Un tie-in de Thunder-verse
Era un plan genial, no había ninguna razón para pensar que podía salir algo mal. O al menos eso era lo que no hacía más que decirse constantemente, como si fuera un mantra o un disco editado en los años '20 y reproducido cientos de veces, el enigmático doctor (aunque nadie sabe de dónde ha sacado exactamente el título, algunos hablan de un curso online impartido por un tal Doctor Nick Riviera) Vinnie West, aprendiz de médico y resucitador de los fenecidos en sus ratos libres (los suyos, no los de los fenecidos).
Era un plan genial, no había ninguna razón para pensar que podía salir algo mal. O al menos eso era lo que no hacía más que decirse constantemente, como si fuera un mantra o un disco editado en los años '20 y reproducido cientos de veces, el enigmático doctor (aunque nadie sabe de dónde ha sacado exactamente el título, algunos hablan de un curso online impartido por un tal Doctor Nick Riviera) Vinnie West, aprendiz de médico y resucitador de los fenecidos en sus ratos libres (los suyos, no los de los fenecidos).
Harto de intentar
conseguir tal hazaña con los métodos de su conocido y no lo
suficientemente respetado antepasado Herbert West, Vinnie decidió
intentarlo de otra forma. Contactó con una empresa llamada Umbrella
Inc. y negoció para conseguir uno de sus productos, pero cuando le
llegó el paquete, aquello eran paraguas, tan sólo inútiles
paraguas. No podía entenderlo, él conocía esa empresa de unos
libros de divulgación de un tal S. D. Perry y sabía que se
dedicaban a la resurreción de los muertos. Claramente no querían
compartir sus logros, ellos se lo perdían. Después del fracaso con
Umbrella Inc., Vinnie intentó despertar cadáveres con otros métodos
científicos como soltarles guantazos con la esperanza de que se
levantaran cabreados y le devolvieran la paliza, o con el método
basado en la Ley Universal de No Hay Huevos (que, básicamente, dice
que si a alguien le dices que no hay huevos a hacer algo, esta
persona se siente, invariablemente, obligada a realizar tal acción),
pero por mucho que le gritaba a los muertos que no había huevos a
resucitar, estos no le hacían ningún caso. Rendido, Vinnie estuvo a
punto de abandonar, hasta que conoció a la persona que le devolvió
la esperanza.
Marty Eye Gore,
estudiante de la universidad Miskatonic, sabía de las
investigaciones de Vinnie, y fue hasta él con una nueva idea. Sabía
que podía devolverse la vida a un cadáver reciente mediante la
electricidad gracias a las investigaciones de un doctor del siglo XIX
que acabó sin poder demostrar ante sus iguales su descubrimiento
debido a dios sabe qué razones. Marty también se había fijado en
un tipo que llevaba unos días rondando los bares de Arkham, un tipo
que, después de unas cuantas cervezas, afirmaba poder convocar los
rayos. No hizo falta explicar mucho más a Vinnie para que éste
supiera cual era su nuevo objetivo.
-¿Entonces por dónde me
has dicho que se iba a la fraternidad de las bellas mujeres?
-preguntó el robusto nórdico.
-Por aquí, señor
Odinson, usted confíe en mi, conozco el camino -le respondió Eye
Gore guiando al incauto hacia el laboratorio secreto de Vinnie
West (oculto por un cartel en el que se leía Carnicería West...).
-¿Y me has dicho que
allí hay cerveza?
-Mucha, muchíííísima
cerveza, y jóvenes universitarias necesitadas de amor y de fuertes
músculos como los suyos.
-¡Por Odin que esas
jóvenes damas no tendrán que esperar más por la llegada de su
salvador!
Eye Gore miró a un lado
y a otro, como si alguien fuera a verle a esas horas de la noche
entrando en una carnicería (lo cual despertaría sospechas), y al no
ver moros en la costa, dio varios golpes en la puerta. Esta se abrió
mostrando a Vinnie West vestido para la ocasión, con su bata de
médico y unas gafas de protección que evitarían que la luz
provocada por la electricidad le dañara los ojos.
-Pasad, rápido -les
dijo, claramente nervioso.
Eye Gore entró seguido
del nórdico que, desconcertado, miraba a su alrededor. Aquello no
parecía una residencia de jóvenes damas, todo estaba iluminado por
unos focos que apuntaban a una mesa que estaba en el centro de la
sala a la que habían entrado, donde había algo cubierto por una
sábana. De lo que había debajo de la sábana salían una serie de
cables que terminaban en un extraño aparato, y de este volvían a
salir unos cables que subían por la pared. No había jovencitas, y
empezaba a dudar que hubiera cerveza.
-¡¡Pequeño rufián, me
has engañado!! -gritó el nórdico -Como no vea un barril de cerveza
ahora mismo aquí, y un par de jovencitas necesitadas de amor,
conocerás mi ira...
-Tranquilo, señor
Odinson, por eso no hay problema -le dijo Eye Gore con una sonrisa.
Se dirigió hacia una puerta que había al fondo de la sala y el
nórdico le siguió con la mirada. Un momento después, Eye gore
volvió con una carretilla en la que traía un bidón de cerveza -.
Primero la cerveza... después las jovencitas.
Una gigantesca sonrisa
apareció en el rostro del nórdico, que se lanzó sobre el bidón.
Varios minutos después, éste estaba tirado por el suelo,
completamente vacío, y el nórdico estaba sentado en el suelo y
cantando a voz en grito algo en noruego... o sueco, o vete a saber.
Eye Gore y Vinnie West lo miraban con una sonrisa complacida. Todo
iba sobre ruedas.
-Ahora, señor Odinson,
nos gustaría que nos deleitara con un rayo -le sugirió Eye Gore.
-Uffff... ahora mismo no
tengo ganas -farfulló el nórdico.
-Pero nos gustaría ver
un rayo.
-Y a mi me gustaría
echarme una siessssta.
Vinnie y Eye Gore se
miraron de reojo. Parecía que no estaba por la labor.
-No te preocupes, déjame
a mi, hay un método científico que solucionará esto -dijo Vinnie.
Se acercó al nórdico y le gritó: -¡No hay huevos a provocar un
rayo!
-¿Que no hay huevos?
¡¿Que no hay huevos?! ¡¡¡¡¿QUE NO HAY HUEVOS?!!!!
El nórdico se levantó y
gritó alzando el puño. En los cielos de Arkham se pudo escuchar un
tremendo trueno y un poderoso rayo cayó... justamente en el
pararrayos que había en lo alto del edificio, el cual estaba
enganchado a un aparaatito, del que surgían unos cables que bajaban
y bajaban...
La energía eléctrica
llegó hasta la máquina que había en el laboratorio, y esta la
redirigió hacia lo que había debajo de la sábana, que empezó a
tambalearse y a dar saltos como un pez fuera del agua. Vinnie West,
al ver esto, empezó a reirse y después a carcajearse.
-¡ESTA VIVO! ¡ESTA
VIVOOOOOOO!
Y la tormenta se desató
sobre Arkham.
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