Un disparatado y loco homenaje a Robert W. Chambers y su "El Rey de Amarillo"
El mes de septiembre
marcaba el final del verano y el comienzo del otoño, con la
inminente llegada de las distintas festividades de la nueva estación,
pero era también un periodo de cambio en la ciudad universitaria de
Arkham. El ocaso del periodo estival marcaba el comienzo del periodo
lectivo en la Miskatonic y parecía un momento idóneo para comenzar
con los primeros desmanes del curso. Entre el caos controlado que en
se sumía la ciudad, siempre bullía la semilla del Caos, dispuesta a
germinar de las formas más inesperadas. Pero mientras tanto, aun se
podía respirar con una relativa calma. Pero, un inesperado
acontecimiento estaba dispuesto a producir el caos, pues muy pronto
todos se alzarían para proclamar ¡Hail to the King (in Yellow)!
Parecía una mañana de
septiembre como cualquier otra, y la Miskatonic se dedicaba a su
rutina habitual de las primeras semanas anteriores al comienzo de las
clases: los estudiantes hacían el vago, trataban de ligar con mayor
o menor éxito, corrían de un lado para otro para rellenar los
formularios y revisar sus horarios lectivos, hacían colas en las
secretarías y edificios administrativos para cruel y sádico placer
del personal de los mismos. Incluso se podía encontrar a un par de
veteranos tratando de asustar a unos novatos con las horribles
historias de las víctimas de una loca de los gatos que hablaba con
fantasmas y una ninfómana que secuestraba alumnos para su uso y
disfrute, hasta que aparecían detrás de ellos Anna Pickman y
Welcome armadas con espadas de bambú y expresión de furia terminal
y los hacían salir disparados. Pero, en medio de esta afable rutina,
el honorable y excelso profesor Seabury Q. Pickman, se movía por el
campus con expresión preocupada. De vez en cuando paraba a alguien y
le hacía una extraña pregunta:
-¿Has visto el Signo
Amarillo?
A lo que recibía
respuestas de negación y gestos de extrañeza. Sin embargo, el
profesor seguía con su incansable búsqueda. Finalmente, se encontró
con Anna, que se despedía de Welcome tras acabar de perseguir a un
par de graciosos.
-Hola Anna, ¿por
casualidad no habrás visto por ahí al Rey de Amarillo?
-¿El libro? Bueno, la
última vez que lo ví seguía en la colección especial de la
Biblioteca, ya sabes que no es una obra de teatro que querramos ver
circular por ahí.
-Ya, precisamente he
pasado por allí hace un rato, y el libro seguía en su lugar. El
problema está en que he encontrado esto otro.
Le tendió un manuscrito
encuadernado de forma algo tosca, en cuya portada se podía leer: “La
Dinastía Imperial de América”. Lo abrió y sólo leyó la primera
frase: “Cuando desde Carcosa, las Híades, Hastur y Aldebarán”.
Lo cerró de inmediato y lanzó una mirada cargada de temor y
sospecha a su primo.
-¿Esto quiere decir lo
que creo?
-Mmmm... Me temo que sí,
vamos a recibir la visita del Rey de Amarillo. Yo tenía interés en
entrevistarme con él para mi monografía sobre la influencia
cultural de algunos dioses y primigenios en la literatura y las artes
durante el siglo XX. Pero, la verdad, no me esperaba algo tan
repentino.
-Ok, vamos a ver que
podemos hacer. Será mejor que preguntemos a alguno de los
extradimensionales que tenemos en la residencia. Igual nos pueden
decir algo.
Los dos Pickman se
encaminaron hacia el edificio de la residencia y, al entrar, se
encontraron algo sumamente extraño: en medio del hall habían
instalado una representación escultórica de las Parcas de la
mitología griega, creada con un gran bloque de piedra negra. Pero el
material parecía extraño, anómalo, como si no fuera algún tipo de
mineral. Anna se aproximó a la escultura y la tocó con cuidado. El
tacto, aunque liso y suave, tenía una consistencia gomosa que no se
podía achacar a ningún material pétreo conocido. Lentamente, una
idea comenzó a surgir en su cabeza, hasta que le dió forma
pronunciando una única palabra en voz alta:
-¡¿Unglaublich?!
La escultura parecía
pulsar y temblar hasta que se diluyó y adoptó la habitual forma que
parecía un cruce entre sapo y calamar, o un sapo teniendo sexo
salvaje con un calamar, o un calamar atragantando a un sapo, o....
¡Que demonios! Para adquirir el aspecto típico que el servidor de
los otros dioses, un ser extradimensional, protoplasmático,
multiforme y fluido, solía tomar habitualmente: un híbrido con
rasgos de batracio y octópodo. El ser tardó unos instantes en
reacondicionarse a su forma y explicar lo sucedido:
-No se que ha pasado. He
visto a un tipo raro vestido con harapos de color amarillo, como si
fuera una especie de sudario o túnica rasgada, y con un velo del
mismo color tapándole la cara, y de repente me he sentido en la
necesidad de adoptar esa forma.
-Mierda.... -soltó
Seabury en voz baja-. ¿Sabés donde puede estar o hacia donde se
fue?
-¿Quién?
-¿Quién va a ser? ¡El
Rey de Amarillo!
-¿Amarillo, Texas? No
sabía que fuera una monarquía.
-Unglaublich, voy a
pensar que esto es por causa de la confusión causada por el
encuentro con esa entidad, porque normalmente no eres tan
irritantemente tonto. Así que, por favor, dime, ¿dónde puedo
encontrar al Rey de Amarillo?
De improviso, una nueva
voz intervino:
-Aquí estoy, ¿me
buscabas?
Anna y Sebaury se dieron
la vuelta y contemplaron algo que jamas debía ser contemplado por el
ojo humano, una inenarrabale visión capaz de socabar los muros de la
cordura del ser más estable y equilibrado: Summanus ataviado con un
disfraz de Elvis consistenten en un mono amarillo y una peluca con un
desorbitado tupé. Ciertamente era el Rey de Amarillo, pero el Rey
del Rock...
-¿Qué pasa? ¿Por qué
esas caras tan largas? Es que esta noche hay fiesta universitaria de
bienvenida y es temática con disfraces de grandes del Rock.
Mientras Sebaury trataba
de contener a Anna para que no cometiera un dinosauricidio, vieron
algo que sólo podía describirse como desconcertantemente mayor que
el espectaculo del administrador ataviado de Elvis: de uno de los
ascensores salió Welcome disfrazada de Freddie Mercury. Ciertamente
la chica no había tardado mucho en cambiarse, ya que había dejado a
Anna cerca de la residencia y tan sólo había tenido que cambiarse
la camiseta y ponerse la peluca y el bigote. Pero era desconcertante
ver un Freddie Mercury con cuerpo de mujer.
-Welcome strangers. Veo
que ya habeis visto el disfraz de Summanus. Pensamos ir en pareja, ya
sabeis, el rey la reina del rock.
El desconcierto, la
sorpresa y lo absurdo de la situación lograron superar a la furia de
Anna, lo cual no fue fácil. Pero había llegado el momento de poner
las cosas en orden:
-Bueno, dejémonos de
tonterías por un rato. Estamos buscando a la entidad conocida como
El Rey de Amarillo. Sabemos que anda por la Miskatonic o sus
alrededores, y tenemos que dar con el antes de que se organice un
nuevo caos.
Ante las palabras de
Anna, todos se pusieron firmes. Con ella al mando, se organizaron
para recorrer el campus en buscas del desaparecido monarca. Aunque
podían haberse dispersado, consideraron mejor ir juntos para
contener cualquier efecto secundario que pudiera dejar a su paso. Por
ello, se pusieron en marcha cuanto antes. Eran un curioso grupo: el
profesor, la jefa Pickman, Unglaublich (al que hicieron adoptar
aspecto humanio para no llamar mucho la atención y le pusieron unas
ropas encima) y Summanus y Welcome disfrazados.
Siguiendo un plan
metódico, se alejaron del edificio de la Fundación Wilmarth (eran
capaces de, si se encontraban al Rey, ponerle una bomba), y se
encaminaron directamente a la Facultad de Arte. Allí siempre había
clases en marcha, bien oficiales, bien organizadas por profesores en
su tiempo libre o por hermandades y asociaciones de estudiantes.
Aunque a veces estas sesiones eran la excusa perfecta para ver a los
hombres y mujeres más atractivo/as del campus y de la ciudad posando
desnudo/as (Welcome había hecho de modelo varias veces), también
tenían su valor artístico (principalmente cuando no había
desnudos). En aquel momento había en desarrollo varios talleres de
pintura y escultura, de los cuales, uno de ellos si que era un posado
desnudo, con una joven particularmente guapa que llevaba poco en la
ciudad. Cuando el grupo entró, el profesor que dirigía el taller
parecía molesto por la intrusión, hasta que Anna y Sebaury
comenzaron a hablar con él. Mientras tanto, Welcome, Summanus y
Unglaublich comenzaron a revisar los cuadros que estaban pintando los
alumnos. No hacía falta ser un experto para averiguar cuales eran
los que simplemente se habían apuntado para, simplemente disfrutar
del desnudo, pero había una pauta general. En algún momento, los
colores se habían tornado enfermizos, como si la modelo, que estaba
perfecta y esculturalmente sana, tuviera algún tipo de mal que se
reflejara en un tono anómalo de la piel. Aquello era todo lo que
necesitaban para confirmar que el Rey había pasado por la zona.
Mientras Summanus le informaba de esto a los Pickman, Welcome se
aproximo a la modelo, mirandola con gesto seductor y le guiñó un
ojo mientras le susurraba:
-Welcome stranger, soy
Evangeline. Buscame en La Llave y la Puerta, allí me conocen.
Sin tiempo a poder ver el
resultado de su propuesta, Welcome fue arrastrada por Unglaublich, ya
que con la confirmación de los cuadros y la charla que habían
tenido con el profesor de arte ya sabían todo lo que necesitaban.
Mientras salían, se pudieron escuchar comentarios del tipo:
-¡Ya has ligado, chica!
-¡Te llevas a la mejor!
-¡No pierdas la
oportunidad!
Mientras Welcome sonreía
con picardía, el grupo cruzó la Facultad siguiendo nuevas pistas:
cuadros que a medio pintar se estropeaban, gente que de improviso se
ponía una corona de latón y afirmaba ser un siervo del Rey, etc.
Incluso llegaron a ver una pintada en una pared de un extraño signo,
que no era árabe ni chino, pues se trataba del Signo Amarillo.
Summanus tomó nota y avisó por el móvil a Araknek, pues era mejor
que lo limpiara la araña, que sería inmune a su influencia.
Como en una estrafalaria
road movie intrauniversitaria, el curioso grupo siguió las pistas
del desparecido Rey hasta que, finalmente, estas les condujeron del
Departamento de Artes Plásticas hasta la Biblioteca de la
Universidad.
Un desconcertado ayudante
de bibliotecario les guió hasta la sala de la colección especial,
donde, sentado tranquilamente y leyendo “El Rey de Amarillo”, se
encontraba el Rey de Amarillo.
Finalmente, tras un
desquiciado tour, habían dado con el objetivo de su búsqueda. Ya
más tranquilo, Seabury despidió a los demás, pidiéndole a
Unglaublich que le trajera de su despacho los libros, libreta de
notas y bolígrafo que tenía preparados para esa entrevista en
particular. Mientras, usaría su movil para grabar la conversación.
Y con el orden
restablecido a la habitual situación de caos controlado, Anna se
retiró para continuar con sus quehaceres, Unglaublich partió a
cumplir el encargo realizado, Summanus y Welcome fueron a acabar de
preparar las cosas para la fiesta de esa noche y el profesor Seabury
Pickman obtuvo el material que necesitaba para su monografía.
Mientras tanto, Araknek limpió las pintadas que aparecieron el Signo
Amarillo, y, más tarde, ese mismo día, una joven modelo de desnudo
se acercó a La Llave y la Puerta, intrigada y llena de curiosidad
por esa descarada, alocada y sorprendete Evangeline. Así, una vez
más, Arkham se ha visto cerca del Horizonte de Sucesos, el borde del
abismo, el límite del Caos, a punto de caer en la locura más
absoluta y ha sido rescatada por un grupo de jóvenes entrometidos
(sin furgoneta y sin perro), dispuestos a hacer cuanto sea necesario
(y si ligan por el camino mejor) para que la Universidad Miskatonic,
la ciudad de Arkham y el mundo tengan un día más de existencia.
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