miércoles, 18 de marzo de 2015

Thunder-verse (parte 5): La reunión de los dioses

Dicen extraños libros de sabiduría perdida que, cuando los señores de distintos panteones se reúnen en un mismo lugar, es porque alguien la ha cagado tremendamente. Son libros escritos por dementes autores, seguramente inspirados por algún tipo de hierba narcótica, pero cualquier lector atento debería hacer por seguir sus advertencias, pues la locura no es más que la visión de cosas que están más allá de la cordura.

Brontes no había leído ninguno de esos libros, ni falta que hacía. Él sabía perfectamente que, si había dioses de distintos panteones en una misma habitación, se podía deber a tres razones: Alguien ha cerrado el negocio y se acaba el universo, se va a celebrar una tremenda fiesta llena de excesos etílicos y desmadres dignos de los más  altos altares, y alguien la ha cagado tremendamente... curiosamente podían darse las tres razones a la vez, pero esa era otra cuestión. La verdad es que esa ocasión podía ser cualquiera de ellas, aunque dudaba mucho que fuera a celebrarse una fiesta. 

Ante Brontes había un nutrido grupo de seres que pudo reconocer. Thor de los truenos, tendido en el suelo intentando levantarse como podía; un oni de la mitología japonesa llamado Raijin, que miraba con desaprobación a la pareja de dioses que tenía a su lado; Zeus estaba a la derecha del oni haciendo lo que mejor se le daba, y esto lo hacía con una diosa africana que, en estos momentos, Brontes no reconocía; al lado de estos dos, Brontes podía ver al dios eslavo Perun, que miraba a su alrededor con fiereza y el deleite que siente un dios ante un desafío; los restantes eran desconocidos también para Brontes, un individuo de ropajes oscuros que parecía un vampiro...o un tipo muy pálido, y lo que parecía ser un oso... Brontes no sabía que hubiera ningún dios oso de las tormentas o los truenos y rayos, pero a estas alturas ya no le sorprendía nada.

El que había reunido a tan dispar grupo se encontraba apartado unos metros, observando a todos con una mirada de interés. Karakal de los Grandes, un dios de los territorios que hay más allá de los sueños. Pasados unos breves momentos se dirigió al resto de dioses.

-¡Escuchadme, dioses de las tormentas! Os he reunido porque corremos un grave peligro... -De pronto Karakal cortó su discurso y se quedó mirando en una dirección. Brontes miró a dónde iban los ojos del dios y se encontró con lo que le había interrumpido: Zeus y su compañera seguían a lo suyo sin hacer caso al dios de Las Tierras del Sueño-. ¡Eh! ¡EH! ¡VOSOTROS DOS!

A la vista de que la pareja de dioses seguían a lo suyo, Karakal se enfureció, todo su ser pasó a un color azulado, como si se tratara de un brillo de neón, y alzó los poderosos brazos, de los cuales surgían destellos y pequeñas corrientes eléctricas. Al alzar los brazos Karakal, Zeus y su compañera recibieron una fuerte descarga eléctrica que los dejó en shock  durante unos instantes, lo suficiente para que dejaran de hacer lo suyo y prestaran atención de una vez.

-¡¿Pero qué te crees que haces, insensato?! -exclamó Zeus.

-¡¿Cómo osas interrumpir a N'Kari, diosa de las tormentas y de la pasión desatada cuando está practicando el zumba-zumba?! -dijo la diosa de ébano.

Brontes comprendió entonces cómo era posible que ambos hubieran seguido a lo suyo en una situación como esa. De todos era conocido que Zeus era el equivalente de Julio Iglesias de los dioses del Olimpo, pero la única razón para que una mujer, diosa o mortal, hubiera seguido practicando el sexo en una situación como en  la que estaban, es que se tratara de una diosa de la pasión descontrolada. De hecho, sabiendo que la mayoría de los dioses de las tormentas eran de nervios desatados y bastante temperamentales, esa reunión podía acabar bastante mal.

-Os he interrumpido porque estamos en una situación de grave emergencia y vosotros parecíais perritos en celo en vez de poderosos dioses... y ahora escuchadme todos. Alguien ha perturbado las energías que rigen el orden en el universo y ha construido un arma peligrosa para todo lo que significamos. Siguiendo un arcano ritual, se ha fabricado la Cortatormentas, una espada que puede subyugar el trueno y el rayo... ¡y puede destruirnos! Esta espada ha sido moldeada con el poder y la única intención de acabar con los dioses de las tormentas, los rayos y la energía eléctrica. Alguien quiere acabar con todos nosotros, destruir a los dioses de la tormenta de cada panteón con algún oscuro propósito y debemos descubrir quién es y detenerlo antes de que sea demasiado tarde.

Durante unos momentos hubo silencio en la sala. Los dioses se miraron los unos a los otros y al lugar en el que se encontraban.

-¿Y cómo hemos acabado aquí? ¿Quién nos ha traído? -preguntó Brontes.

-Deduzco que nuestro enemigo intentó convocaros ante su presencia para acabar con vosotros, pero algo debió salir mal, lo que he aprovechado para rastrearos por todas Las Tierras del Sueño. Pero no he  conseguido traer a todos. Mientras hablamos, otros dioses pueden estar cayendo bajo el filo de la Cortatormentas. No os preocupéis, porque aquí estamos a salvo, este es un lugar sagrado al que sólo pueden acceder los Dioses de la Tierra y aquellos a los que estos invitan a entrar. Nos encontramos en Kadath, hogar de los dioses de Las Tierras del Sueño.

-Espera, espera, espera, espera... porque yo creo que sé quién es nuestro enemigo. Sólo alguien es capaz de semejante intriga siniestra, y no es otro que NYARLATHOTEP, ese cretino ya me lió una vez y no me extrañaría que lo haya hecho de nuevo, y si él es el culpable, aquí no estamos a salvo, porque puede entrar y lo sabes.

En ese momento, Thor se levantó del suelo, tambaleante y se plantó en el centro de la sala.

-Yo no le tengo miedo a naaaadie... ¿dónde está ese villano? Que le meto un sopapo que se va a enterar. Thor de los truenos no le teme a nada ni a nadie, ni siquiera al cobrador del frac.

-Yo detendrrrré a ese enemigo antes de que pueda encontrrrarrrnos, pues no hay quien pueda con la fuerrrrza del poderoso Perun...

-De eso nada -le interrumpió Thor -, el que va a hinchar a palos al malo soy yo.

-¿Te crrrrees más fuerrrrte que el poderoso Perun? Mis brrrrrazos de acero y mis músculos dignos de un rrrrrelato de Robert E. Howard aplastarán a ese bellaco antes de que llegues a tocarrrrlo...

-Ya, ya, ya... basta de tanta testosterona, que os rezuma por las orejas -dijo el individuo que parecía un vampiro interrumpiendo a los dos pendencieros dioses -. Yo, Summanus, recomiendo que organicemos un plan. Una buena estrategia es fundamental antes de un ataque.

-¿Summanus? -preguntó el oni -Yo conocí a un Summanus, me lo presentó un bardo excéntrico llamado Lumley, y la verdad es que te pareces mucho...

-Yo no soy ese.

-Yo también conozco a un Summanus -dijo Brontes -, pero no te pareces en nada.

-Tampoco soy ese.

-¿Y este quién es? -preguntó Zeus refiriéndose al oso que los miraba con expresión dubitativa -¿el dios de las tormentas de los osos?

-¡No! -exclamó Perun -Se trata de Misha, el feroz oso de las estepas rrrusas... aunque me lo he encontrrrrado en Las Tierras del Sueño, pero da igual, es de las estepas rrrrusas.

Karakal llamó la atención de los dioses con las manos y estos se giraron hacia él.

-Sugieron que sigamos el consejo de Summanus. Tracemos un plan antes de que...

Sin poder acabar su discurso, Karakal se giró sorprendido al sentir un peligro a sus espaldas. Los dioses del trueno y la tormenta miraron en la dirección en la que se volvía el dios de los rayos y vieron allí un gran resplandor que surgía de una extraña fuente de luz que se estaba abriendo en el aire.

-¿Qué es eso? Creo que debo dejar de beber un rato -dijo Thor.

-Es... ¡es un portal! ¡Pero es imposible! ¡Nadie puede entrar aquí! ¡¿Cómo nos han encontrado?! -exclamó Karakal.

-¡¡¡Oh!!! ¡Inminente combate! ¡Que los barrrrdos canten nuestrrrras prrroezas, pues hoy derrrotaremos a nuestrro enemigo -Exclamó Perun -. ¡Misha! Ven a mi, y cabalguemos a la glorrria!

-Noooo, no, no, no -dijo Thor -. Yo venceré al enemigo.

Y ante la mirada del resto de los dioses del trueno y las tormentas, Thor y Perun se lanzaron hacia lo que surgía del portal.

¡¡¡TOMA CLIFFHANGER!!!

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