jueves, 25 de diciembre de 2014

Weird Christmas I: La noche antes de Navidad (parte 2)

Blancos copos caían en la ancestral ciudad de Arkham en la noche de la víspera de Navidad. Las calles estaban desiertas, salvo por algunos estudiantes que iban de aquí para allá en su preparación de una noche de fiesta, y de un pequeño grupo de niños que iba cantando villancicos puerta por puerta. Los humildes (y los no tan humildes) habitantes de Arkham estaban todos en sus casas, disfrutando de la cena de Nochebuena y celebrando con sus familias, desconocedores del caos que se estaba desatando cerca de sus hogares.

El grupo de cantores de villancicos se acercó al inmenso edificio del que se oían tantas historias extrañas. No era más que una residencia estudiantil, pero parece que allí había algo más que estudiantes universitarios, algo peor. Los chavales decidieron ignorar las habladurías, ya que era Nochebuena, y hasta en lugares tan innombrables como el plató de Sálvame tenía que haber algo de espíritu navideño. Cuando fueron a tocar en la puerta, un poderoso rayo partió la noche y les hizo dar un respingo, y antes de que pudieran reponerse, la puerta se abrió de golpe y dos individuos salieron azorados. Vestían de forma muy extraña, como una mezcla de ropas de los años '50 y actuales, pero actuales de las modas más estrafalarias.

-Es la última vez que, si visitamos esta época, pisamos esta ciudad -dijo uno de ellos.

-Parece que tienen una capacidad innata de meter la pata. Mejor avisaremos a los demás que nunca, nunca pisen Arkham, y si se atreven, ni se acerquen a este edificio...

Se marcharon caminando de forma extraña y siguiendo con sus quejas, mientras los chavales los miraban. Mejor pasar de largo y cantar en la casa de al lado, la anciana de los gatos seguro que les daría algún dulce...

Los niños nunca llegaron a saber qué provocó ese misterio rayo que cayó en mitad de la nevada, ni que este estaba relacionado con los estrafalarios individuos que salieron de la residencia estudiantil, pero la lamentable verdad es que un hecho era consecuencia del otro. Todo había comenzado con Brontes, que estaba disfrutando de la cena de navidad en la que, en teoría, iban a hermanar a las distintas razas para que Arkham fuera una zona neutral, pero después de haberse bebido una botella de champagne francés enterita, no dejaba de mirar con suspicacia a aquél faraón egipcio sin rostro que no hacía más que hacer ostentación de su poder. Le recordaba poderosamente a alguien, sabía que lo había visto antes, y no había sido en uno de esos programas de videntes de la televisión. Cuando se levantó de su silla y llamó la atención del resto de comensales cometió el error que provocó el caos... o no... todo el mundo sabe que los planes del Caos Reptante son desconocidos, por lo que aquello pudo ser un error, o pudo ser deliberado.

-Queridos amigos, quiero dar las gracias porque estéis aquí y por la comida que estamos compartiendo. Que nos hayamos juntado todos, es un símbolo de que podemos compartir la mesa, incluso después de desacuerdos y agravios...

Con estas últimas palabras, miró de reojo a Brontes con ese rostro sin cara, y una luz se iluminó en su cabeza. Ya sabía quien era ese individuo. Alguien a quien le tenía muchas ganas.

Brontes se levantó de golpe y, gritando, señaló al faraón negro.

-¡La madre que lo parió! ¡Te vas a enterar!

Cogió la fuente de salsa para los langostinos y la lanzó en la dirección de su enemigo, pero la cantidad de alcohol en su cuerpo, había hecho efecto, y el proyectil en vez de dar en su objetivo, dio a los profundos que se sentaban al lado del faraón negro.

-¡Glab! ¡Glob! esto es más vergonzoso que aquél día que me confundieron con la rana Gustavo y me pidieron un autógrafo. Esto no va a quedar así, la has pifiado, tronco, complicándome la vida, ya nada puede ayudarte...

El profundo respondió con un ataque similar, lanzando la bandeja del cordero hacia Brontes... pero como la destreza de estos seres no es todo lo buena que quisiera fuera del agua, golpeó a los gules llenándoles de grasa.

-¡¿Pero esto que es?! Nos lanzáis comida como si fuéramos perros... y ni siquiera está podrida. Vais a responder por este agravio, caras de rana.

El gul que había dicho esto, saltó por encima de la mesa en dirección a los profundos, pero un movimiento casual (o no), del faraón negro, hizo que cayera sobre la mesa desparramando todo y llenando de porquería al primigenio legal, manchando su caro traje y dejándole en evidencia delante de la moza que se había traído.

El Que Legisla Tras El Umbral se levantó lentamente, pasando sus manos sobre su traje, esparciendo más toda la comida que le había salpicado y miró a todo el mundo con rostro foribundo. Abrió su horrorosa boca y de su interior surgió un deleznable grito:

-¡¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!!

Al decir esto, sus cuatro brazos comenzaron a lanzar platos y bandejas como una ametralladora Thompson en todas direcciones. Haciendo que algunos comensales se parapetaran detrás de la mesa.

A partir de aquí, el caos imperó en el salón. La comida y la bebida volaban por doquier y se oían gritos e insultos en idiomas prehumanos, mientras paredes y suelo eran cubiertos de porquería de toda clase. Mientras los comensales guerreaban, las esclavas del faraón habían huido por la puerta de servicio, y la modelo del primigenio legal se había metido debajo de la mesa, esperando no mancharse demasiado.

Los representantes de La Gran Raza de Yith se acercaron con expresión de profundo enfado a los Pickman, que miraban todo esto desde un rincón con una expresión de vergüenza en el rostro.

-¡Esto es horrible, nosotros somos una especie superior y no vamos a permitir que se nos trate como a concursantes de Humor Amarillo! ¡Esto no va a quedar así!

Dicho esto, salieron por la puerta principal con un portazo.

Mientras platos pasaban volando por encima de sus cabezas y tenían que esquivar algún lanzamiento, los Pickman se miraron los unos a los otros.

-Bueno -dijo Harvey -, podía haber salido peor ¿no?

                                                            ...........


El grupo de esclavas del faraón negro estaban recorriendo los pasillos de la residencia buscando un lugar donde ocultarse, pero todas las puertas estaban cerradas con llave. Finalmente consiguieron encontrar una que no lo estaba, y agradecidas la abrieron.

En su interior, Welcome y Robert, en pleno embate de pasión, alzaron la cabeza al ver que la puerta se abría. Allí había cuatro mujeres desnudas que los miraban sorprendidas. Los ojos de ambos se abrieron como platos y se miraron el uno al otro.

-¡Feliz navidad! -exclamó Robert!

-¡Y próspero año nuevo! -le respondió Welcome.

La puerta se cerró.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Weird Christmas I: La noche antes de Navidad (parte 1)


Era la noche antes de Navidad y en la Residencia La Llave y la Puerta no se oía nada, con la excepción del sonido rítmico de los muelles del colchón de la habitación de Welcome, y los sonidos en la cocina mientras el servidor de los otros dioses conocido como Unglaublich daba los últimos retoques a la cena especial que estaban preparando los Pickman. La protoplásmica, informe y fluida criatura se había incorporado a la plantilla de la residencia cuando Harvey la había liberado de la extraña servidumbre que la ataba a una pareja de clase alta bostoniana que no sabían aprovechar sus posibilidades. Desde entonces, se dedicaba a vagar reptante por los pasillos de la residencia y las dependencias del campus universitario siempre que sus servicios no fueran requeridos para ignotos y arcanos propósitos como hacer la compra, actuar como chico de los recados y cualquier otro motivo por el que fuera requerido. En esa noche en particular, sus conocimientos, destrezas y fluidez multimórfica se requerían para preparar una cena muy especial que habían organizado los Pickman con unos invitados poco habituales. Unglaublich, fiel servidor y diligente fámulo y cocinero, se había entregado con febril devoción y leal entrega a su trabajo, y ya sólo quedaba que le dieran la señal para comenzar a servir los platos.
Mientras tanto, Harvey y Anna comprobaban la lista de invitados y daban el visto bueno a todos los preparativos. El comedor principal había sido ornamentado con decoraciones festivas alusivas no sólo a la navidad, sino también a otras festividades solares celebradas en las mismas fechas, así como símbolos que parecían haber sido dibujados por un poeta loco en mitad de una borrachera, preso de un ataque de delirium tremens. Las mesas estaban vestidas y los cubiertos, adecuados a los diferentes platos que se iban a servir, habían sido cuidadosamente repasados y colocados, al igual que el bosque de copas. Revisando los últimos detalles.
-Creo que está todo listo, ya sólo falta que lleguen los invitados. ¿Han confirmado todos su asistencia?-preguntó Anna.
-Sí, podemos contar con todos ellos, tan sólo espero que mañana no cueste mucho limpiar el comedor, porque me espero cualquier cosa de esta noche. Menos mal que Robert está “ocupado”. -respondió Harvey con una expresión esperanzada.
-¿Te has ocupado de él como acordamos?
-Ehhh... sí, Welcome no ha tenido problema en ocuparse de él durante toda la noche... Cabrón con suerte...

En ese momento, en la habitación de Welcome, la chica, desnuda y a cuatro patas sobre la cama, se disponía a iniciar a Robert en los placeres de la sodomización femenina.

Mientras el magufo de los Pickman no podía creer la suerte que tenía y Harvey y Anna rezaban para que todo saliera bien y no salpicara demasiado, Seabury se disponía a recibir a los primeros invitados. El profesor se había adecentado especialmente, y parecía el clon elegante de H.P. Lovecraft, dispuesto a actuar con británica flema ante el particular elenco que ya comenzaba a llegar:

De las alcantarillas surgieron los enviados de Innsmouth, un sacerdote de Dagón y su mujer, ambos de la raza anfibia de los Profundos. Croando y elegantemente vestidos con sus túnicas ceremoniales y joyas, caminaban anadeando y saltando y saludaron a Seabury con inesperada elegancia.

Del cementerio más cercano se aproximaban las figuras pálidas, gomosas y de rasgos caninos de dos gules, representantes de la población local de esta raza.

Caminando con una cierta torpeza y expresión de asombro, una pareja se dirigía hacia allí. Ataviados con una ropa de colores llamativos y mal conjuntada, los representantes de la Gran Raza de Yith, cuyas mentes habían llegado hacía poco a esta época y todavía no habían logrado adaptarse completamente, se presentaron al erudito Pickman.

La inconfundible, alta y delgada figura de cuatro brazos de El Que Legisla Tras el Umbral se aproximaba acompañado de una espectacular, joven, guapa, voluptuosa y sexy modelo en ciernes que había acudido al abogado equivocado y ahora tenía que pagar su parte en el particular “pacto con el diablo” que incluían los honorarios del primigenio legal.

Tarareando alegremente con la futura perspectiva de una buena comida y abundante bebida, la ciclópea figura del cíclope residente de la Universidad, Brontes se acercaba con alegre regocijo hasta que vio llegar al último invitado y su humor se tornó en suspicacia.

Con elegante y poderoso caminar, el Faraón Negro se aproximaba escoltado por dos guardias nubios y un cortejo de esclavas egipcias desnudas tocando címbalos y cuernos para anunciar su llegada. Nyarlathotep se presentaba bajo esta magnificente apariencia, la de un coloso sin rostro de gran envergadura y fuertes músculos de piel negra como la noche y ataviado con las vestiduras de un soberano del Antiguo Egipto.

-Eso sí que es una entrada.- Fue cuanto pudo decir Seabury ante la espectacular llegada del dios. Aunque esto presagiaba tormenta, sobretodo ante el momumental cabreo que arrastraba Brontes con Nyarlathotep.

Una vez estuvieron presentes todos los invitados, se les ofreció un coctel de bienvenida con una curiosa variedad de canapés a modo de aperitivo seleccionados para cubrir todos los gustos de los invitados: Pate viande pourrie avec des herbes, garum, grillé avec fondue coing foie, grillées ail frais, les champignons et les crevettes, etc. Durante el mismo, la tensión entre Brontes y el Faraón Negro pareció remitir mientras el griego se dedicaba a flirtear con las esclavas desnudas del cortejo y, la modelo que acompañaba al abogado lograba entretener al egipcio con sus evidentes encantos y demostraba la razón por la que había acabado endeudada de esa forma con el primigenio legal. Por ello, los Pickman daban gracias, y esperaban que la cosa siguiera así durante toda la noche. Con suerte, si las cosas no iban a más, los anfitriones lograrían su objetivo, usar la cena como excusa para tratar de negociar un pacto con las diferentes fuerzas de los Mitos de Cthulhu en Arkham y sus alrededores para hacer de la Universidad una zona neutral, y así, de paso, no llamar la atención de la Fundación Wilmarth más de lo necesario.

Cuando dieron por finalizado el coctel y pasaron al comedor, Unglaublich se dispuso a servir la comida y todo parecía ir bien... Parecía...

miércoles, 17 de diciembre de 2014

La medium, la estudiante y el fantasma


Eran las seis y media de la mañana y Anna Pickman llamaba insistentemente a la puerta de la habitación pese a la temprana hora hasta que un exabrupto y el ruido producido por alguien levantándose medio dormido le indicó que había logrado despertar al ocupante de la misma. Cuando se abrió la puerta, una especie de zombi con la desagradable expresión de cansancio de alguien a quien ha levantado en medio de un sueño reparador y con una maraña de paja por cabellera la miró con unos ojos legañosos y turbios por el sueño.
-¿Eres consciente de la hora que es?
-Sí, y yo apenas he podido dormir cinco horas. Welcome, te necesito en pie y despierta para un asunto importante.

La joven le lanzó una mirada asesina y respondió con un gruñido antes de cerrar la puerta. El desastroso y completamente antierótico aspecto de la normalmente voluptuosa, sensual y ardiente estudiante no era algo que muchos hubieran visto. No porque Evangeline fuera una obsesa de la estética, pero no gustaba de pasar toda la noche con un amante, salvo en ocasiones excepcionales, por lo que no era fácil encontrar a quien la hubiera visto transformada en una arpía desgreñada a primeras horas de la mañana. Tras el tiempo necesario para darse una ducha y vestirse (nada erótico, que es una estudiante universitaria, no una escort), salió y se reunió con Anna, quien la guió hasta el comedor de la Residencia, donde ya se había preparado el desayuno (buffet libre) para los más madrugadores o trasnochadores y, mientras tomaban la primera colación del día (Welcome devorando estilo saiyajin y Anna con un almuerzo típicamente mexicano), la medium de la familia Pickman le explicó el asunto ante el asombro de la rubia. Evangeline, totalmente sorprendida, lo resumió de esta forma:
-Veamos si lo he entendido bien... Ayer por la tarde te avisaron de que había un fantasma hechizando el vestuario femenino del gimnasio de la universidad (menos mal que yo me ejercito en el que tenemos aquí), que se dedicaba a acosar a las chicas. Como medium que eres, trataste de expulsarlo y lo conseguiste a medias: el fantasma, que resultó ser un joven que murió siendo virgen y que no podrá descansar hasta dejar de serlo (asunto complicado una vez muerto), se desligó del vestuario para atarse a ti, y apenas has podido dormir tratando de que el muy pesado te dejara tranquila. Y se te ha ocurrido hacer que posea a alguien para que así yo me acueste con él y le haga perder así la virginidad... Si no fuera por que estamos en Arkham esto me sonaría a una mala excusa para tener sexo con un pobre pardillo.

Anna la miró satisfecha de que Welcome hubiera hecho un resumen tan sucinto de la situación, así como haber aceptado tácitamente el ayudarla, seguramente en parte para que el fantasma dejara de sobarle los pechos con sus poderes de poltergeist. La cuestión era que necesitaban elegir al individuo idóneo para la posesión. Tendría que ser alguien que no tuviera una voluntad fuerte, para no resistirse al fantasma, y, al mismo tiempo, que Evangeline no pusiera pegas a mantener relaciones sexuales con él (por muy desatada que tuviera la líbido, la estudiante no iba a acostarse con el primero que se le presentara, para eso se hubiera metido en el mundo del porno o se hubiera hecho prostituta). Mientras rumiaban sobre este asunto y barajaban nombres, vieron a Robert entrar al comedor para servirse el desayuno. Al ver al magufo de la familia, Anna y Welcome se miraron mutuamente con una sonrisa triunfal en el rostro: Robert era un individuo crédulo y sugestionable, y había mantenido relaciones sexuales con la estudiante otras veces (vale, la chica se había acostado con tres de los cuatro Pickman, sólo Anna no había pasado aún por entre sus piernas, porque era abierta y obstinadamente heterosexual, según decía Evangeline). Se aproximaron a él con semblante maquiavélico y su hermana le puso una mano sobre el hombro mientras le decía:
-Buenos días, Bob, ¿te importa mirarme un momento?

Haciendo caso a su hermana, Robert se giró y cayó bajo el influjo hipnótico de Anna, experta en estas lides. Una vez mesmerizado, conducirlo hasta la habitación de Welcome y dejar que le poseyera el fantasma fue cosa hecha. Tras esto, la medium abandonó la habitación y esperó pacientemente fuera mientras Evangeline “procedía”.
Unos minutos más tarde, la puerta se abría para mostrar a una Welcome con los generosos y turgentes pechos al descubierto manchados por una sustancia blanca vituminosa y expresión de fastidio.
-Me parece que esto va a tardar más de lo que esperaba. Nada más tocarme las tetas se ha corrido, así que mejor que me esperes en el comedor. Calculo que esto me puede llevar entre 45 minutos y una hora.

Anna se sorprendió de como Welcome se exhibía con tanta naturalidad ante ella sin tratar de insinuarse, y se alegró por la “profesionalidad” de la estudiante en aquel affair sexual, por lo que sonrió y le tomó la palabra.

Tal y como había predicho Evangeline, poco más de una hora más tarde, las dos mujeres tomaban algo (Welcome otra vez devorando estilo saiyajin, porque estaba cansada por el “ejercicio”) y la estudiante le hacía un pequeño resumen de lo acontecido:
-Bueno, como ya te dije, costó más de lo que esperaba. Hasta que no tuve un orgasmo mientras me penetraba no se quedó contento, y como no quería que le hiciera el jueguecito de fingir y tenía un aguante más bien escaso, la cosa ha ido para largo. Pero en cuanto acabé y él terminó también, se quedó satisfecho y se fue hacia la luz. Espero que tu hipnosis haya sido buena y Robert no se acuerde de nada, porque sería un tanto raro.
-Tranquila, como mucho tendrá recuerdos confusos de haberse acostado contigo, nada más. Por cierto, ¿qué has hecho con él?
-Oh, lo saqué de mi habitación y con ayuda de Summanus lo dejamos en el vestíbulo, sentado en un sillón. No fue difícil, pesa muy poco y yo soy más fuerte de lo que parezco. Además, creo que Summanus aprovechó para hacerle alguna de las suyas como venganza por estar siguiéndole constantemente.
Las dos mujeres pensaron en el retorcido sentido del humor del reptiloide y estallaron en una carcajada.

Al mismo tiempo, en un sillón del vestíbulo de la residencia, Robert Pickman, vestido con una toga romana, un embudo envuelto en papel de aluminio a modo de sombrero y un colgante con la pirámide y el ojo que todo lo ve en el cuello se despertó bruscamente. Estaba agotado y tenía brumosos recuerdos de ver a Welcome desnuda y practicando el sexo con él, cosa que le parecía extraño, pues llevaba un tiempo sin tener ese tipo de relaciones con la estudiante. Había estado demasiado ocupado rastreando la conspiración reptiliana-illuminati y a su peón, Summanus, como para pensar en el sexo. Se levantó con la cadera dolorida y el miembro viril irritado y se percató de sus extrañas vestiduras. Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado un periodo de tiempo perdido, había pasado algo más de una hora desde lo último que recordaba con claridad, en el comedor. No le costó mucho atar cabos: había sido abducido y sometido a experimentos de hibridación, siendo violado por una sensual y atractiva alienígena de formas voluptuosas y pechos turgentes que había tomado el rostro de Evangeline Parker para hacerle sentirse cómodo. Sabía que los alienígenas hacían esas cosas, y le habían dejado la prueba de su colaboración con los illuminatus para establecer un Nuevo Orden Mundial dirigido por una élite de híbridos humano-alienígenas psiónicos que dominarían el mundo a través del sexo y la manipulación de los medios de comunicación. Pero él lo sabía, y muy pronto muchos más lo sabrían. Corrió rápidamente a su habitación para actualizar su blog explicando la extraña experiencia que acababa de vivir para que la Verdad no quedara oculta.

martes, 9 de diciembre de 2014

Un buen día

En la humilde opinión de Summanus, aquél estaba siendo un buen día. Se había levantado temprano y el sol ya estaba iluminando el cielo, eso quería decir que ese día haría buen tiempo, lo cual no era algo habitual en esas zonas de Nueva Inglaterra. No había encontrado a ningún alumno haciendo ninguna cosa extraña, lo cual sí que era de extrañar, y lo que era más importante, en toda la mañana no se había cruzado con Robert Pickman. A ese chiflado se le había metido entre ceja y ceja que Summanus era un reptiliano de la constelación Draco y no hacía más que espiarle y seguirle a todas partes, además de  forma descarada. Él podía afirmar que era un himbestigador profesional muy sigiloso, pero realmente destacaba más que Cospedal en una reunión de un círculo de Podemos. Así, un dinosauroide como él no podía relajarse.

Como nada lo había molestado en toda la mañana, estaba en la recepción de la residencia tarareando una cancioncilla y dando gracias por los pequeños detalles... pero de pronto la puerta de entrada sonó con fuerza.

Summanus se acercó a la puerta de entrada de la residencia deseando que fuera un cartero comercial, pero cuando la abrió se encontró con un individuo de más de dos metros de alto, una barba que haría envidiar a un heavy noruego y un sólo ojo escrutador. Sólo había alguien con esas pintas en todo Arkham, Brontes.

Un rayo cayó por detrás de Brontes y pudo escucharse un potente trueno... a tomar por saco el buen día.

-Hombre, Brontes ¿qué te trae por aquí? -preguntó Summanus, aunque realmente no lo quería saber.

-Tenemos una emergencia. Han observado a Vinnie West rondando por  este edificio, y ese tipo no puede estar tramando nada bueno. Estoy aquí en su búsqueda para ver qué se trae entre manos.

-Pero si llevo toda la mañana aquí y no he visto nada. Anda vete a buscarlo a otro sitio, que aquí no está -intentó atajar Summanus... por si colaba.

-No puedo hacer eso, Summanus, recuerda la que lió el día de acción de gracias. No podemos dejar a ese tío suelto y sin vigilancia.

-Pero... pero...

De repente, la puerta que daba a la zona de servicio se abrió con estrépito y salió Vinnie West con ojos fuera de sí, en sus manos portaba una botella con un líquido transparente de color verde fluorescente.

-¡¡¡¡Bwaaaa ha ha ha haaaa!!!! Tiembla, Arkham, después de haber visto un documental sobre mi antepasado Herbert West hecho por un tal Stuart Gordon, descubrí que el líquido que usaba para reanimar a los muertos era un fluido de color verde fluorescente. No me costó nada llegar hasta aquí y encontrarlo escondido, ahora nada puede impedir que devuelva la vida a los muertos. ¡¡¡Tened miedo, mucho miedo!!!

Dicho esto, salió corriendo por la puerta de entrada de la residencia.

-¡Lo sabía, tenemos que detenerlo antes de que sea demasiado tarde! -exclamó Brontes con intención de salir corriendo detrás del chalado.

-No, no te molestes -le dijo Summanus con un suspiro -. Esa botella la ha sacado del armario de mantenimiento... no es más que el friegasuelos concentrado de Araknek, con eso lo único que conseguirá es dejar a los muertos relucientes y sin una pizca de suciedad.

-Ah.

Summanus sonrió aliviado. Finalmente, quizás sí que sería un buen día.

martes, 2 de diciembre de 2014

Abogados

El día estaba siendo un horror para Harvey Pickman: Nada más levantarse se había tropezado y se había torcido el tobillo, el desayuno se le había quemado, el café sabía a rayos y, para colmo de males, tenía una reunión a primera hora de la mañana con el Bibliotecario jefe de la universidad, el rector, un representante de los alumnos y un enviado de la Fundación Wilmarth. El motivo de la misma era revisar y reelaborar las medidas de seguridad y los protocolos de actuación en caso de actividad de naturaleza tentacular y extradimensional, principalmente por parte de los estudiantes. El resultado: un absoluto caos y un desastre. Por mucho control que hubiera en la biblioteca de la universidad a la hora de acceder a los documentos de la colección especial y por mucho que insistiera la Fundación en mantener bajo siete llaves sus archivos y registros más peligrosos había dos factores que no podían someter a un estricto control: las ganas de juerga y de follón de los estudiantes e internet. Como sucedía con tantos otros temas, la red global se había convertido en una fuente de acceso a textos, volúmenes y recetas relacionados con los Mitos de Cthulhu. Por suerte, el material más accesible era basura ocultista sin ningún valor real ni peligro alguno, además de tonterías conspiranoicas de magufos e individuos demasiado crédulos que no reconocerían una amenaza de los Mitos ni aunque le mordiera el culo. Lamentablemente, entre toda la morralla, podían encontrarse textos realmente peligrosos, particularmente en la deep web. Aunque estos contenidos eran muy difíciles de encontrar y las traducciones solían ser más bien chapuceras, no era habitual que supusieran un peligro real e inmediato. Lo habitual es que acabaran produciéndose incidentes como el del Devorador de Galletas de Halloween o el ataque de los pavos zombis en Acción de Gracias, incidentes menores fácilmente contenibles, pero ahí estaban. Aunque la Fundación Wilmarth hacía todo lo posible para tratar de limitar el acceso al material peligroso, lanzando ciber ataques y tomando medidas legales, al final tan sólo podían tratar de limita los daños y estar preparados para la siguiente ocasión. Por ello, la reunión acabó sin lograr llegar a tomar medidas más allá de lo que se estaba haciendo y con Harvey enfadado por la pérdida de tiempo que había supuesto, además de tener que tratar con las geniales ideas del representante de la Fundación.

El investigador paranormal esperaba que el día no fuera a más, que se calmaran las cosas y pudiera tener una tarde tranquila después de comer, pero cuando llegó a la residencia se encontró a uno de los recepcionistas que le indicaba con señas nerviosas a un pequeño grupo de seis individuos de aspecto adusto y uniformemente vestidos. Por suerte, Robert no se encontraba cerca, pues los habría tomado por Hombres de Negro enviados por el Nuevo Orden Mundial para algún ignoto propósito, pero Harvey supuso que en realidad eran abogados, y no se equivocaba. El sexteto legal se aproximó hacia él como un grupo de rígidos androides, presentándose y presentándole un documento con estas palabras:

-¿Señor Pickman? Somos del bufete Curwen, Orne & Whateley, venimos en representación de nuestro cliente, Yog-Sothoth, “La Llave y la Puerta”, “El Todo-En-Uno”, “El Oculto”, “El Abridor del Camino”, el supremo dios exterior conectado con todo tiempo y espacio, que aguarda más allá de las esferas a que las puertas sean abiertas. El nombre de su residencia universitaria vulnera los derechos de autor de uno de los nombres reconocidos de nuestro cliente, por lo que le comunicamos que estamos dispuestos a emprender acciones legales si no se detiene esta violación del copyright o están dispuestos a llegar a un acuerdo por el que compensaran económicamente a nuestro representado por el uso indebido de esta marca asociada a la entidad conocida como Yog-Sothoth, en función a las disposiciones legales que aquí le presentamos.

Harvey se quedó mirando a los abogados con expresión entre sorprendida y furiosa. Era lo único que le faltaba para redondear el día, tener que meterse en semejante follón. Cogió el documento legal del que le hacían entrega y lo ojeó por encima: era el típico texto escrito en un denso, pesado e inexcrutable lenguaje jurídico que necesitaba un diccionario y una gramática sólo para comprender que te iban a quitar hasta la camisa por un tecnicismo legal. Viendo que aquello escapaba a sus conocimientos y competencias se le ocurrió la mejor forma de solucionarlo.

-Bien, acompañénme que tenemos que tratar este asunto con el abogado de la familia. Y no me refiero a nuestro abogado de siempre, vamos a ver a uno que tenemos en particular para este tipo de asuntos extradimensionales.

Tras indicarles que le siguieran, se dio la vuelta y sonrió lobunamente mientras se encaminaba por los pasillos de la residencia hasta un pasillo en cuyo final había una única puerta doble de madera negra con extraños grabados que producían la sensación de que te habían sacado el cerebro de la cabeza, lo habían rebozado con LSD y lo habían vuelto a introducir, pero del revés. Al lado de la misma, una sencillísima y humilde plaquita dorada anunciaba:

El que Legisla tras el Umbral
Abogado cósmico
“Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”
Infierno, Canto III, sentencia 9

Harvey llamó a la puerta y obtuvo como respuesta un siniestro y alienígena aullido que helaba la sangre. A continuación, el siniestro portal se abrió y surgió una figura alta, muy delgada, de más de dos metros de altura, vestida con un elegante traje negro, camisa blanca y una corbata roja. El ser tenía cuatro largos brazos acabados en flexibles manos de finos dedos, la piel blanca como la leche y carecía de rostro alguno. La boca era una mera raja en el vacío de su faz, coronada por un único ojo trilobulado. El ser, completamente lampiño, parecía arrastrar tras de sí una capa de sombras que se extendió a su espalda como un manojo de tentáculos umbríos. Con un gesto de sus brazos izquierdos invitó a pasar a los ahora aterrorizados abogados, tras lo cual, entró en su despacho y cerró la puerta con parsimonia. El silencio en el pasillo se hizo total, y sólo el sonido de los pasos y la respiración de Harvey alejándose lo rompían. Cuando llegaba al final del corredor y giraba en una intersección, se alzaron seis horribles alaridos. El que Legista tras el Umbral no era compasivo, no era una cualidad habitual en los abogados.