubierton a Jesús...

Anna miró fijamente al inmenso mar, ondulante y susurrante, surcado por gaviotas. Una vez más, allí había horrores aterrorizando a alguien.

-No os preocupéis, amigos subacuáticos, nosotros nos encargaremos de esos pendejos -dijo Anna chocando su puño izquierdo con su mano derecha.

De repente, los delfines de los profundos comenzaron a gritar llamando su atención. Todo el mundo se giró hacia ellos y pudieron ver cómo, de las profundidades del mar, salía un individuo vestido de buzo de los años '30. Este llegó a la orilla y se quitó el casco, dejando a la vista la escamosa cabeza de un siseante reptil.

-Essstupidosss profundosssss, rendíosss ante el glorioso RNLO.

-¡No! -dijo el profundo.

-Que sí.

-Que no.

-Que sí.

-Que no.

-Ya me he hartado de tanta tontería. ¡¡¡Tropas del RNLO, a por ellos!!!

Del agua comenzaron a surgir seres reptilianos vestidos con uniformes del ejército  alemán de la II Guerra Mundial que miraban con siniestras intenciones hacia los bañistas, que comenzaron a correr de aquí para allá gritando (alguno seguía sacándose fotos con el móvil).
-¡De eso nada! -exclamó Anna. Abrió su mochila y de dentro sacó una M16 y una Kalashnikov, las cuales cogió con cada mano.
-¿Te has traído dos ametralladoras a la playa? -preguntó Brontes desconcertado.
-En una ciudad como esta nunca sabes cuando puede liarse.... ¡LET'S ROCK!
 Dicho esto lanzó una andanada interminable dirigida hacia los reptilianos, que caían como monigotes de CGI en la película de 300. Por muchos que caían, seguían saliendo a montones del agua, todos armados con armas del ejérctio nazi, se cubrían detrás de sombrillas y castillos de arena que habían construido los niños. Brontes se parapetó detrás de las mochilas de una familia de turistas canadienses junto con el pequeño grupo de profundos. 

De repente, de las aguas más profundas, surgió un imponente coloso de metal que se irguió como un gigante submarino. Sus brazos eran excavadoras y una cabeza con antenas y dos ojos rojos miraron hacia la orilla.

-Es la excavadora -dijo uno de los profundos -, la han convertido en un robot.

-Así que tienen un robot gigante ¿eh? -dijo Brontes -, tendré que traer algo que lo contrarreste. Dame unos minutos, Anna.

-No me moveré de aquí -dijo ella mientras seguía disparando, de algún sitio había sacado un casco militar y un chaleco de campaña.

Brontes salió disparado en la dirección contraria al mar y Anna se despidió de él con un movimiento de la cabeza, tras lo que siguió disparando hacia el ejército que avanzaba inexorablemente hacia su objetivo. El gigantesco robot caminaba con poderosos pasos hacia la orilla, mientras los delfines de los profundos intentaban distraerlo, pero nada impediría que llegara hasta los profundos y la mujer de las ametralladoras.

Los soldados del ejército reptiliano cada vez salían en menor cantidad, pero ahora iban armados con granadas modelo 24 de la II Guerra Mundial que lanzaban con una nula precisión, para fortuna de Anna y los profundos. El líder seguía plantado en mitad de la arena, con mirada satisfecha mientras el robot avanzaba cada vez más cerca.

Por fin el gigantesco androide metálico surgió plenamente del agua y se paró en la orilla. De los hombros del robot salieron dos ametralladoras Gatlin que apuntaron hacia el lugar donde estaban Anna y los profundos.

-¡¿Necesitas una mano?! -exclamó alguien desde el lado contrario a la playa.

Todas las cabezas se giraron en esa dirección y vieron cómo del aparcamiento cercano a la playa aparecía una gigantesca masa de tentáculos, zarcillos, protoplasma, y bocas repletas de puntiagudos dientes. Encima de este ser informe había una silla de montar y en ella estaba el mismísimo Brontes. Antes de que nadie pudiera hacer nada, la monstruosidad se expandió y, moviéndose de algún modo no euclidiano, llegó hasta donde estaba el robot del RNLO. Del interior de la masa protoplásmica surgieron dos inmensos brazos musculosos que cogieron al robot de la cabeza y de los pies y, de un tremendo tirón, partieron al coloso en dos mitades. Después de esta demostración de poder, el ser lanzó los dos pedazos del robot a lo más profundo del mar y se giró a mirar al líder de los reptilianos.

-¡Unglaublich! -exclamó este.

-Eso es -le dijo Brontes.

El reptiliano miró a su alrededor y vio que quedaban unos pocos soldados, magullados y heridos, y dirigió su mirada a Anna, armada hasta los dientes.

-Esssto no quedará assssí.

Y dicho esto, se puso la escafandra y se lanzó al agua seguido de los supervivientes.

-¡¡¡Lo hemos conseguido!!! -exclamó Brontes.

Un grito de alegría surgió de todos los bañistas, que habían vuelto a aparecer de repente, y de algún sitio comenzó a salir confetti.

Los profundos miraron con admiración a Anna, que se estaba limpiando el sudor de su frente mientras Brontes se acercaba a ellos.

-Gracias, muchas gracias por salvar nuestra colonia, no sé cómo podremos pagaros -dijo uno de los profundos.

-No os preocupéis, el olor del miedo de mis enemigos es suficiente -le respondió Anna mientras se ataba una cinta en la cabeza.

Brontes llegó hasta ellos y le dió un vaso largo de cubata a Anna.

-¿De dónde has sacado eso? -le preguntó al cíclope.

-No lo sé... pero ya que estamos ¡que siga la fiesta!

De Unglaublich surgieron varios tentáculos que dieron copas a los profundos y después comenzaron a moverse al ritmo de la música que surgía de vete a saber dónde.

Y después de mucho tiempo, en Arkham todavía se recordaría el día que los héroes de Martini Beach detuvieron la invasión reptiliana. Ya eran leyendas.

martes, 7 de julio de 2015

Desmanes y damanes el 4 de Julio

El verano en Arkham es esa época en que el caos académico del periodo lectivo se esfuma, pues sólo se imparten los cursos estivales, y en su lugar llega una nueva plaga de temporada: los turistas. Por su particular idiosincrasia, la ciudad sede de la Universidad Miskatonic es un iman para los aficionados al ocultismo, los OVNIS y fenómenos extraños, además de los interesados en el folklore y la historia de los USA. En conclusión: que la población de la ciudad sustituye a una panda de freaks y hipsters por otra. Y el punto clave en que se produce este relevo es el 4 de Julio. Como si de una olla a presión se tratará cuando el gas comienza a escapar, como una reacción nuclear a punto de alcanzar la masa crítica, la ciudad se hallaba saturada de estudiantes juerguistas, veraneantes ocasionales y los tradicionales obsesos de las ciencias ocultas y la parapsicología.

En medio de semejante caos, los Pickman trataban de organizar las celebraciones del Día de la Independencia en La Llave y la Puerta. La universidad y la ciudad ya montaban sus propias festividades, con atracciones de feria, desfiles, música, etc. Por su parte, en la residencia, habían optado por una jornada de puertas abiertas en las que habían adornado el hall y los pasillos con guirnaldas. En el comedor principal habían organizado un buffete libre que permanecía suministrado de forma constante por Unglaublich, quien, con tentáculo protoplásmico de hierro (o algo similar), mantenía el orden en las cocinas y ponía su peculiar maestría culinaria al servicio de la celebración (¿quién iba a pensar que un ser multiforme, gomoso, ameboide y extra-dimensional iba a tener tan buena mano para la elaboración de comidas?).

Mientras tanto, en los jardines de la residencia las estatuas de Sir Christoper Lee y Gran A'tuin eran testigos del montaje de un espectáculo pirotécnico a cargo de un hombre de rasgos serenos, pálido y ataviado con un traje negro. Llegado desde su retiro en Roma, Summanus, dios etrusco de las tormentas nocturnas, se entregaba con alegre placidez a lo que había convertido en una especialidad  y un agradable hobbie: los fuegos artificiales. Mientras trabajaba en la instalación del elaborado espectáculo que estaba preparando para la noche, tuvo la sensación de que alguien lo observaba con particular atención. Al darse la vuelta vio algo que le causo una grave impresión y que le hizo temer que la tranquilidad con la que atendía a su trabajo podía verse álterada: una tortuga, un galápago para ser exactos, sobre cuyo caparazón se hallaban cuatro damanes, y sobre estos un gran disco cubierto de nieve y con una elevación rocosa en cuya cima se alzaba un fresno bonsai cual árbol del mundo. Circunvalando el disco se hallaba un dragón serpentiforme o una serpiente draconiana, una versión reducida de la terrible Jörmundgander, la serpiente de Midgard de la mitología nórdica. Pero lo más perturbador, lo más inquietante y aterrador era que, de alguna manera, alguien se había encargado de “adornar” a la tortuga para el 4 de Julio: El quelonio, los damanes y el dragón estaban tocados con una chistera con los colores de la bandera estadounidense, pero no era el único atentado estético de las barras y estrellas. Los mamíferos portaban, además, unas americanas con el mismo diseño estético y de las ramas del fresno colgaban pequeñas banderitas. Eso explicaba el mal humor que se transmitía desde la mirada de la ceñuda tortuga. Summanus, sorprendido y estremecido ante semejante atentado patriótico contra la tortuga del mundo, se animó a preguntarle:

-¿Sabes quien te ha hecho eso?

La tortuga negó con la cabeza.

-¿Y tienes alguna idea de quien puede haber sido?

Un giro de la cabeza parecía indicar que tenía alguna sospecha pero ninguna certidumbre.

-Yo he acabado aquí, si quieres te puedo acompañar.

Asentimiento por parte del quelonio.

De esta manera, el dios etrusco de las tormentas nocturnas y la pequeña tortuga del mundo se adentraron en la residencia. El vestíbulo estaba relativamente tranquilo, ya que el grueso de los visitantes se había congregado en torno a la comida gratis, por lo que había poca gente en él mismo.  Mientras lo cruzaban al ritmo calmado de T'auin, entró Welcome y los saludó alegremente. La joven  iba ataviada con un pantalón corto y un top de bikini con el consabido diseño de barras y estrellas, el cual lograba resaltar sus pechos. Sonriendo, se acercó a la extraña pareja:

-Welcome strangers, ¿qué tal lleváis el día? Creo que no nos han presentado, soy Evangeline Parker, pero todos me llaman Welcome.

Summanus, que por un momento se había quedado sorprendido por el desparpajo de la estudiante y el bamboleo de sus pechos al acercarse hacia ellos con energía, se recuperó y respondió.

-Encantado, soy Summanus, dios etrusco de las tormentas nocturnas. Yo me encargo del espectaculo de fuegos artificiales de esta noche.

-Ah, vale, tu debes ser el amigo de Brontes. -Welcome cayó un momento al observar detenidamente a T'auin y no pudo evitar su reacción.- ¡Dioses! ¡¿Quién ha sido el hortera patriótico que te ha hecho semejante barbaridad estética?! Parece que este día en particular a todo el mundo le de la manía por meter las barras y estrellas hasta en la sopa.

Summanus carraspeó y señaló el torso de Evangeline.

-Sí, ya lo se, es lo que se espera de una -hizo un gesto despectivo-, pero bueno, ya que me van a mirar las tetas de todas maneras, al menos que tengan una excusa. Ya me quedo a gusto el resto del año vistiendo como me da la gana.

El dios se encogió de hombros ante la aplastante sinceridad y pragmatismo de la joven y le informó sobre el motivo de que la tortuga y él estuvieran juntos.

-Bueno -respondió Welcome-, tal vez Summanus sepa algo, suele estar al tanto de todo lo que pasa en la residencia. O tal vez Araknek. Os acompaño a buscarlos.

Summanus sabía que en la residencia trabajaba alguien llamado... Summanus, pero sabía que cuanto antes hiciera frente a la situación menos dolorosa sería. Summanus iba al encuentro de Summanus, y más valía que ni Summanus ni nadie se pusiera a hacer chistes sobre Summanus y Summanus y empezaran los enredos porque alguien llamara a Summanus cuando ambos Summanus estuvieran juntos. Porque en ese caso Summanus iba a enfadarse y seguramente al otro Summanus no le iba a hacer particularmente gracia tampoco. Así que, que se preparan los graciosos, porque Summanus y Summanus iban a darle una buena lección a quien hiciera chistes sobre Summanus y se pusieran a preguntar por Summanus sin especificar a que Summanus iba dirigida la llamada. Y es que Summanus sabía que este tipo de situaciones daban lugar a muchos chistes fáciles con Summanus y Summanus y...

[BROOOM]

[En estos momentos La Llave y la Puerta atraviesa dificultades técnicas. El escritor ha quedado aturdido por un trueno enviado por Summanus por hacer chistes malos con la coincidencia de dos personajes con el mismo nombre. Lamentamos la interrupción de la narración que volverá a reanudarse en breves momentos.]

En la entrada del comedor, con cara de “no preguntes, no estoy de humor para bromitas”, Summanus (el dinosauroide) se hallaba disfrazado de Tío Sam, maldiciendo su suerte por tener que cumplir ese papel en esa estúpida celebración del estúpido país en el que estaba la jodida residencia. Pero, a fin de cuentas, al menos en navidades se había librado de disfrazarse de Santa Claus, y de Conejo de Pascua en Pascua, y de Leprechaun el Día de San Patricío, asi que al final le había tocado el Día de la Independencia. Mientras rumiaba sobre su situación, Welcome, Pequeña T'auin y Summanus (el dios del trueno), se acercaban para hablar con él. Saludó al curioso grupo y esgrimió una mueca de horror ante el atentado contra el buen gusto acometido contra el quelonio, y, tras recibir las explicaciones oportunas, les respondió:

-La verdad es que no tengo ni idea. Puede haber sido alguna bromita de los estudiantes, aunque no lo tengo muy claro. Tal vez Araknek sepa algo, también cuenta con un buen servicio de información. A fin de cuentas, nadie se fija en el personal de limpieza y mantenimiento, y las arañas también le hacen de espías. Voy con vosotros, que estoy harto de que me saquen fotos con críos.

El grupo, formado por Pequeña T'auin, Summanus (el dios del trueno), Welcome y Summanus (el dinosauroide), dejaron el comedor y se encaminaron hacia los sótanos, donde esperaban hallar a Araknek. Por suerte, esto les alejaba del grueso de las celebraciones, por lo que no tendrían que soportar la música ni el follón asociado a estos festejos. A medida que se adentraban en la estructura subterránea de la residencia, se introducían en un mundo aparte. Al contrario de lo que se puede suponer, no son pasillos y salas lóbregos y llenos de humedad. Cuando se construyó La Llave y la Puerta, los sótanos se hicieron amplios, con buena ventilacion e iluminación. La única nota discordante son las ocasionales telarañas que Araknek permite que se desarrollen. Los sótanos eran extensos, por lo que no era fácil saber donde estaría, pero por el camino encontraron algunas salas destinadas a almacenaje de productos de limpieza, alimentación, ropa de cama, mantelería, etc. También dieron con algunas parejas besándose o directamente teniendo sexo, y un batidor del equipo Exile de los morlocks comunistas, al que Welcome distrajo con la sencilla y directa acción de quitarse el top. Mientras el morlock se quedaba sorprendido mirando las generosas tetas de la joven, pudieron explicarle que estaban haciendo, a lo que el explorador decidió unírseles. De esta manera, el grupo creció en un miembro más. Con la ayuda de la reciente incorporación,que había visto hacía poco a Araknek, lograrón localizarla en una de las salas mientras se dedicaba a tejer.

Araknek se quedó sorprendida al ver llegar al curioso grupo: Summanus (el dios del trueno), Pequeña T'auin (americanizada en contra de su voluntad), Summanus (el dinosauroide) disfrazado de Tío Sam), Welcome (en toples, pero eso no era tan raro) y un morlock (con una evidente erección  de evidente causa). Cuando le explicaron el motivo por el que se habían reunido, Araknek dedicó unos momentos a cavilar. Finalmente, les explicó su idea:

-Bien, semejante desmán tiene que haber sido causa de alguien con un raro sentido del humor y acceso a la totalidad de la residencia. Ahora mismo se me ocurren cuatro posibles candidatos: Unglaublich, a fin de cuentas es extra-dimensional, pero no tiene mucho sentido del humor, así que podemos descartarlo, además de que lleva un par de días encerrado en la cocina. Nyarlathotep, del Caos Reptante me espero cualquier cosa, pero esto parece demasiado chabacano para él, suele ser más sutil, y si Brontes se entera de que anda por la zona, se lía bien. Loki, es muy capaz de hacer esta tontería sólo por tocar las narices, ya veis la que montó con el Thunder-verse. Y por último, El que Legisla tras el Umbral, aunque suene poco factible, nunca te fíes de un abogado, sobretodo si es un primigenio. Yo lo que haría es visitar a nuestro experto legal. Si podemos descartarlo, ya es cuestión de localizar a Loki

El nuevo grupo, con la incorporación de Araknek, partió hacia la salida del sótano más cercana. Por supuesto, antes de volver a los pisos superiores, Welcome se puso de nuevo el top de bikini. Una vez arriba, se encaminaron hacia el despacho del abogado, donde esperaban encontrarlo. Llamaron a la puerta, que se abrió sola y una voz desde el interior les invitó a pasar.
Dentro, les aguardaba una figura alta, muy delgada, de más de dos metros de altura, vestida con un elegante traje negro, camisa blanca y una corbata roja. El ser poseía cuatro largos brazos acabados en flexibles manos de finos dedos, la piel blanca como la leche y carecía de rostro alguno. La boca era una mera raja en el vacío de su faz, coronada por un único ojo trilobulado. El ser, completamente lampiño, parecía arrastrar tras de sí una capa de sombras que se extiendía a su espalda como un manojo de tentáculos umbríos. El que Legisla tras el Umbral, les recibió con una sonrisa, prácticamente una mueca descarnada en su vacío rostro y les preguntó sobre el motivo de su visita, a lo que Araknek, elegida representante del grupo, le respondió:

-Bien, nos hallamos aquí para preguntarte si sabes quien ha sido el responsable de ataviar a Pequeña T'auin de esta forma tan característica.

-¿Os gusta? La verdad es que no fue fácil, pero al final conseguí poner todos los adornos. Ya que había que celebrar el Día de la Independencia, pensé que sería mejor hacerlo a lo grande y demostrar que la residencia en pleno se une al espíritu de esta festividad. ¿No os gusta? ¿Por qué me mirais así? ¿Qué pasa? No, no, esperad, ¡Dios mío, esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!

Media hora más tarde, la puerta del despacho se abrió y salió el grupo completo, con Pequeña T'auin despojada de sus atavíos de barras y estrellas, y Summanus (el dinosauroide), con un traje negro y camisa blanca diseñados para alguien más alto. Tras ellos, el caos se había cebado en las dependencias del abogado, redecoradas con ropitas de la bandera americana y banderitas, y derribado sobre su escritorio y obviamente golpeado, yacía El que Legisla tras el Umbral vestido con un traje de Tío Sam que había vestido alguien más bajo que él.

Esa noche, todos disfrutaron del espectáculo de fuegos artificiales elaborado por Summanus (el dios del trueno). Tras el mismo, como agradecimiento por su colaboración y porque nunca se lo había hecho con un morlock, Welcome llevó al batidor del Equipo Exile a su habitación, donde pasarían una larga, aeróbica y productiva noche.

miércoles, 1 de julio de 2015

Cómo el becario salvó el mundo, el universo y todo lo demás

De todos es conocido que la ciudad de Arkham no es un lugar muy cálido. Debido a su localización al norte de los Estados Unidos, siempre se había caracterizado por veranos muy suaves, pero este mes de julio estaba empezando, inesperadamente, demasiado cálido. La razón de este calor tan poco habitual no podían sospecharla los habitantes de esta pequeña localidad de Nueva Inglaterra, pues si lo hubieran hecho, habrían huido despavoridos... o quizás no, que a la fuerza, uno se acostumbra a las cosas raras. Y en Arkham siempre pasan cosas raras.

Eye Gore, ayudante de investigación, tipo sospechoso habitual, e individuo siniestro a tiempo parcial, era uno de los causante de este inusual calor. Desde el último fracaso de su compañero Vinnie West en la reanimación de cadáveres, había estado investigando cómo alcanzar su objetivo de una dichosa vez. Se había fijado en que el método científico había fracasado una y otra vez, aunque hubieran seguido procedimientos de todo tipo, no habían conseguido nada... bueno sí, habían conseguido crear a un republicano que se había escapado y ahora campaba libre por todo el país (de hecho, le parecía haber visto su cara en una campaña para las elecciones de 2016). Vinnie era muy reacio a abandonar el método científico, pues se consideraba heredero de su antepasado Herbert West, pero Eye Gore no tenía ese problema. Él ni siquiera conocía a sus antepasados, pues fue abandonado en las puertas de un orfanato junto a una nota que decía "Se recomienda quemar a la criatura". Siempre le había hecho gracia esto último. Vale, él no era un adonis precisamente, pero quizás la recomendación de pegarle fuego era un poco excesiva. La cuestión es que no le debía nada a nadie y podía permitirse la libertad de llevar sus investigaciones más allá de la ciencia conocida.

Durante un tiempo, Eye Gore se preguntó qué podría encontrar más allá de la ciencia que pudiera ayudarle en su misión. Se involucró en círculos de investigación "alternativa", pero salió de allí horrorizado y perseguido por una legión de zombies  que clamaban contra los chemtrails, las vacunas, y el peor y más peligroso componente químico conocido, el óxido de dihidrógeno. Eran zombies muy violentos y sin ningun tipo de raciocinio, pero lo peor de todo es que ¡estaban vivos! no le servían de nada, si al menos hubieran sido cadáveres ambulantes, pero no, sólo eran imbéciles ambulantes.

Después lo intentó con el método de un viejo investigador del siglo XVIII llamado Joseph Curwen, el cual afirmaba poder devolver a la vida a una persona a través de sus sales esenciales. Mediante el mercado negro, Eye Gore logró hacerse con un saquito que contenía lo que le dijeron que serían sales esenciales de un ser humano, pero cuando fue a tratarlas para la resurrección resultó ser sal de frutas. Al menos le sirvió para su ardor de estómago.

Visto lo visto, decidió investigar en libros de magia medieval en busca de algún ritual de necromancia. Todos los libros que consiguió eran de paparruchas que no servían para nada o cuyos conjuros estaban incompletos, por lo que se hartó de ellos.

Finalmente se le ocurrió una cosa. Habia oído que en la deep web uno podía encontrar casi cualquier cosa y comprarla, así que instaló un navegador de internet que le ayudaría a surfear en la zona oscura de la red y se puso todos los firewalls conocidos para evitar problemas. Días después encontró una página en la que aseguraban tener un hechizo que podría invocar a esta dimensión a un ser que podría conceder ciertos deseos al convocante, entre ellos la resurrección. Eye Gore no tardó en pagar por el hechizo y esperar su llegada.

Sorprendentemente, el hechizo no tardó en llegarle (cualquiera hubiera creído que el tipo al otro lado del ordenador se quedaría el dinero y le mandaría un dibujo de Hello Kitty, o directamente no le mandaría nada). Venía en una cajita de madera con una serie de advertencias que Eye Gore ignoró deliberadamente. El hechizo no era muy costoso de elaborar, pero llevaría más de una semana que diera resultado. Había que realizar una serie de dibujos, traer unos ingredientes bastante sencillos, cantar monótonamente unas palabras que parecían idioma cani y concentrarse, concentrarse mucho.

Para realizar la invocación, Eye Gore pidió a la universidad Miskatonic un laboratorio, aduciendo que iba a realizar un experimento... algo que no era una mentira del todo. Y así, llevaba una semana susurrando monótonamente el cántico dentro del círculo en el que estaban los dibujos. En todo el tiempo que había estado realizando el hechizo, la temperatura del laboratorio había ido subiendo de grados, y más allá del laboratorio también, pero él no se había enterado de esto último, pues no había salido del laboratorio salvo para ir al baño.

Y ahora, tras una semana de trabajo, agotado, más sudado que un gordo en La Larga Marcha de Stephen King, por fin, Eye Gore había logrado su objetivo. En el centro del laboratorio, sobre su cabeza, había una enorme bola de fuego que parecía palpitar y crecer poco a poco. Esto último no terminaba de gustarle a Eye Gore, así que cuando comenzó a sonar un zumbido enfermizo y la bola empezó a cambiar de color y a crecer más rápido, decidió salir corriendo del laboratorio. Se imaginaba lo que pasaría a continuación. Una cosa que haría ¡¡¡BUUUUM!!!


El becario de la Fundación Wilmarth iba caminando tranquilamente por los pasillos de la facultad de metafísica. Las clases habían terminado oficialmente hacía un par de semanas, pero los cursos de verano comenzaban justo ahora, así que aquello todavía estaba lleno de alumnos. Por no hablar de los que venían para matricularse para el año siguiente. Su objetivo era hablar con alumnos de cursos avanzados y, hablando claro, captarlos para la fundación.

La Fundación Wilmarth era un grupo formado por los más instruidos expertos, pero estos, cuando llevaban a cabo trabajos de campo, tenían la mala costumbre de morirse, por lo que sus números habían ido disminuyendo progresivamente. Había que atraer a sangre nueva a la lucha contra las fuerzas oscuras... y ese sería su trabajo, ya que el resto de la fundación se había ido de vacaciones al Caribe.

El becario había hecho su trabajo con buen ánimo. Le gustaba ser útil para la fundación, y esperaba que pronto le subieran a las ligas mayores, las que iban tirándole bombas a los primigenios y jugando con símbolos arcanos. Pero para eso tenía que demostrar que era digno de ello. Hasta ahora había repartido panfletos y dado la tabarra a una buena cantidad de estudiantes, y estaba convencido de que algunos se apuntarían a la reunión informativa, por lo que podía darse por satisfecho. Pero lo que no esperaba es que, en una jornada tan tranquila como esa, aunque hiciera un calor digno de un chiringuito en la superficie de Mercurio, pasara lo que estaba a punto de suceder.

Se encontraba en el pasillo que conducía a los laboratorios, cuando sonó una potente explosión que hizo temblar los cimientos de la facultad. Cuando el becario abrió los ojos, vio a un grupo de estudiantes corriendo en su dirección con miradas de terror mientras gritaban, lo que había detrás de ellos era algo que no había visto jamás.

Del boquete que había producido la explosión, había salido una figura refulgente formada por llamas de colores dentro de las cuales podía ver, difuminada, una forma parecida a algún tipo de criatura. Este ser parecía palpitar y crecía poco a poco según iba avanzando por el pasillo. Antes de que el becario pudiera siquiera interpretar lo que veía, pudo escuchar una estridente voz dentro de su cabeza.

(ESTÚPIDOS SIMIOS, HABÉIS INVOCADO A TRACHLOPETHOTH, SEÑOR DEL HORROR, EL SUFRIMIENTO Y EL MARKETING TELEFÓNICO. TRAERÉ A LAS FUERZAS DE LA OSCURIDAD, LEVANTARÉ A LOS MUERTOS Y CONVERTIRÉ A TODOS LOS SERES VIVIENTES DE ESTE PLANETA EN CUCURUCHOS DE HELADO DE FRAMBUESA... Y DESPUÉS LOS DERRETIRÉ)

El edificio se llenó de gritos de terror por doquier y de alumnos corriendo de aquí para allá... todos menos el becario, que seguía allí parado en mitad del pasillo. Miraba al ser que avanzaba lentamente mientras seguía creciendo y creciendo. Claramente era una amenaza para el mundo, había que detenerlo, pero ¿cómo? Los demás miembros de la fundación estaban de vacaciones, él no tenía acceso a las bombas (solución para todo en la fundación), la última piedra estrellada con el símbolo arcano que le dieron la perdió en una borrachera... ¿qué iba a hacer? Siguió barruntando y dando vueltas a la cabeza hasta que cayó en la cuenta de que tenía un as en la manga. Dentro de su mochila tenía un libro de contacto con seres de otros planos, y pensó en el Método Derleth.

El Método Derleth era una solución que se le ocurrió leyendo los escritos de uno de los iniciadores de lo que sería la Fundación Wilmarth. Según el erudito August Derleth, si a una deidad malvada le echabas encima otra deidad, estas se enzarzarían en un combate como si de dos kaijus de la TOHO se trataran. 

El ser maléfico que tenía delante avanzaba inexorablemente, así que tenía que actuar rápido. Abrió la mochila y sacó el libro con premura. Buscó entre sus páginas y encontró una invocación que le serviría. Llamaría a Aquél Cuyo Gato Se Subió Al Teclado.

-¡Iä, Iä, Tusgogloprastthcteteteetpiristeroth, el impronunciable! ¡Yo te invoco de entre las estrellas sin nombre! ¡Responde a la llamada! ¡Iä, Iä!

De repente, el pasillo se cubrió de tinieblas y, dentro de la oscuridad, el becario creyó ver algo, algo que cambiaba de forma constantemente y formaba y absorbía pseudópodos. Esa masa oscura se acercó a la criatura flamígera y se paró delante de ella, y durante unos instantes reinó el silencio.

(realmente no reinó el silencio, pero lo que estaba sucediendo estaba más allá de la capacidad del oído humano, por lo que reproduciremos lo que se dijo para el lector)

-Hombre, Tratchlopethoth ¿qué haces aquí?

-Anda, pero si es el mismísimo Tusgogloprastthcteteteetpiristeroth, cuanto tiempo. Pues mira, que un idiota me ha invocado y he venido a destruir su dimensión, estos simios no aprenden nunca.

-Dímelo a mí. Yo también he venido invocado por otro simio estúpido... ¿Y cómo te va?

-Pues me he comprado un chalet de cinco dimensiones que abarca años luz por una ganga, no te lo vas a creer.

-¿En serio? Me encantaría verlo.

-¿Sí? Pues vente que te lo enseño...

Ante los ojos del becario, las dos criaturas se enlazaron formando un vórtice espaciotemporal y desaparecieron tras sonar un tronido.

¡Lo había conseguido! ¡El Método Derleth funcionaba! Los dos dioses se habían destruido mutuamente, tenía que contárselo al resto de miembros de la fundación cuanto antes. Había salvado el mundo ¡él solo! Con esto en mente, el becario salió corriendo hacia la sala de ordenadores para conectarse a internet cuanto antes.


De entre los escombros del laboratorio destrozado, se alzó una figura cubierta de polvo. Eye Gore se limpió las ropas como pudo y miró a su alrededor. Para la próxima se aseguraría de que sus experimentos no traían consecuencias apocalípticas.